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Menem, el prócer de siglo XX que Milei glorifica un 8 de marzo

Transcurridos tres años desde su muerte, Carlos Saúl Menem ha ingresado al panteón de los próceres. A diferencia del Panteón parisino que alberga los restos de Victor Hugo, Émile Zola y André Malraux entre otros franceses, la memoria del dos veces presidente perdura desde este viernes en la Casa de Gobierno con una imagen suya en el exsalón de las Mujeres, ahora reconvertido, por decisión de Karina Milei, en Salón de los Próceres.

La galería de imágenes incluye a Manuel Belgrano, José de San Martín, Justo José de Urquiza, Juan Baustista Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento, Julio Argentino Roca, todas figuras del siglo XIX. Casi todos, parte del ideario liberal. No están ni Hipólito Yrigoyen ni Juan Domingo Perón. Ni Arturo Frondizi, que trajo la inversión extranjera. Ni tampoco hay mujeres. La historia escrita a imagen de semejanza del primer gobierno de extrema derecha de la Argentina democrática salta de la Generación del 80 a Menem.

Así, no siquiera hay lugar para Federico Pinedo, el cuadro más brillante de la derecha argentina en la primera mitad del siglo XX. Quizás le haya jugado en contra su origen socialista (concepto que causa escozor en La Libertad Avanza), con datos biografícos como haber estudiado El Capital en Alemania en su idioma original y con una profesora llamada Rosa Luxemburgo. O su audaz plan de sustitución de importaciones ante el colapso del modelo agro-exportador en los años  30, que los conservadores cajonearon convenientemente antes del ascenso del peronismo, que tomó las líneas de aquella iniciativa. Siempre y cuando los organizadores del Salón de los Próceres sepan quién fue Pinedo y no lo confundan con el nieto presidente por 24 horas.

Un prócer del siglo XX
Lo cierto es que el nuevo relato historiográfico oficial ensalza a Menem en una camada formada, sobre todo, por jóvenes que era pequeños en los años 90 o no habían nacido y crecieron con el relato idílico de la convertibilidad, que contrasta con las cifras actuales de inflación. Una convertibilidad que para sostenerse precisó del endeudamiento permanente, con millones de personas expulsadas del circuito laboral formal, algo que omiten quienes añoran un pasaje de avión a Miami por 600 dólares. 

La imagen de Menem en el Salón es la de su reasunción en 1995. En mayo de ese año fue reelecto con el 50 por ciento de los votos, en medio de una cifra record de desocupación: 18 por ciento. Debajo de la foto hay un breve texto biográfico que dice que fue “dos veces gobernador de la provincia de La Rioja”. Quien redactó la nota biográfica no constató que Menem gobernó su provincia natal en tres oportunidades: 1973, 1983 y 1987. El primer mandato quedó trunco por el golpe militar de 1976, que lo encarceló hasta 1980. Quizás, de manera inconsciente, el mandato que obviaron haya sido el que interrumpió la dictadura que La Libertad Avanza suele relativizar. 

“El Dr. Menem mostró con gran determinación política y fervor patriótico (sic) que Argentina podía estar a la altura de las grandes potencias del mundo”, destaca el texto sobre los años en los que se destruyó el empleo formal y la Argentina excluyente se convirtió en uno de los países más caros del mundo por la atadura con un dólar subvaluado, cuyo atraso cambiario se perpetuó a costa del achique del aparato productivo, en la consumación del programa desindustrializador de la dictadura.

Agregan los historiadores  de Menem que esto se logró “luego de décadas de decadencia económica y política, impulsando la modernización de sus instituciones y la integración en el mundo”. Este pasaje desmentiría el aserto mileísta de “cien años de decadencia”, que pondrían el origen de todos los males en la figura de Marcelo Torcuato de Alvear.

Continúa el panegírico: “Sus reformas proporcionaron el desarrollo de uno de los mayores períodos de prosperidad económica soberana (concepto rato si la moneda quedó atada a una divisa extranjera)  jamás vistos en Argentina durante el siglo XX”, afirman para el mapa de un país que se convirtió, como nunca antes en su historia, en la imaginaria Belindia del economista brasileño Edmar Bacha, esto es, una nación capaz de combinar los estándares de vida de Bélgica con los de India. En el caso argentino, sería Puerto Madero con villas a no más de diez minutos en auto. 

En el cierre resaltan que Menem “facilitó una nueva unidad nacional luego de décadas de altísimos niveles de tensión política y social”, lo cual puede entenderse como un elogio a La Paz que supuestamente trajeron los indultos, dado que no es menor el mérito de Raúl Alfonsín en la consolidación del sistema democrático. Mención aparte merecen la corrupción a gran escala de los años 90 y hechos como el contrabando de armas a Croacia y Ecuador, la voladura de la fábrica militar de Río Tercero y el encubrimiento del atentado a la AMIA, que llevaron a Menem ante la Justicia, y por los que fue condenado. 

“El cruzado contra el aborto”
Un rasgo de Menem liga su presencia con la provocación de desmantelar el Salón de las Mujeres un 8 de marzo. Para congraciarse con el ala más reaccionaria de la Iglesia, estableció el 25 de marzo como Día del Niño por Nacer, un guiño para mostrar su postura contraria al aborto. La fecha coincide con la Fiesta de la Anunciación, cuando el catolicismo celebra el anuncio del Arcángel Gabriel a María de que será la madre del hijo de Dios.

En septiembre de 1999, el aborto se metió en la campaña electoral. Carlos Ruckauf, candidato del peronismo a la gobernación bonaerense, tachó  su rival, Graciela Fernández Meijide, de “abortista”. Algunos legisladores nacionales se plegaron a una campaña que se adelantó casi dos décadas a los discursos antiderechos en los debates de 2018 y 2020 sobre la interrupción legal del embarazo, un tema que es bandera para Milei y sus acólitos. “No voy a ser cínica. Yo tuve un aborto. Me lo hice porque Carlos Menem me apoyó. El estuvo de acuerdo. Inclusive, yo no conocía a nadie en La Rioja (para que me lo practique) y él me acompañó”, reveló entonces Zulema Yoma, exesposa de Menem, en una entrevista con PáginaI12.

Cuando la década menemista se cerró en diciembre de 1999, con la bomba del estallido incubándose, este diario sacó un suplemente especial, con notas sbre distintos aspectos del decenio. Osvaldo Bayer optó por el antiabortismo de Menem en “El cruzado contra el aborto”.

Allí, el autor de Los anarquistas expropiadores (por cierto: “libertario” surgió como sinónimo de “anarquista” en la Francia de fines del siglo XIX ante la prohibición del término; se atribuye la creación del término al geógrafo Élisée Reclus, y su apropiación por parte de la derecha extrema no sería del agrado de Bayer) señala que “hay un hecho que pinta de cuerpo entero al menemismo, y en particular a su mentor, Menem, que aparentemente sería un hecho de menor trascendencia pero que demuestra como ninguno la profundidad de la caída moral. Es la posición que tomó el presidente Carlos Saúl Menem con respecto al aborto”. 

Sobre el discurso menemista en favor  de lo luego se llamaria “las dos vidas”, Bayer apuntó que “sentirse de pronto un cruzado contra el aborto sacando de la manga argumentos oscuros y teológicos que amenazan con la espada de fuego divino a todo aquel que se considere con derecho a discutir el tema, no puede sonar sino a demagogia barata y a una moral manoseada de bragueta.  Añadió que “terminar toda discusión con la amenaza del infierno wojtiliano es volver a siglos del oscurantismo y de la crueldad”. De hecho, la nota se ilustró con una foto de Menem abrazado Karol Wojtyla, nombre secular del papa Juan Pablo II. 

Sobre el Día del Niño por Nacer que Menem legó al calendario, Bayer subrayó que “la crónica periodística pone de relieve que el presidente de ¡Argentina! ¡Argentina! hizo ese anuncio después de haber compartido un menú con el representante papal consistente en ‘ensalada de langosta a la mediterránea con salsa citronette, tortellini de pescado con mariscos, lubina al vapor con salsa y guarnición de verdura y babaroise de frambuesa con salsa de frutillas del bosque, todo con vino chablis y cabernet sauvignon y champagne extra brut’. Menú completo. Esa noche, los niños del ”segundo conurbano’ comían, de soberbios tachos de basura ciudadanos, ‘pan comido de McDonald´s a la Villa Fiorito’. Somos todos argentinos. El cinismo, el descaro, la desvergüenza. La crueldad, la impiedad, el sadismo”. Y recordó el elemento que desmoronaba el discurso moralizante del dos veces presidente en la materia:

“Pero faltaba todavía el detalle que pusiera el punto a la i de toda esta feroz tilinguería: la exesposa del excelentísimo señor presidente de todos los argentinos declaró ante la prensa que el creador del ‘Día del Niño por Nacer’ la había acompañado a hacerse un aborto. La señora Zulema Yoma. Parece un cuento García-marquezco. Pero no, es argentino. Como todos nosotros. Carlos Saúl Menem, cruzado contra el aborto. El Presidente que merecimos”. El dato se omite en la reseña biográfica que escribió el equipo de comunicación de Milei. El dato de de que Menem, ensalzado un 8 de marzo, instituyó el Día del Niño por Nacer, por si faltara aclararlo. 

Tomado de Página/12/ Foto de portada: La imagen de Menem en lo que fue el Salón de las Mujeres. 

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