EEUU extorsiona a empresas de viajes para frenar la emigración cubana creada por sus sanciones

30 de noviembre de 2023 Cuba en Resumen

Si la Casa Blanca quiere reducir la emigración cubana, solo tiene que dejar que la economía de Cuba se recupere. Pero el plan es otro. Su política de asfixia económica, en plena pandemia, desembocó en las protestas de julio de 2021 que, a su vez, demostraron que el bloqueo da resultado, porque genera descontento e, incluso, desesperación. Pero la esperada insurrección social en Cuba no se ha producido y, al igual que en anteriores crisis en la Isla, lo que se ha dado es un repunte migratorio inasumible por EEUU que, ahora, pretende atajarlo con sanciones a las empresas de viajes.

Varias empresas de viajes han anunciado que abandonan su programación de vuelos entre Cuba y Nicaragua, a pesar de que estos les dejaban millones de beneficio (1). Algo no cuadra según las reglas del libre mercado.

Y es que el principal ideólogo de este “libre mercado” -el Gobierno de EEUU- ha decidido demolerlo, una vez más. Sancionando y prohibiendo la entrada a su territorio a propietarios y ejecutivos de dichas compañías (2). ¿Para qué? Para tratar de impedir que cubanas y cubanos viajen a Nicaragua -país que no les exige visa y a donde, por tanto, llegan de forma legal-, y desde donde se encaminan, después, como migrantes, hacia los EEUU (3).

Recordemos que, desde hace tres años, se ha producido el mayor flujo migratorio desde Cuba hacia EEUU en décadas, tras la imposición de más de 200 nuevas “sanciones” contra la economía de la Isla, del bloqueo financiero total y de la aplicación íntegra de la llamada Ley Helms-Burton, lo que ha cerrado a la Isla las pocas vías de ingresos que tenía tras el cierre del turismo por la pandemia (4). Es decir, que la “explosión migratoria” cubana ha sido provocada por quienes, ahora, pretende frenarla mediante sus habituales métodos mafiosos.

¿Y qué papel tiene, en todo esto, la prensa occidental? El de acompañar y legitimar el relato de la Casa Blanca. Silenciando su responsabilidad en el fenómeno migratorio y, por tanto, en su solución o alivio. Y reproduciendo sus argumentos más cínicos: uno, que Washington lo que quiere, con estas sanciones, es “poner fin” a una “lucrativa industria migratoria” (6) y a una “práctica abusiva” para “proteger a los migrantes”, que tienen “numerosas vías seguras y legales (…) para emigrar” (7); dos, que “el régimen cubano coordinó con su par nicaragüense la relajación del requisito de visado” como una “válvula de escape” tras las “protestas” de 2021” (8); y tres, que es el Gobierno de La Habana el único culpable “del éxodo masivo” por la “ineficiencia” de su “régimen”.

Las preguntas son inevitables: si la culpa es la ineficiencia del sistema cubano, ¿por qué la Casa Blanca mantiene a Cuba en una “lista de países terroristas” que le impide comprar, transferir y comerciar con normalidad? (9); ¿por qué trata de golpear el turismo europeo a Cuba suprimiendo el mecanismo ESTA? (10); ¿por qué se mantiene la persecución a potenciales inversores en la Isla? (11); o ¿por qué siguen las prohibiciones al turismo estadounidense, que afectan principalmente al sector privado cubano (12)?

No leerán ninguna de estas preguntas -esenciales para entender la coyuntura que atraviesa Cuba, incluidas sus cifras de emigración- ni en entrevistas, ni en noticias, ni en reportajes, ni en editoriales de la gran prensa. Que, empleando un término del Derecho Penal, es el cooperador necesario del Gobierno de EEUU en el crimen de lesa humanidad que comete contra el pueblo cubano (13).