No voten a Milei
Por Graciela Ramírez Cruz / Corresponsalía Resumen Latinoamericano-Cuba
Ana Silvia Fernández Careag es hija de Ana María Careaga, secuestrada a los 16 años por la dictadura cívico militar argentina. Su mamá tenía un embarazo de tres meses. Fue brutalmente torturada. Su abuela Esther Ballestrino de Careaga, salió a buscar a su hija y en esa búsqueda se encontró con otras madres que como ella buscaban a sus hijas e hijos. Fundaron la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Gracias a sus denuncias y movilización permanente logró que Ana María fuera liberada y a través del ACNUR se le diera el refugio en Suecia donde milagrosamente nació Ana Silvia a pesar de las torturas que ella también recibió desde el vientre de su madre.
Su abuela Esther, paraguaya, profesora, una mujer de altos valores éticos, morales y políticos decidió quedarse en Argentina y apoyar a las Madres a buscar a sus hijos detenidos-desaparecidos.
Meses después cuando Ana María llamó desde Suecia para anunciar a su familia el nacimiento de Anita Silvia, supo que su madre Esther también había sido secuestrada junto a otras madres y dos monjas francesas en la Iglesia de la Santa Cruz, en Buenos Aires, el 8 de diciembre de 1977.
Con 59 años fue torturada en la ESMA y arrojada viva junto a las otras madres y las monjas francesas desde los vuelos de la muerte. Sus cuerpos aparecieron 28 años después, en julio del 2005.
Habían sido arrojadas vivas tal como dice su nieta Ana Silvia en el metro (subterráneo) de Buenos Aires para recordar a los argentinos que el horror vivido hoy lo encarna el candidato Javier Milei.
Su testimonio directo a días de la segunda vuelta electoral es un llamado a la conciencia por el Nunca Más