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Network Atlas, los que dan las instrucciones a Milei

Por Pascual Serrano.

Demasiadas veces tenemos la tendencia a pensar que los acontecimientos políticos suceden de forma natural, espontánea, fruto de determinadas coyunturas y circunstancias que desencadenan un resultado no previsto ni planificado. Sin embargo, lo normal es que detrás de los escenarios políticos siempre haya fuerzas que manejan los acontecimientos, controlan los resultados y consiguen unos objetivos.

La victoria de Milei en Argentina se ha presentado como la súbita eclosión de un economista anarcoliberal enloquecido que, ante una desesperada economía argentina y una lógica indignación ciudadana, los ciudadanos no han visto otra opción que una ruptura brusca con la situación, proviniese de quien fuera.

Ningún parecido con la realidad. Como en tantas ocasiones, detrás de cada victoria electoral hay o un movimiento organizativo popular con una trayectoria consolidada o una red de think tanks y grupos de poder manejando los hilos. Es evidente que en el caso de Javier Milei y su partido La Libertad Avanza, la explicación es la segunda, por muchas masas encendidas que aparezcan en sus escenografías y espantadas.

Ya en septiembre, en alguna prensa argentina se destacaban dos entidades apoyando a Milei: la Fundación Atlas para una Sociedad Libre y la Libertad y Progreso.

En el Consejo Académico de la Fundación Atlas se encuentra la recién nombrada por Milei ministra de Exteriores, Diana Mondino, con un patrimonio de más de cinco mil millones de pesos según su declaración jurada. Curiosa ministra que llega al cargo con un presidente que gana las elecciones gritando que va a combatir a la casta.

Otro miembro de Atlas y de Libertad y Progreso es Eduardo Filgueira Lima, cerebro del programa de salud del nuevo presidente argentino, quien finalmente no fue ministro a pesar de los rumores que le designaban. En 2018, la Fundación Atlas concedió a Javier Milei el “Premio a la Libertad”, que suele entregar a dirigentes políticos, economistas y periodistas.

Respecto a Libertad y Progreso, al día siguiente de su toma de posesión como presidente, abrían el portal web con un editorial que comenzaba así: “La Fundación Libertad y Progreso felicita al Sr. Javier Milei, con motivo de su asunción como presidente de la nación. Lo reconocemos como un hombre comprometido con los principios de libertad y progreso que son el núcleo de nuestra filosofía”.

El presidente del Consejo Académico es Alberto Benegas Lynch (hijo), el economista liberal al que Milei reverencia y llama “gran maestro”. En ese consejo de nuevo aparecen las gentes de Milei: Mondino, Filgueira Lima; el asesor en Educación, Martín Krause, y el cerebro del plan de dolarización de Milei, Emilio Ocampo.

Ambas fundaciones se integran en un importante referente estadounidense de proyección mundial: Atlas Network.

Aunque es evidente que de ahí vienen los dineros, no son muy transparentes en su contabilidad. El apartado “financiamiento” de la web de la Fundación Atlas lo resuelven con esto: “Fundación Atlas no acepta fondos públicos, de partidos políticos y se financia a partir de los aportes de sus socios —los cuales se canalizan a través de tarjetas de crédito y débito— y donantes. Tanto las cuotas sociales como las donaciones, son deducibles del impuesto a las ganancias. La política de financiamiento —amplia y dispersa— constituye uno de los pilares de funcionamiento de nuestra organización”. Fin de la información.

Según la publicación argentina El Destape, que les preguntó, “desde la Fundación Atlas de Argentina aclararon que no son la filial de la entidad estadounidense, más allá de que hicieron ʻactividades en conjuntoʼ. ʻEllos son los que tienen plataʼ, ironizaron”.

De todas las fundaciones y grupos de presión que apoyaron a Milei, “la Atlas Network es la más importante y por lo que vemos estuvieron bien activos en Argentina”, señaló a El Destape Giancarlo Summa, periodista italo-brasileño que trabajó en las dos campañas a presidente de Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil y es actualmente investigador de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

“Mucha plata para apoyar a la Atlas Network en Estados Unidos viene de los hermanos (Charles y David) Koch; superricos, dueños de empresas de petróleo y tienen una agenda retrógrada, que niega el cambio climático. Ellos ponen plata en Atlas para apoyar a gente como el expresidente de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, y Milei”, explicó Summa.

En en artículo del portal Think Tank Network Research, publicado en 2022, se refieren a Milei como la “construcción de una nueva versión de Bolsonaro”, y señalan que Atlas Network “envió cerca de 7.2 millones de dólares” para sustentar think tanks en Latinoamérica “entre 2010 y 2018”.

La propia red Atlas Network sostiene en su página web que aspira a un “mundo libre, próspero y pacífico donde los principios de la libertad individual, derechos de propiedad, gobierno limitado y mercados libres estén asegurados por el estado de derecho”. ¿Les suena?

Atlas Network tiene en la actualidad sede en un centenar de países y en cada uno de ellos cuenta con sus respectivos think tanks (laboratorios de ideas que ejercen de grupo de poder e influencia) que apuntalan las políticas liberales y a sus candidatos, como así también, la generación de ideas y operaciones, contra el avance de Gobiernos progresistas. O sea que todo se inventa desde Estados Unidos.

La revista argentina Zoom explicaba hace dos años que “en Argentina [Atlas Network] se instaló a instancias del banquero Eduardo Maschwitz en 1998, durante el auge de las políticas neoliberales que arrasaron al país”. En la actualidad, Eduardo Maschwitz ostenta el cargo de presidente de Presidente del Consejo de Administración de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre.

Entre los aportantes para el funcionamiento de la Atlas, figura el Jockey Club, un reducto de la oligarquía, donde la permeabilidad de clase es casi inexpugnable. Según la revista, para formar parte de ese “club de caballeros representativos de la actividad política y económica del país”, tuvieron que abonar una cuota de ingreso de 500 000 dólares. No deja de ser paradójico que estos son los que han ayudado a que en Argentina gobierne un presidente que ha llegado al poder gritando contra la casta.

El tesorero del Jockey Club es el abogado Eduardo Antonio Santamarina, integrante del Opus Dei y diputado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Durante su mandato como legislador, Santamarina tuvo como asesor a un socio de su partido, Federico Alberto Young, ex juez civil durante la dictadura y defensor del dictador Videla en los juicios donde fue condenado por delitos de lesa humanidad.

Y es que las premisas de la Fundación Atlas se fundamentan en una supuesta “libertad” que avala dictaduras del pasado y conspira para derrocar Gobiernos democráticos que no son de su gusto.

Atlas Network se creó en 1981 por el empresario británico Antony Fisher, en absoluta sinergia con el thatcherismo y como reverenciadores del ultraliberal Premio Nobel de economía austríaco Friedrich Hayed. Atlas es un entramado de federación de fundaciones, centros de reflexión e instituciones académicas que se proponen difundir las políticas de libre mercado a lo largo y ancho del planeta.

“Tapizar el mundo con think tanks pro libre mercado” fue la misión que le asignó Fisher desde su propio nacimiento. Una investigación de la revista uruguaya Brecha señala que “la reducción de los impuestos para los más ricos, la privatización de empresas públicas y del sistema educativo, el achique del Estado, el ataque al ‘poder’ [el democrático, no el económico] o la influencia de los sindicatos y el desmantelamiento de los sistemas de previsión social figuran expresamente entre los objetivos de sus principales dirigentes”. Es decir, Milei no ha inventado nada, se lo han dictado.

La Red Atlas subvenciona think tanks; financia becas; imparte y convoca cursos, reuniones y seminarios, y organiza concursos. “Este es un proyecto de persuasión”, decía un documento elaborado a comienzos de 2020 por sus líderes. En América Latina ya sabemos cómo son las persuasiones neoliberales que se gestan desde Estados Unidos.

El director ejecutivo, Brad Lips, dijo, en enero de 2020, que el presupuesto anual agregado de la Red Atlas se acercaba a los 909 millones de dólares.

La revista uruguaya Brecha señala que durante mucho tiempo la Red Atlas permaneció en una zona oscura, pero a mediados de 2017, el joven periodista estadounidense Lee Fang publicó en la revista digital The Intercept una detallada investigación que comenzó a echar luz sobre sus orígenes, su financiación, su estructura, sus definiciones, sus vínculos y su crecimiento exponencial, sobre todo en América Latina.

En marzo de 2017, el periodista cubrió el Foro para la Libertad en Latinoamérica, una fastuosa reunión organizada por la Red Atlas en el recoleto hotel Brick de Buenos Aires, en la que participaron exponentes de la nueva derecha política, social y empresarial regional. El foro tuvo tres invitados especiales: el presidente argentino de entonces, Mauricio Macri; el escritor peruano y presidente de la Fundación Internacional por la Libertad, Mario Vargas Llosa, y el exministro de Hacienda de la dictadura chilena de Augusto Pinochet, Hernán Buchi.

Fang explica que “los think tanks asociados a Atlas reciben un financiamiento, también discreto, del Departamento de Estado y de la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia, NED por sus siglas en inglés), un brazo esencial del ‘poder blando’ estadounidense”. También señala que “hay investigaciones recientes sobre el rol de ciertos multimillonarios conservadores, como los hermanos Koch, en la difusión de una versión business-friendly del pensamiento libertarista”. Todo ello para que luego Milei lo venda como una cruzada contra la casta.

The Intercept mostraba cómo Atlas tuvo estrechos lazos con think tanks y organizaciones relacionadas con el golpismo hondureño, venezolano y brasileño, también los tiene con el fujimorismo, en Perú, y está ligada carnalmente a la Fundación Ecuador Libre, el macrismo, en Argentina, y el trumpismo, en Estados Unidos.

En el amplio reportaje de la revista Zoom, el periodista Eduardo Silveyra señala que “el argentino Alejandro Chafuen, quien fuera presidente de la misma a nivel mundial, participó activamente en las manifestaciones en Brasil para destituir a Dilma Rouseff y auspició la llegada de Jair Bolsonaro al Gobierno a través de la fundación y organizaciones afines”. Chafuen, recuerdan en la revista argentina Página12, tiene una dilatada trayectoria en el mundo económico y financiero de Estados Unidos, pero en la Argentina también dejó su sello en la liquidación de la financiera Coimpro y fue condenado en 2005 por la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo.

La Red tiene el apoyo financiero de grandes corporaciones, entre las que sobresalen Exxon Mobil, Philipp Morris, Pfizer, Shell, y Procter & Gamble. Pero también de grandes multimillonarios, como los hermanos Charles y David Koch, incluidos en la lista de las diez familias más ricas del mundo. En 1985, al poco tiempo de ponerse en funcionamiento, la Red Atlas ya contaba con 27 instituciones asociadas en 17 países. En la actualidad, ya cuenta con más de 500 en casi 100 países. Según su página web, en 2022 se incorporaron a la red otros 76 think tanks.

Entre ellos, destaca Cedice Libertad en Venezuela, el principal think tank de Atlas en Caracas. Lee Fang revela en su investigación en The Intercept que ya en 1998 recibía financiamiento continuo del Center for International Private Enterprise (Centro para la Empresa Privada Internacional). En una carta de otorgamiento de fondos, la NED señala que la ayuda a Cedice está dirigida a “un cambio de Gobierno”. El director de Cedice estaba entre los firmantes del “decreto Carmona”, que apoyó al breve golpe militar contra Hugo Chávez en 2002. Un cable de 2006 revela también la estrategia del embajador de Estados Unidos, William Brownfield, para financiar organizaciones políticas en Venezuela: “1) Fortalecer las instituciones democráticas, 2) Infiltrar la base política de Chávez, 3) Dividir al chavismo, 4) Proteger los negocios estadounidenses y 5) Aislar internacionalmente a Chávez”.

Cedice promueve desde hace años las protestas contra el presidente Nicolás Maduro y tiene vínculos estrechos con la opositora María Corina Machado, que ha reconocido públicamente el trabajo de Atlas en un video enviado al grupo en 2014 en el que aparece diciendo: “Gracias a la Atlas Network, a todos los luchadores por la libertad”.

Es evidente que a Network Atlas recursos no les faltan como para crear candidatos políticos que vociferan no pertenecer a la clase política y se venden como líderes espontáneos, como el caso Javier Milei en Argentina o el banquero Guillermo Lasso, anterior presidente de Ecuador.

La fundación también mantiene lazos estrechos de colaboración con Sebastián Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil y Lacalle Pou, en Uruguay. Todos ellos, por supuesto, espontáneos líderes populares.

Atlas también tiene peones en España. En su entramado se encuentra el Instituto Atlántico de Gobierno, donde aparecen políticos ultraconservadores, como José María Aznar o Isabel Díaz Ayuso, ambos en el sector más ultraderechista del Partido Popular español.

Hace dos años, el escándalo de los ‘papeles de Pandora’ alcanzó de pleno a algunos de los principales rostros de Atlas Network. Como se recordará, se llamó papeles de Pandora a los millones de documentos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación que mostraban cuentas secretas en paraísos fiscales de personalidades y políticos donde ocultaban dinero procedente la corrupción o la evasión fiscal. Por ejemplo, el escritor Mario Vargas Llosa, presidente de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), integrada en la red Atlas Network, figuró como titular de la sociedad offshore Melek Investing entre 2015 y 2017.

En julio de 2021, Vargas Llosa compartió cartel con dos líderes de la derecha latinoamericana que también aparecen en los listados de ‘Pandora’ por su vinculación con entramados de sociedades offshore: el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, y el mandatario chileno, Sebastián Piñera. En aquella reunión patrocinada por la red ultracapitalista también participó el exmandatario argentino Mauricio Macri, cuyo entorno también se vio involucrado en el escándalo de los ‘papeles de Pandora’.

El experto en redes Julián Macías señalaba entonces en el diario español Público que “cada vez hay más pruebas del nivel antidemocrático de esta red internacional que apoya golpes de Estado, controla y manipula medios y además de defender que no existan los impuestos, lo practican saltándose la ley para enriquecerse y eludir los impuestos que los pobres pagan”.

Y todo ello en torno a un concepto que para Network Atlas y todos sus peones es emblemático: libertad. Pero no olvidemos que, en el capitalismo, libertad es todo lo que usted puede hacer con el dinero que tiene en el bolsillo o en la cuenta del banco. Mire cuánto es y así sabrá la libertad que le otorgarán desde Network Atlas.

 

Tomado de Venezuela News/ Foto de portada: PI Studio.

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