Cuba

Para Cuba nuevo reporte sobre supuestos ataques sónicos contra  Estados Unidos es una “operación política”

Entrevista de Johana Tablada a Agencia Associated Press (AP).

Andrea Rodríguez, periodista de AP: Primero, tu nombre y tu cargo completo, como quieres que se use. Y la segunda cosa es, bueno, todos hemos visto o hemos leído los reportes sobre este informe, de tres importantes medios, reflotando de alguna forma el síndrome de La Habana, ¿no? ¿Cuál es la posición de Cuba al respecto?

Johana Tablada: Johana Tablada, subdirectora general de Estados Unidos del MINREX. 

El síndrome de La Habana, Andrea, no existe, no está registrado en ningún registro de enfermedad, y verdaderamente ha sido el síndrome de Washington desde el inicio.

La reacción nuestra es de preocupación, porque no se trata de una investigación: el programa que ha hecho la cadena CBS, una cadena poderosa de los Estados Unidos, resulta insostenible e inexplicable; y más allá de los muchos adjetivos, de la presentación de testigos halados por los pelos,  que no tienen nada que ver con la historia que desde el inicio fue una operación, hoy se vuelve a presentar, no como una investigación periodística, sino como una operación política, como una operación de propaganda. A nosotros nos llama mucho la atención el hecho de que CBS considere que el público no tiene derecho a conocer, en un material que supuestamente es relevante, que existen informes científicos sólidos, encomendados por el gobierno de Trump, que lo engavetó dos años, como el “Jason Report”, que concluye, claramente, por decirlo, que los síntomas que pudieron ser reales no se pueden atribuir a una causa extraordinaria,  como un ataque, sino que están vinculados a condiciones naturales, a enfermedades preexistentes o a cuestiones ambientales.

Está también el informe de la Academia de Ciencias de Cuba, de un comité de expertos cubanos, que coincide también en ese resultado. Están los dos informes del NIH, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, los institutos nacionales de salud de Estados Unidos, uno muy recientemente; y bueno, está el del gobierno estadounidense, que hace poco más de un año, o hace casi un año, sale la directora nacional de inteligencia, la señora Avril Haines, y dice que han concluido los estudios exhaustivos de varias agencias de seguridad nacional de Estados Unidos,  que de manera independiente, llegaron a la misma conclusión: que los síntomas reportados en esos incidentes de salud, no hay ninguna evidencia que sustente o confirme,  que se deben acciones externas y que están asociados a condiciones naturales, a enfermedades preexistentes, a estrés o a condiciones ambientales. Nosotros nos parece que el público tiene derecho a saber eso, que se omite abiertamente en este trabajo. También se omite en este trabajo los testimonios de personas que supuestamente fueron afectados y que han sido publicados por la prensa en el pasado, como la carta que se hace por las personas que estaban en La Habana en ese momento y le piden al Departamento de Estado que no se los lleven, que no se sienten ni agredidos ni atacados ni en peligro.

Eso fue también borrado de la historia. Y realmente lo que lo lleva uno a pensar es, entonces, ¿a quién le interesa seguir hablando de una historia que es ficción? ¿A quién le interesa resucitar en un año electoral las acusaciones falsas que condujeron a decenas y decenas de medidas coercitivas adicionales contra Cuba y cuyo principal objetivo fue, en el 2017, imponer un “stop” y detener abruptamente un proceso de mejoría de las relaciones de Cuba-Estados Unidos?

Definitivamente no le interesaba a Cuba interrumpir ese proceso. Le interesó en ese momento al Senador Marco Rubio, le interesó al gobierno de Trump que llegaba, al gobierno de Estados Unidos, y que no tenía cómo detener el entusiasmo que había en Estados Unidos y en Cuba con un avance de las relaciones bilaterales, y en el mundo. Entonces, realmente, ninguna de esas medidas que se tomaron contra Cuba o casi ninguna ha sido revertida, salvo la de la alerta de viaje. En cien lugares del mundo se hicieron reportes de incidentes anómalos de salud. Contra ningún otro país se tomaron medidas. Aquí se cerró el Consulado de Estados Unidos en La Habana, se disminuyó a la mínima expresión el personal en ambas misiones, se interrumpieron las visas, se incluyó a Cuba en la lista terrorista, fraudulentamente; y todo eso ha tenido un impacto en provocar sufrimiento en el pueblo de Cuba, en separar a los pueblos de Cuba-Estados Unidos y en separar a las familias cubanas. Y ahí es donde debería ir verdaderamente, cualquier interesado serio no podría pasar por alto la evidencia real, antes de ir a fabricar, como ocurre en este material, un documento que, como te digo, es una fabricación, es una operación política que no tiene ningún sustento y deshecha completamente la evidencia acumulada desde el año 2017 hasta hoy.

Andrea: ¿Por qué le importa a Cuba, si al final de cuentas, ellos están acusando ahora a Rusia? O sea, ya con Cuba no se meten más. Entonces, ¿por qué? Todo lo que usted menciona es parte de una historia; pero, si estamos hablando de una operación política, estamos hablando de una operación política ahora hacia adelante. A nadie le interesa una operación política para atrás, sino para esperar la cosa para adelante. Entonces, ¿por qué a Cuba le interesa particularmente esta situación? ¿O en qué le afectaría a Cuba, si al final de cuentas, “el tipo” es Rusia? 

Johana: A Cuba le interesa porque se vuelve a hacer lo mismo que ha sido el objetivo principal de muchos gobiernos de Estados Unidos, y de los sectores más conservadores o recalcitrantes o extremos de la sociedad estadounidense, tanto los de origen cubano como los neoconservadores de Estados Unidos. Y a Cuba le interesa porque trata de presentar a Cuba una vez más como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, y por, aun cuando no se ponga Cuba como el supuesto principal actor, ponen al territorio cubano como la plaza que se presta para que potencias extranjeras o países extranjeros puedan hacer actos contra Estados Unidos, y es harto conocido la tradición que tiene Cuba de protección al personal diplomático estadounidense en La Habana.

La Embajada de Estados Unidos aquí en Cuba ni siquiera se parece a las embajadas en otros países, porque no parece un bunker, porque no existen amenazas reales, ni de terrorismo ni de crimen organizado ni de ningún tipo de ataque. Pero le importa a Cuba porque a Cuba se le está presentando, Cuba jamás se prestaría para ser proxy de ningún otro país, y Cuba en ningún momento acepta que nuestro territorio sea utilizado para agredir a otro estado soberano, ya sea Estados Unidos o cualquiera. Por tanto, esta ficción y volver a reflotar esta ficción es dañina para Cuba, nos vuelve a asociar a las teorías conspirativas de aquellos sectores que quieren justificar, no solamente todo el atropello que constituye hoy el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, endurecido con medidas adicionales de asfixia y presión, y un cerco medieval contra la población cubana que está siendo sufrir a los cubanos, y que ya no se puede ocultar el vínculo directo que existe entre el impacto de estas medidas, que tienen su origen en teorías como esta,  o en esta misma teoría, de que Cuba fue o el protagonista o el cómplice o el territorio que se utilizó para agredir, cuestión que no está ni demostrada; es decir, lo que ha demostrado la ciencia es que no hubo ataque alguno; y volver a reflotar eso, es tratar de presentar a Cuba como la amenaza que no es, es tratar de justificar las medidas de máxima presión y de asfixia contra la economía de Cuba, los proyectos de desestabilización e intervención en la política interna de Cuba, con fines de dominación en definitiva, y las acciones y operaciones comunicacionales de desinformación y descrédito.

Por eso es muy importante para Cuba volver a salir a desmentir lo que ya ha sido desmentido una y otra vez por Cuba, por gobiernos extranjeros, por el propio gobierno de Estados Unidos y por lo menos por tres informes científicos que tienen peso. ¿Cómo se le va a creer a una persona, que nadie sabe quién es, y no se le va a prestar atención ni se le va a dar credibilidad a informes en que participaron equipos de científicos de las academias de ciencias de ambos países, de un grupo de científicos importantes de los Estados Unidos reconocidos?  Y hoy por hoy, no hay nadie en el mundo que se crea, verdaderamente, con información y con un estudio detallado de la evidencia presentada, de que existió algo así como el síndrome de La Habana.

Es un síndrome que hay que ir a buscar en la oficina del senador Marco Rubio, que fue el que inicialmente también lo filtró, cuando ya el FBI, me faltó por mencionar ese informe, cuando ya el FBI había concluido su informe diciendo que no había prueba alguna. La palabra “ataque”, incluso, fue una palabra que inventó Tillerson, el entonces secretario de Estado, que duró muy poco cuando Trump lo botó.  Y la del síndrome de La Habana sabemos que fue un engendro también de un medio de prensa que con ninguna seriedad o con muy poco respeto por sí mismo. Entonces, aquí verdaderamente las víctimas han sido la verdad, el periodismo, que se ha faltado en ese programa a todas las reglas mínimas del periodismo, y el respeto al público y la audiencia de este tipo de programa, y de los medios de prensa que se hacen eco de ello sin mirar todo lo que hiciste hoy que demuestre lo contrario. 

Muchísimas gracias.

Tomado de MINREX.

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