Culturales

La necesidad de una Industria Cultural Cubana de todos y para todos

Por Victor Villalba Gutiérrez. / Resumen Latinoamericano-Cuba.

Pensar en desarrollar una industria cultural en Cuba no tiene que ver con el modelo de consumo cultural capitalista, donde lo superfluo y lo banal inunda a las sociedades con la imposición de modelos de vida y antivalores. En Cuba el arte y la cultura son derechos del pueblo desde el triunfo de la Revolución.
Fomentar valores identitarios forma parte de la política cultural de la nación.

Hoy es en un reto necesario que la industria cultural forme parte activa de la economía del país, articulada con los creadores y artistas.
Para ello la cultura juega un papel protagónico en la construcción del proyecto social, con vasta riqueza y tradición cultural, capaz de generar productos y servicios de alta calidad.

¿Cuánto representa la exportación de bienes y servicios por concepto de resultados creativos del comercio total de Cuba?

¿Cómo insertarse y hacer relaciones bilaterales, cómo conectarse con la región y el mundo? Estas fueron algunas de las interrogantes planteadas en el Foro-Taller “Industrias culturales y creativas” que tuvo lugar en el Palacio de las Convenciones de La Habana en la mañana del jueves 13 de abril.

Varios participantes del Taller alertaron sobre los riesgos de la colonización cultural en este ámbito, para evitar que se introduzcan hábitos y valores ajenos a la cultura cubana, caribeña y latinoamericana.

Resumen Latinoamericano conversó con Lil María Pichs Hernández (*) del Movimiento Juvenil Martiano (MJM).

RL. ¿ Debe prepararse Cuba para exportar su cultura a las industrias culturales en el mundo?

LMP – A la hora de hablar de industrias culturales y creativas, a la hora de hablar de la comercialización, de la creatividad, de la comercialización de la cultura, el debate desde Cuba siempre parte de un hecho muy sencillo es que Cuba navega contra la corriente.

Si partimos del hecho que lo principal es el ser humano, su bienestar, su plenitud, su elevación espiritual, su preparación profesional y personal, en función de ese estado de bienestar, por supuesto que la cultura se convierte en algo sustantivo de esa vida, no es algo extra y por supuesto, no es una mercancía ni es un objeto de negocio.

El debate de los participantes abordó desde distintas visiones cómo aprovechar la enorme potencialidad de la cultura cubana como un bien inmaterial de la nación, que en la hora actual de Cuba puede aportar mucho a la economía, sin mimetizarse con los modelos de exportación de la pseudo cultura que impone el neoliberalismo.

(*) Lil María Pichs Hernández, coordinadora de la revista Martillandos del Movimiento Juvenil Martiano.

Fotos y video: Victor Villalba Gutiérrez / Resumen Latinoamericano

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