Internacionales

El año que inicia

Por Gustavo Espinoza M.

El 2024 se inicia con un acontecimiento fastuoso: el 65 aniversario de la Revolución Cubana, operado formalmente el 1 de enero de 1959.

Por las curiosidades de la historia, este hecho guarda relación con otro de enorme importancia: El Bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho, jornadas que consagraron el triunfo de la definitiva independencia de América del Imperio Español, en 1824.

No son los únicos acontecimientos notables en la vida de los pueblos.

El 24 de enero del 2024 el mundo conmemorará el Centenario de la muerte de Vladimir Ilich Lenin, gestor y realizador de la Gran Revolución Socialista de Octubre.

Aunque Lenin falleciera en el sanatorio Gorki de Moscú, su mensaje, pensamiento y obra perdura en el tiempo; y sus ideas brillan a despecho del odio que concitan en los explotadores.

Con su bandera, combaten hoy millones en todos los países. Gracias a su legado, la denuncia de la estrategia guerrerista del Imperio y la solidaridad con la causa Palestina, estarán en el puño y el corazón de los pueblos el 2024.

El año asoma para los peruanos cargado de retos y certidumbres. Afrontamos una singular dictadura policiaca que busca “imponer el orden” mediante viejos procedimientos: intimidar a la población.

No otro fin tienen las disposiciones que cerraron el año que termina. Por un lado, incrementaron las penas, multiplicaron los delitos; y por otro, le arrebataron el Ministerio Público la titularidad de la Acción Penal entregándola a la policía.

En otras palabras, de hoy en adelante, el Parte Policial asumirá el papel de Prueba para el encarcelamiento de cualquier ciudadano.

Así, tendremos muchísimos casos de personas que resulten literalmente “empapeladas” por el accionar policial. Esto ocurrió antes, en las dictaduras del pasado y bajo el Fujimorismo. Pero se cambió en la medida que la Autoridad Civil se impuso ante la barbarie.

De ese modo fue posible restaurar los derechos ciudadanos y reestablecer el imperio de la razón.

Que esto habrá de ocurrir, no lo dude nadie, pero en el entretiempo, miles de peruanos sufrirán los efectos del salvajismo imperante.

En el 2024 tendrán lugar importantes acciones de lucha. Ellas comenzarán en enero, cuando recordemos la brutal represión policial consumada contra el pueblo de Juliaca en enero del año que termina. 19 personas perecieron en esa circunstancia víctimas de balas asesinas, y no han tenido aún sepultura debida.

Los que ordenaron los disparos, no han pagado sus culpas. Y, es más, se han mantenido en el anonimato pese a que todo el país sabe cuáles son sus nombres. La impunidad se ha enseñoreado como “consigna de honor” en este régimen infausto.

Además de estas muertes, hay otras muchas que cabe recordar, y que responden a la misma autoría y a idéntica responsabilidad.

Que el pueblo tiene memoria, y que no olvida, constituye una ley de la vida. Bien se dice que la sangre es más densa que el agua y, por lo tanto, no desaparece fácilmente.

El 2024 se recuerdan hechos referidos a José Carlos Mariátegui. Se cumplirán 130 años de su nacimiento ocurrido el 14 de junio de 1894. Hoy su imagen crece y se proyecta en la conciencia de los peruanos.

Sus ideas no se borran. Su legado no solo conserva actualidad, si no que se proyecta en el futuro. Hoy y siempre necesitaremos hombres como él, que produzcan ideas, que promuevan reflexiones, que alienten batallas, que simbolicen compromisos con las causas más justas. Es decir, que luchen por el socialismo en, las tierras de Túpac Amaru y Micaela Bastidas.

Estas tierras conocieron otros episodios de similar valor y de indiscutible importancia. En el 2024 se conmemorarán 110 años de la insurrección de Mateo Pumacahua y los hermanos Angulo, en el Cusco y cuya secuela fuera la inmolación de Mariano Melgar, el Poeta Mistiano, capturado luego de la Batalla de Umachiri.

Esta valerosa acción en la que participara también un ilustre sacerdote, el cura Muñecas; formó parte de diversas acciones signadas por la misma voluntad liberadora.

Crespo y Castillo, Aguilar y Ubalde, Francisco de Zela y otros, que ofrendaron sus vidas por lo que se concretara poco más tarde en las batallas de Junín y Ayacucho.

El 6 de agosto del 2024, recordaremos los 200 años de la Batalla de Junín y, poco después, el 9 de diciembre celebraremos la epopeya de Ayacucho.

En ambas acciones el genio de Bolívar, la firmeza de Sucre, el heroísmo de Córdoba, de Miller y de otros muchos; confirmaron una certeza que asomaba escrita en el horizonte: los pueblos de América serían libres del dominio Imperial.

Los años no han pasado en vano. Han cambiado los episodios y han variado los personajes, pero el sentido de esa lucha se ha mantenido enhiesto: los pueblos serán libres, o dejarán de ser pueblos.

Hoy la lucha tiene otras connotaciones, y también otros enemigos. El Washington de nuestro tiempo es el Madrid de antaño y el dominio Imperial que asoma ahora, expresa un poderío aun mayor que el derrocado.  Por eso, la lucha impone mayores sacrificios. Pero igualmente el mensaje que se deriva de ella refleja el mismo contenido: la libertad de los pueblos se impone y los privilegios de los poderosos caen.

Que el 2024 sea entonces un año de lucha y de victorias y que señale un paso más en la histórica tarea que tenemos los peruanos enfrentados hoy aun oprobioso régimen policiaco. Nosotros también formamos parte del Ejército Emancipador Latinoamericano que recoge el legado de El Moncada y rememora las gloriosas gestas de Junín y Ayacucho. 

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