Maten a los niños primero para que no venguen a sus padres (I)
Por José Luis Méndez Méndez / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano
“Hace un día espléndido, para matar palestinos”
Abdón, piloto israelí.
El 20 de noviembre es un día muy importante para la humanidad, se celebra el Día Universal del Niño, así como los aniversarios de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (1989). Están consagrados, en teoría entre otros, los derechos del niño a la prioridad, la identidad, a vivir en familia, a la igualdad sustantiva, a no ser discriminados, a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral y lo más importante su derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo.
Qué triste realidad la que viven los niños palestinos, masacrados por un genocidio que no apaga la sed de venganza de los agresores sionistas empeñados en desaparecer una nación, una cultura y una creencia por medio de una brutal limpieza étnica.
El principio sionista es matar con prioridad a los niños para que no venguen a sus padres, no es un método nuevo a lo largo de décadas de ocupación los agentes de policía en las fronteras israelíes arrestan al niño Ahmad Abu Sbitan, de once años, frente a su escuela en el este de Jerusalén. La policía lo acusó de arrojar piedras contra ellos.
Las fuerzas de seguridad sionistas hicieron uso de fuerza desmedida para arrestar a niños palestinos. Han estrangulado a niños, han lanzado granadas aturdidoras contra ellos, los han golpeado mientras estaban bajo custodia, los han amenazado e interrogado sin la presencia de sus padres o un abogado, y no han informado a sus padres sobre su paradero.
La organización Human Rights Watch entrevistó a cuatro menores, de diferentes suburbios de Jerusalén Oriental, y a una niña de y un niño de otras partes de Cisjordania, que habían sido arrestados por las fuerzas israelíes presuntamente por arrojar piedras durante incidentes separados que tuvieron lugar. Ellos y sus padres dieron testimonio sobre los abusos que sufrieron durante la detención y el interrogatorio, lo que causó dolor, miedo y ansiedad en los niños. Human Rights Watch vio las fotos y cicatrices en el cuerpo de uno de los menores, que concuerdan con el relato de los menores y el de sus padres; los testimonios de los niños también eran consistentes entre sí. Ahora, los masacran a mansalva, sin piedad, los soldados sionistas están obnubilados, cegados por el odio, inculcado por sus jefes.
“El maltrato de niños palestinos por parte de las fuerzas israelíes contradice su afirmación de respetar los derechos de los niños”, denunció Sarah Leah Whitson, directora de Oriente Medio y Norte de África. “Como el mayor donante militar de Israel, Estados Unidos debería presionar con fuerza para poner fin a estas prácticas abusivas e imponer reformas”. Se trataba solo de del empleo de la fuerza, ahora asesinan a los menores en hospitales.
En todos los casos que Human Rights Watch documentó, los niños y los padres dijeron a la organización que las autoridades israelíes no informaron a los padres sobre la detención de sus hijos y los cuestionaron sin permitirles hablar con un padre o un abogado antes del interrogatorio. En cinco de los casos, los menores dijeron que los interrogadores no permitieron que sus padres estuvieran presentes durante su interrogatorio o les dejaron entrar sólo cuando éste ya estaba terminando. Dos jóvenes de que firmaron confesiones escritas en hebreo, una lengua que no entienden, después de que los interrogadores los amenazaran. Un niño dijo que los soldados “le dieron puñetazos y patadas” y luego le dieron la confesión en hebreo para que la firmara.
Uno de ellos de once años, Rashid S., protestó que agentes de las fuerzas de la policía fronteriza de Israel lanzaron contra él una granada aturdidora (un artefacto explosivo no letal que produce una luz cegadora y un ruido muy fuerte que causa la pérdida de equilibrio) y le hicieron una llave de estrangulamiento cuando lo arrestaron por arrojar piedras en noviembre. Dijo que los oficiales le cubrieron la cabeza con una bolsa negra, lo amenazaron con palizas y le dieron patadas en la espinilla cuando se lo llevaron para ser interrogado. Durante el arresto, las fuerzas de la policía le arrancaron la chaqueta y la camisa, pero lo dejaron fuera durante aproximadamente una hora a pesar del frío. Human Rights Watch vio fotografías de cuando la policía lo arrestó y marcas en la pierna del chico consistentes con su testimonio. Para su protección, los nombres completos de Rashid y de otra persona entrevistada no fueron utilizados.
Dos de los menores a los que Human Rights Watch entrevistó dijeron que se orinaron por el miedo que pasaron durante la detención, y tres dijeron que después tuvieron pesadillas y dificultades para dormir. Los familiares de la niña y los de uno de los niños comentaron que no les permitieron visitarlos ni llamarlos durante su detención: 64 días en el caso de la niña y 110 en el del chico.
Otro joven de Jerusalén Oriental, Fares Shyukhi, dijo que agentes de la policía israelí lo cachearon desnudo, le dieron bofetadas y patadas, lo amenazaron y lo encarcelaron, bajo la sospecha de haber lanzado piedras y un cóctel molotov contra un asentamiento en su barrio. Más tarde fue liberado bajo arresto domiciliario indefinido, pero lo volvieron a encarcelar por no haber comparecido en una vista judicial, dijo su familia.
El joven Fares volvió al régimen de arresto domiciliario hasta que su abogado informara a la Corte de Magistrados de Jerusalén de que el niño había amenazado con suicidarse. A partir de entonces pasaron a permitirle salir de la casa seis horas a la semana acompañado de su madre. El juez levantó el arresto domiciliario, pero desde entonces los soldados israelíes lo han detenido otras dos veces, le reveló a Human Rights Watch, una vez de manera violenta alegando erróneamente que estaba violando su arresto domiciliario.
Agentes de la policía le hicieron a otro niño, Ahmad Abu Sbitan, una llave de estrangulamiento mientras lo arrestaban a las puertas de su escuela en otro barrio de Jerusalén Oriental, según el menor y fotografías del incidente. La policía detuvo al niño, Mohammed Khatib, mientras esperaba el autobús para volver a casa desde la escuela, a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Un policía “agarró la parte de atrás de mi chaqueta y me levantó del suelo; me estaba ahogando”, dijo el menor. Un policía le dijo al padre del niño que la policía estaba buscando a un sospechoso de haber tirado piedras que “llevaba una camisa azul”, el color del uniforme escolar del niño, dijo su padre. La policía interrogó al menor sin permitir que su padre estuviera presente y lo puso en libertad sin cargos ocho horas después.
El Artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que Israel ratificó en 1991, establece que los procedimientos judiciales deben tener en cuenta la edad de los acusados menores de edad y “la importancia de estimular su readaptación social”. La Convención sobre los Derechos del Niño, que Israel también ratificó en 1991, amplía este requisito e instruye a los Estados a garantizar que los niños “no estén obligados (…) a declararse culpables”. El Comité encargado de la interpretación de la convención ha declarado que esto incluye el derecho a solicitar la presencia de un padre o tutor durante el interrogatorio y que los jueces deben tener en cuenta la ausencia de un padre o un abogado durante los interrogatorios, así como otros factores, a la hora de evaluar la fiabilidad de las confesiones. Todos estos desmanes israelitas han palidecido ante el actual asesinato masivo de niños, infantes de pocos años y meses de nacidos.
La ley de menores de Israel y las órdenes militares aplicables en Cisjordania requieren que la policía informe a los padres sobre la detención de su hijo y que el menor consulte con un abogado antes del interrogatorio. La ley también da derecho a un padre a estar presente durante el interrogatorio del niño, excepto en los casos de presuntos “delitos de seguridad”, como lanzar piedras. Si bien esta ley de menores sólo es vinculante en Israel, según el ejército, en la práctica este requisito también se aplica en Cisjordania. Han violado sus propias leyes y los más elementales principios previstos en el Derecho Internacional Humanitario, letra muerta en esta injustificada violación de todo lo humano.
La referida Human Rights Watch presentó sus conclusiones preliminares, incluyendo los detalles de cinco de los casos individuales que investigó, a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y a la policía israelí. Las respuestas independientes de las FDI y el Ministerio de Justicia, que respondió en nombre de la policía, no abordaron las acusaciones específicas del uso de fuerza desmedida durante la detención y los malos tratos posteriores. En cambio, señalaron que los agentes de seguridad habían respetado la ley en todos los casos y que informaron a los menores sobre sus derechos.
Declararon que los interrogatorios de los niños palestinos se llevan a cabo en árabe y que, con frecuencia, son grabados, y que los documentos en hebreo son traducidos al árabe. Sus respuestas no abordaron en todos los casos la pregunta de si los agentes habían notificado a los padres el arresto de sus hijos. En su respuesta, las FDI dijeron que las violaciones del procedimiento son evaluadas seriamente y pueden dar lugar a que una confesión sea declarada inadmisible como prueba contra un acusado. El ejército israelí reconoció varios casos en que los niños fueron puestos en libertad debido a graves violaciones del proceso de interrogación.
Investigaciones de Human Rights Watch indican que las leyes existentes no bastan para proteger los derechos de los niños palestinos en manos de las IDF y la policía de Israel, y que los agentes a menudo cumplen con los requisitos y procedimientos legales de una manera que socava las salvaguardias que deben garantizar. Por ejemplo, a menudo graban los interrogatorios para evitar el uso de la violencia y las amenazas contra los menores, pero muchos de los niños entrevistados denunciaron haber sido golpeados o amenazados antes de su interrogatorio como un incentivo para “confesar”.
Además, varios niños aseguraron que fueron informados sobre su derecho a consultar con un abogado sólo inmediatamente antes de su interrogatorio, y que la policía o el ejército se negaron a retrasar el interrogatorio hasta la llegada del abogado. Los interrogadores utilizan el árabe cuando interrogan a los niños palestinos pero frecuentemente usan el hebreo para documentar las entrevistas: sólo 138 de los 440 interrogatorios que llevaron a cabo fueron documentados en árabe, según el ejército israelí.
Las confesiones obtenidas de menores de edad en violación de sus derechos se suman a la presión a la que son sometidos para cooperar en acuerdos con la fiscalía que resultan en su encarcelamiento con sentencias reducidas, dijo Human Rights Watch. Lo que acontece en la actualidad, solo hace multiplicar el terror que emplean los genocidas contra la población infantil palestina, que desde hace décadas conoce el proceder sionista amparado en la violencia.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: Reuters