Internacionales

La contra en Miami riñe por la visita de empresas privadas de Cuba (V y final)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

En el año 2004 la USAID incrementó los fondos dirigidos a las organizaciones anticubanas, en particular para el Directorio Democrático Cubano,  que en ese año recibió más de un millón de dólares, así como nuevas y actualizadas misiones como la “democratización” de Cuba, que se generaron a  partir de la  creación  en Estados Unidos de la llamada “Comisión para la transición de Cuba”. Entonces, la línea de acción otorgada a este grupo contrarrevolucionario como prioridad fue la “desobediencia civil”.

El proceder del DDC, reúne todas las características de grupos similares concebidos por entidades especializadas norteamericanas dedicadas a la subversión, que con sus matices se orientan a la desestabilización de gobiernos que no son afines a los intereses de Estados Unidos.

Su  limitada membresía;  su  carácter elitista;  el hecho de que la parte ejecutiva sólo la desarrolle su núcleo directivo: por los ilimitados recursos disponibles que son canalizados por entidades gubernamentales de Estados Unidos; por la forma profesional de actuar; la selección de los países y situaciones donde influir; el  desarrollar sus misiones fuera del territorio norteamericano, y los antecedentes de sus principales directivos, conforman un perfil que la tipifica para constituir una entidad ejecutiva de los servicios estadounidenses de espionaje. Su objetivo permanente es derrocar a la Revolución por cualquier medio, para ello promueve los titulados “golpes blandos”, que comienza y terminan en violencia.

Uno de los más emprendedores binomios subversivos lo forman Gutiérrez Boronat y su esposa Janisset Rivero, también directiva del DDC. Gutiérrez Boronat, quien se ha formado un meteórico historial, que va desde un frenético terrorista, pasando por la travestida imagen de un converso pacifista, hasta la de un “desobediente civil” de una época, ha mutado acorde con las indicaciones que recibe.

Una reseña lo enmarca en las ya mencionadas Abdala, Frente de Liberación Nacional Cubano, Organización para la Liberación de Cuba, la secta Jóvenes de la Estrella, todas de un violento accionar terrorista. Fue corresponsal del Buró de Miami de TV Martí; y trabajó como traductor y editor de noticias latinoamericanas en el diario The Miami Herald. En 1989, fungía como uno de los principales activistas de la denominada Juventud Demócrata Cristiana Cubana, con sede en Miami. En representación de dicha organización contrarrevolucionaria participó en un evento juvenil anticubano sobre Derechos Humanos celebrado en París, Francia, en agosto de ese propio año. Allí presentó un informe sobre supuestas violaciones de esos derechos en Cuba, elaborado por el Centro de Derechos Humanos de Miami.

Fue Presidente de la Federación de Estudiantes Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, fundador de la organización contrarrevolucionaria Jóvenes Cubanos Libres y uno de los organizadores del llamado Congreso Internacional de Jóvenes Cubanos por una Cuba Libre, realizado en 1990 y de donde dice haber surgido el DDC.

En julio de 1994, organizó en Miami el seminario Cuba, el Caribe y América Latina: Juventud, Integración y Democracia para el siglo XXI, en el que participaron delegaciones de varios países de la región e Italia. Todos estos eventos tienen el sello indeleble del financiamiento y patrocinio gubernamental norteamericano.

Fue uno de los principales promotores de la denominada Operación Boitel, proyecto que ejecutó el DDC en 1994, para crear Comités de Solidaridad con la contrarrevolución interna en Cuba. El nombre lo tomó de Pedro Luis Boitel, un preso contrarrevolucionario, que inspiró a los terroristas que adoptaron su nombre en 1978 al crear los Comandos Pedro Luis Boitel, dirigidos por Orlando Bosch Ávila desde la cárcel en Venezuela para agredir a los intereses de ese país y México.

Junto a Ana Carbonell, entonces jefa de la oficina en Miami del Congresista Lincoln Díaz-Balart, elaboró un reporte difamador sobre la supuesta vinculación de Cuba con los movimientos terroristas islámicos, que fue publicado  precisamente en septiembre del 2001, tras los trágicos y condenables actos de terror ocurridos en territorio norteamericano.

El manuscrito tendencioso formó parte de la aspiración de los contrarrevolucionarios en busca de la inclusión de Cuba entre los objetivos priorizados de Estados Unidos en su supuesta cruzada  contra el terrorismo, que ha llevado la guerra a varios países.

El DDC, quería una acción militar directa contra Cuba. Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, realizó actividades de cabildeo en Washington y se reunió con congresistas, tratando de persuadir a la Administración de George W. Bush, sobre  el supuesto papel de Cuba en la promoción del bio-terrorismo.

Al colocar Estados Unidos a Cuba en su lista de países patrocinadores de este flagelo, la califican de una amenaza para su Seguridad Nacional, por lo que la posibilidad de una incursión armada contra la Isla se hace más latente para alcanzar sus objetivos de derrocar la Revolución, sin importar las miles de víctimas civiles que podrían ocasionar.

El instigador inició entonces la búsqueda de un pretexto, que a entender del DDC, fuera suficiente para intervenir en Cuba. Incluso se sumó al coro de quienes clamaban: Irak ahora, Cuba después.

En los meses previos a los incidentes del 24 de febrero de 1996, como resultado de la sostenida campaña provocadora de la organización terrorista Hermanos al Rescate. En el mes de mayo de 1995, Juan Carlos Bermúdez, entonces  Secretario Nacional Adjunto del entonces DRDC, antecedente inmediato al actual DDC, intentó penetrar en territorio cubano a bordo de una aeronave de Hermanos al Rescate para ofrecer ayuda  al contrarrevolucionario Francisco Chaviano, quien se encontraba cumpliendo prisión en Cuba por sus actos ilegales.

Después en febrero de 1996, uno de los tripulantes fue Mario Manuel de la Peña, quien había sido colocado por el DDC en Hermanos al Rescate para entrenarse como piloto y participar en sus acciones. A raíz de estos hechos, el DDC se unió a HAR en la oleada de propaganda subversiva contra Cuba que desataron, orientados a obtener una respuesta militar de la Administración  estadounidense de turno contra Cuba.

De regreso a los excluidos en la atención a los empresarios residentes en Cuba, a la queja se sumó Gelet Fraguela, quien exhibió una lista de dueños de las nuevas empresas no estatales, creadas por “altos funcionarios del régimen, sus familiares o amigos”. El circo de denuncia se instaló en la carpa de los nostálgicos de la Brigada 2506 en Miami.

Los histéricos reclamantes aseguraron: “Esto no es de ahora, lleva décadas. Son empresas que se han posicionado aquí en Miami, y en otras ciudades y países; sus dueños han comprado propiedades de millones de dólares a través de entidades en paraísos fiscales, como Panamá o Canadá”.

No faltó la parte lúdica e histriónica, al señalar a Gerardo Hernández, Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, como dueño de una Mipyme, titulada “Cultiva un Pedacito”, que estaría diseminada por toda Cuba y que explota el trabajo esclavo de los afiliados.

Las denuncias se realizaron una semana después de que empresarios estadounidenses de origen cubano y algunas personas reconocidas en Miami sostuvieron un encuentro con empresario residentes en Cuba.

Entretanto, otro excluido, el terrorista Luis Manuel de la Caridad Zúñiga Rey, quien fue detenido y juzgado cuando desembarco en Cuba con armas y explosivos y al ser liberado se unió a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y después de su división se fue con los más beligerantes para crear el extremista Comité para la Libertad de Cuba, comentó que con las Mypimes, el régimen comunista de Cuba busca que abrir cuentas en bancos estadounidenses para luego solicitarles a esas entidades financieras el otorgamiento de créditos. “El propósito es que cuando les prohíban a los bancos otorgar esos créditos, los mismos bancos se conviertan en cabilderos contra la Ley de Embargo”, concluyó.

Por su parte, el director del medio en línea Yucabyte, Norge Rodríguez, aludió a otro grupo de Mypimes creadas en la Isla, que estarían manejadas por exfuncionarios del régimen para realizar trabajos a la dictadura, “como crearle páginas web”.

Entretanto, Silvia Iriondo, miembro del Secretariado de la ARC, pidió recopilar toda esa información presentada en la denuncia y elaborar un sumario que pueda presentarse en el Congreso de los Estados Unidos. “La opinión pública estadounidense no puede ser engañada con esta maniobra publicitaria del régimen comunista de Cuba”, apuntilló.

A su turno, en la función, apareció el también asalariado de la USAID, Jorge Luis García Pérez ‘Antúnez’, quien leyó una declaración de la ARC, en cuyo contexto se “rechaza” la reunión que recientemente sostuvieron cubanos residentes en Estados Unidos con el Presidente cubano. Como parte de su agenda en Nueva York, con motivo de la Asamblea General de la ONU, el Presidente sostuvo varios encuentros con empresarios.

En la proclama leída por el autodenominado ‘Antúnez’ se aseguró que “esos individuos no representan al exilio” y recordó que supuestamente el Mandatario “ordenó una guerra fratricida entre cubanos durante la rebelión popular masiva el 11 de julio”. Se sienten amenazados, al renegar incluso de sus demandas históricas, para que un sector privado tuviese espacio en la economía cubana. También visitas como esta, es amenazante para quienes han vivido y viven de la contrarrevolución, un acercamiento entre ambas partes del conflicto, aunque solo haya sido un acto de turismo exploratorio con fines comerciales.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: On Cuba.

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