Internacionales

Uruguay: Criminalizan a jóvenes artistas por denunciar el genocidio del Estado de Israel contra Palestina

Por Martina Korol.

El 8 de marzo, en la ciudad de Montevideo (Uruguay), como en cientos de ciudades del continente, y del mundo, el movimiento feminista se concentró en movilizaciones y en el paro internacional, como cada año, en homenaje a las mujeres quemadas vivas en la Huelga en Estados Unidos en el año 1908. Miles de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bi sexuales, no binaries, intersexuales tomaron las calles exigiendo sus demandas antipatriarcales, frente a los gobiernos y la sociedad, las cuales se discuten en asambleas que organizan sus agendas según el contexto político local e internacional. El paro busca proyectar un carácter de solidaridad internacionalista con las mujeres y disidencias sexuales que se ven vulneradas en cada territorio, por violencia de género, económica, política y militar.

En ese sentido, son cientos las mujeres que en las distintas manifestaciones del #8M llevaron la reivindicación de la lucha por libertad al pueblo palestino frente al genocidio cometido por el Estado de Israel, que profundiza el apartheid. Un genocidio que provoca que más de 30 mil palestinos y palestinas fueron asesinados, de los cuales más de 11 mil eran niñeces. Un contexto de crueldad, en el que no se permite siquiera la ayuda humanitaria en Gaza.

En muchas ciudades del mundo se pudieron ver columnas, agrupaciones, esquinas y escenarios donde se levantaron las banderas de Palestina, se llevaron carteles con consignas, y se denunció la complicidad de cada estado nacional con el genocidio del Estado de Israel. Uruguay no fue la excepción. Un grupo de mujeres jóvenes artistas se manifestó de forma pacifica, con banderas, marionetas y un cartel donde se leía con claridad la frase «nunca antisemita siempre anti sionista», buscando dejar en claro una posición político ideológica frente a la masacre que está sufriendo el pueblo palestino, y marcando que su postura no va en contra de ningún pueblo o religión.

Por este hecho, medios de comunicación, organizaciones estatales y grupos sionistas declarados salieron públicamente a atacar a las jóvenes como «antisemitas», lanzando una campaña mediática y política para criminalizarlas socialmente y presuntamente judicializarlas, con amenaza de denuncia penal. A raíz de este caso, se lanzó frente al movimiento feminista la estigmatización, utilizando el caso de lo que resulta ser una acción artística de solidaridad con el pueblo palestino para generar un enemigo y hacer intensa la persecución del lobby sionista en el país. Lo mismo se puede observar en distintos territorios del continente. En estos momentos múltiples colectivos, organizaciones de derechos humanos, movimientos sociales y feministas se están haciendo eco en el acompañamiento a las mujeres de la organización «Our Voice» (Nuestra Voz), un grupo que llevó a cabo la intervención.

En la espera de las noticias frente al proceso de amenaza judicial, el comité central israelita manifestó en una nota: “Las expresiones de antisemitismo flagrante que se vieron en la última marcha del 8M, parte de performances patéticas, y que ni siquiera son originales (cosas similares se vieron en Argentina), muestran que hay algo muy grave y profundo ocurriendo.”

Al mismo tiempo, en televisión la vicepresidenta de Uruguay, Beatriz Argimón, expresó que comparte y apoya la visión del comité. Además, muchos de los fundamentos relacionados a tildar ese acto como «anti sionista» fueron llevados a debate en la cámara de diputados, para tomar una decisión frente a la situación de las jóvenes activistas de «our voice».

La causa sigue tomando relevancia en la sociedad uruguaya, dividiendo a la sociedad entre quienes entienden la intervención artística y pacífica como un gesto de solidaridad frente a un pueblo masacrado, y quienes ven el hecho como una «acción bestial» frente al pueblo judío, más allá del cartel, donde dejan en claro que «nunca antisemitas«. Mientras tanto, no dejan de llegar múltiples manifestaciones de apoyo a las jóvenes por parte de organizaciones de todo el país y del mundo.

Tomado de Anred.

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