Internacionales

Israel y los maestros del caos y la muerte

Por Raúl Antonio Capote */ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

En estos días la humanidad contempla con horror la masacre israelí en Gaza, el ejército sionista no respeta hospitales, ambulancias, escuelas, no distingue entre mujeres, niños, ancianos, en la medida en que la resistencia golpea a los agresores, la rabia homicida se desata con más furia sobre la población indefensa.

Recientemente, más de 100 miembros de una familia palestina, fueron sepultada bajo los escombros de un edificio, en un ataque sin sentido, realizado, como todos, para demoler las viviendas, matar civiles y borrar a un pueblo de la faz de la tierra.

Las atrocidades cometidas por el ejército israelí resultan inauditas, el asedio y el bloqueo provocan una grave escasez de alimentos, recortes de suministros médicos y electricidad, así como falta de agua potable, la enfermedad y la muerte se ciernen sobre una pequeña franja de tierra, que, a pesar de la atrocidad desatada, no alza bandera blanca.

La dignidad de las víctimas asombra al mundo, un pueblo entero mira de frente a la muerte sin temor, saben que van a vencer y vencen.

¿Pero quién arma a los asesinos? ¿Quiénes fabrican las bombas, los aviones, los proyectiles de artillería que incineran a hombres, mujeres y niños palestinos?

Los aviones de carga militares C-17 estadounidenses, trasladan toneladas de armamentos a Israel, hablamos de aproximadamente 15, 000 bombas, de ellas más de 5, 000 Mk82 no guiadas, más de 5, 400 Mk84 de 907 kilogramos de ojiva, alrededor de 1, 000 GBU-39 de pequeño diámetro y aproximadamente 3.000 JDAM, que convierten las bombas no guiadas en armas guiadas “inteligentes”, más 57, 000 proyectiles de artillería, etc.

Si buscamos un poco en la historia, veremos que, a pesar de lo escalofriante de la masacre, los alumnos apenas superan a sus maestros.

El uso de violencia indiscriminada contra civiles y niños por las fuerzas militares de EE.UU. y sus aliados no es una práctica novedosa, por desgracia abundan los ejemplos.

A las 21:51 horas del 13 de febrero de 1945 sonó la alarma antiaérea en Dresde, Alemania; solo en la primera oleada se lanzaron 525 toneladas de bombas explosivas y 350 toneladas de bombas incendiarias.

Unas horas después del primer bombardeo, a la 1:05 de la mañana, las alarmas antiaéreas sonaron de nuevo. 529 Lancaster británicos lanzaron 650 000 bombas incendiarias sobre la ciudad. Se sabe que la gran cantidad de incendios provocó una terrible tormenta de fuego.

Hiroshima y Nagasaki, ciudades japonesas sin valor militar alguno, fueron quemadas literalmente por armas nucleares, en un acto criminal innecesario, que nada puede justificar.

Pero, es casi desconocido que, en las noches del 9 y el 10 de marzo de 1945, se llevó a cabo la denominada «Operación Westinghouse», donde 334 bombarderos B-29 sobrevolaron Tokio dejando caer 1 665 toneladas de bombas. El bombardeo de Tokio está considerado el más letal de la historia. En algunos puntos de la ciudad la temperatura alcanzó los 1 800 grados.

El 24 de marzo de 1965 aviones «skyriders», protegidos por caza-bombarderos a reacción de la Fuerza Aérea norteamericana, lanzaron un ataque con bombas de fósforo blanco contra poblaciones indefensas de Vietnam del Norte, que quedaron convertidas en un verdadero infierno.

En la jerga militar al fósforo blanco se le nombra como «wp», acrónimo en inglés de White Phosphorus. Durante la Guerra de Vietnam el fósforo blanco fue bautizado por los militares estadounidenses con los alias «Willy Pete» o «Willy Peter».

Las municiones que contienen fósforo arden en contacto con el oxígeno, agua y material orgánico, e incineran el tejido humano hasta dejar el hueso limpio sin destruir la ropa.

Willy Pete, fue utilizado indiscriminadamente contra la ciudad iraquí de Faluya, una ciudad de 350 000 habitantes en el centro de Irak, que sufrió dos meses de bombardeos indiscriminados, que dejaron miles de muertos, heridos y mutilados, las fuerzas estadounidenses usaron además un arma conocida como Mark-77.

Las bombas Mark-77 evolucionaron a partir de las bombas de napalm usadas en Vietnam y Corea, contienen combustible para avión jet, queroseno y poliestireno; al igual que el napalm, este agente forma una gelatina que se pega a las estructuras y a los cuerpos de las víctimas.

La humanidad debe poner fin al etnocidio sionista, al doble rasero en las relaciones internacionales; los pretendidos sheriffs del mundo actúan con impunidad, es hora de trabajar de conjunto para evitar el crimen y proteger el futuro de la especie humana sobre la tierra.

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto referencial de portada:  Mohammed Saber/ EFE

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