Las infames listas de Estados Unidos (IV)
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
El 30 de abril de 2014, Estados Unidos volvió a calificar injustamente a Cuba como país patrocinador del terrorismo, mientras que Irak, Corea del Norte y Libia dejaron de tener ese estatus. Al escogido grupo según los calificadores norteamericanos pertenecen Irán, Sudán y Siria.
Uno de los manidos pretextos es sindicar al país como refugio a fugitivos buscados en Estados Unidos y además reconoció que la Isla “relajó” sus “lazos” con el grupo vasco ETA y que no proporciona armas ni entrenamiento paramilitar a grupos terroristas. El tema de los buenos oficios utilizados por Cuba para solucionar un conflicto que afectaba a España y Panamá en 1985, con la anuencia y respaldo de todas las partes involucradas y regulada por un conjunto de requisitos para la entrada y permanencia de los miembros de ETA en el territorio cubano. Este pretexto no tiene asidero legal ni jurídico y es falaz.
Otro pretexto risible y mantenido por el Departamento de Estado para enlistar a Cuba es la negociación de paz que se sostiene entre el gobierno de Colombia y fuerzas insurgentes en ese país, donde Cuba es garante y ofrece su territorio junto a Noruega y el respaldo de la ONU como sede neutral de los diálogos constructivos, que en septiembre de 2014 continuaban con éxito y perspectivas edificantes. Sobre esta noble, solidaria y humanitaria gestión de Cuba, los certificadores norteamericanos expresan: “Ha dado refugio a miembros de ETA o guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace años”, si bien reconoce su papel mediador en el proceso de paz colombiano. El 30 de noviembre de 2021, la administración estadounidense revocó la designación de esa organización como terrorista extranjera.
El comentario es contradictorio en sí mismo, lo cual le otorga al argumento poca credibilidad. Esta realidad es avalada por sus propios comentarios en el informe: “Han continuado los informes que indican que los lazos de Cuba con ETA se han vuelto más distantes, y que alrededor de ocho de las dos docenas de miembros de ETA en Cuba cambiaron de localización con la cooperación del Gobierno español”. Estados Unidos reconoce que, “a lo largo de 2013, el Gobierno de Cuba apoyó y albergó las negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia destinadas a forjar un proceso de paz entre ambos” y que: “El Gobierno de Cuba ha facilitado el viaje de representantes de las FARC a Cuba para participar en estas negociaciones, en coordinación con representantes de los Gobiernos de Colombia, Venezuela y Noruega, así como la Cruz Roja”. Las negociaciones con asistencia de la diplomacia cubana continuaron hasta firmarse los acuerdos de paz de gran trascendencia para alcanzar la añorada estabilidad en Colombia, tras décadas de enfrentamientos.
Lo más sugerente es el aval que otorga la administración de Barack Obama al Gobierno de Cuba al afirmar: “No hay indicaciones de que el Gobierno de Cuba proporcionara armas o entrenamiento paramilitar a grupos terroristas”, como señalaron también los informes de los dos últimos años.
Para poder asir a la Isla a la engañosa lista el Departamento de Estado asegura que el Gobierno cubano “siguió proporcionando refugio a fugitivos buscados por Estados Unidos y les dio apoyo al facilitarles un techo, alimentos, libros y cuidados médicos”.
La inclusión de Cuba en la lista mereció en enero de 2014 la condena de todos los países de Latinoamérica y el Caribe, que expresaron su rechazo a esa medida en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en La Habana.
Se reiteró la tendencia de que ninguna organización extremista de origen cubano radicada en Estados Unidos, aparece en esa extensa lista. Esta infame inclusión es un subterfugio para aplicar sanciones económicas y perpetuar el bloqueo sobre bases espurias.
Hay otra arista oculta en estas designaciones, que no figura en informes y cada día avanza más, se refiere a las publicaciones de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, sobre la llamada geoingeniería y en la lista de patrocinadores del informe se encontraba la “comunidad de inteligencia de Estados Unido.”, incluida la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) y el Departamento de Energía de Estados Unidos.
La Guerra Meteorológica es una permanente prioridad del Departamento de Defensa. En un informe conocido como AF 2025, de mayo de 1996, se planteó entre otros aspectos que la modificación del clima es parte de la Seguridad Nacional, puede hacerse unilateralmente, puede tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso utilizarse con fines de disuasión. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o modificar el clima espacial y la producción de un clima artificial son parte de un conjunto integrado de tecnologías que pueden proporcionar un aumento sustancial de la capacidad militar de los Estados Unidos.
América Latina y el Caribe en particular, se han visto cada vez más afectada por fenómenos meteorológicos extremos. En algunas regiones las sequías han afectado la agricultura, en otras, las lluvias han causado inundaciones. Es decir por exceso o escasez de agua. Trece sucesos orientados hacia el Caribe, se han originado hasta septiembre de 2023 en la región, uno de ellos, Idalia, impactó severamente a Florida, después de afectar a México y Cuba.
En los últimos 10 años, como mínimo, se ha agudizado esta situación y se han hecho más frecuentes esas “casualidades”. Fuentes citadas por Telesur y otras agencias informativas señalan que entre 2009 -2013 suman más de 3200 muertos y heridos; enormes pérdidas en viviendas y otras infraestructuras. Los países más afectados en ese período fueron Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Méjico y Nicaragua,
Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, las emergencias causaron grandes catástrofes humanitarias, muchas veces poco mediatizadas y consecuentemente “invisibles”, el 86 por ciento de ellas fueron por desastres locales
Estas informaciones motivan una alta preocupación pues prácticamente es una alarma que no se ha detenido. Hay ciertas “coincidencias” que no se pueden pasar por alto. En los casos de Argentina, Brasil, Bolivia, y Nicaragua, ocurrieron tales fenómenos atmosféricos cuando en ellos la presidencia era ocupada por un jefe de gobierno de tendencia socialista o progresista.
Por ejemplo, Brasil, estuvo fuertemente afectado desde 2009 bajo la presidencia de Luis Ignacio Lula da Silva (2003-2011) y Dilma Roussef (2011 -2016). Bolivia, con Evo Morales como presidente, también fue blanco de los “fenómenos meteorológicos”. En Venezuela, los deslaves, ocasionados por las intensas lluvias han causado pérdidas millonarias.
“Curiosamente” Argentina y Brasil, desde que estuvieron regidos por gobernantes neoliberales no sufrieron igual situación meteorológica, pareciera que la naturaleza se orienta según la tendencia política, lo cual sugiere una manipulación exógena.
En una detallada información del ya citado Centro de Investigaciones Global, Michael Chodussovsky, su director, denuncio que varios países calificados como “Estados Delincuentes” por las administraciones estadounidenses, han sufrido situaciones adversas inusuales. En su imputación plantea que las desacostumbradas ocurrencias de cambios en el clima en Estados Unidos y Europa Occidental se han documentado ampliamente, sin embargo, lo que los medios noticiosos no han subrayado es que han ocurrido cambios climáticos inusuales y dramáticos en los últimos años en países identificados como posibles objetivos, bajo la doctrina de Guerra Preventiva de la Administración de los Estados Unidos.
En el propio informe, se plantea que patrones climatológicos en Cuba y la República Popular Democrática de Corea del Norte, por ejemplo, han estado marcados desde mediados de la década de 1990 por una sucesión de sequías, seguidas de inundaciones. Se constató que en 1998 las precipitaciones en el este de Cuba estaban en su nivel más bajo desde 1941, intensa sequía que depauperó sus suelos y daño sus resultados agrícolas, así como el daño a su población por desabastecimiento del líquido vital.
En Irak, Irán y Siria, en 1999 se produjo una sequía devastadora. En Afganistán, cuatro años de sequía en los años previos a la invasión encabezada por Estados Unidos en 2001 conllevaron a la destrucción de la economía campesina. Coincidentemente en países designados como patrocinadores del terrorismo como Cuba.
Un equipo de las Naciones Unidas estimó, en un informe confeccionado en el 2004, que 539.000 personas, (280.000 de ellas agricultores), se vieron directamente afectadas por la menor disponibilidad de alimentos o la reducción de los ingresos por las pérdidas de producción. En el referido informe se aduce que en el 2003, una fuerte sequía golpeó la parte occidental de Cuba. Y que en 2004 entre mayo y junio, el país se vio afectado por una de las peores sequías en su historia:
El exvicepresidente de los Estados Unidos y ex candidato a la presidencia de ese país en las elecciones del 2000, Al Gore, perdió frente a su opositor republicano George Bush Jr. En esa ocasión este último gano con 50, 456,002 votos populares, es decir con 543 menos que Al Gore quien en el 2006 dio a conocer un documental titulado Una verdad Incómoda, donde hacía un llamado a emprender un camino de búsqueda de energías limpias para evitar la destrucción del planeta. La realidad está dentro, pero no se conoce.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.