Culturales

La humanidad en disputa: desafíos de la nueva época

Por Carmen Bohórquez

Todos sabemos que el “estado natural” del mundo parece haber sido siempre la guerra. Pero también sabemos que el estado natural de la humanidad no es ni puede ser jamás ese pues de haberlo sido, ya hace siglos que la especie humana hubiera desaparecido del planeta. La memoria histórica nos muestra que las guerras siempre las han decreta – do las élites del momento: emperadores, reyes, cónsules, barones feudales, y hoy: presidentes, primeros ministros, empujados todos por el afán de dominio y por los intereses más espurios que se puedan imaginar, y para quienes los pueblos no son considerados más que como carne de cañón.

Desde hace más de un siglo el Moloc del mundo occidental, Estados Uni – dos, parece además haber encarnado la suma de todas las ambiciones de todos los tiempos, siendo el primer imperio que pretende ejercer su acción hasta los rincones más apartados del planeta tanto por la vía bélica como por la extorsión y el ejercicio del gran poder económico acumulado desde la sus – titución del oro por el dólar como unidad de reserva mundial. A lo que hay que agregar la auto atribuida pretensión de poseer un derecho innato a hacer desaparecer de la faz de la tierra a cuanto país o región del mundo pretenda transitar una vía independiente. Todos aquí lo hemos podido comprobar día tras día por los medios de comunicación, a los que también hemos tenido que aprender a leer al revés para poder entresacar la verdad verdadera de lo que realmente los mueve.

El dominio económico y la superioridad militar de Estados Unidos fue sub – sumiendo como sabemos a los antiguos imperios europeos hasta llegar a cubrir América, Europa, África y parte del Asia Pacífico, e incluso adentrarse en parte del territorio ruso, con la complicidad de los líderes que surgieron tras la caída de la Unión Soviética; y teniendo además en esa parte oriental del mundo un gran ariete: Israel. Sin embargo, este estado de cosas había permitido que, aún así, existieran en el mundo ciertos bolsones de paz. Mientras tu país y tu región no albergara importantes reservas de petróleo, de oro, de minerales estratégicos, o no estuviera ubicado en algún espacio geopolíticamente importante, podías pasar tu vida tranquilamente adormecido por las ofertas de los mall, escribiendo poemas o sembrando hortalizas en el campo, ignorado e ignorante de lo que estaba ocurriendo en el resto del mundo. En otras palabras, no toda la humanidad estaba siendo puesta en juego. Un solo polo de poder con una sola e incontrovertible dirección había podido mantener controlado no sólo a casi todo el planeta, sino además subsumir en sí la extensión, profundidad y duración de los cambios que fueran surgiendo y en los casos más difíciles, acabando con la vida de sus líderes: Gandhi, Lumumba, Kadhafi, Hussein, Torrijos, Allende, Chávez, por sólo nombrar algunos.

En el momento presente este poder occidental no las tiene todas consigo desde el punto de vista económico ni político. A la chita callando, dos grandes países han decidido romper sus ataduras con el imperio occidental y mostrarle al mundo que hay otros caminos donde la asociación estratégica entre dos países no implica sumisión del uno hacia el otro. Estas dos naciones son, como sabemos: China y Rusia, las que no sólo han superado a Estados Unidos y a Europa en determinados aspectos del desarrollo tecnológico, industrial y hasta informático (trenes de alta velocidad, ingeniería de puentes, producción agrícola, ingeniería espacial y capacidades informáticas) sino que están ofreciendo una nueva manera de relacionamiento comercial y financiero a través del BRIC +, sin que implique subordinación política. En otras palabras, el BRIC + no sólo se consolida y se extiende como una valiosa alternativa para países tecnológicamente desarrollados y con fuertes economías como China, Rusia o la India sino sobre todo para países de mediano desarrollo que quieren administrar sus recursos de manera autónoma, dentro de un marco de colaboración y respeto mutuo, en beneficio de sus propios pueblos y no de los intereses imperiales de Estados Unidos y mucho menos para que estos sirvan para la aniquilación de pueblos, como lo está siendo hoy Palestina.

En este contexto del surgimiento real de un mundo pluripolar, como lo afirma la convocatoria que en el marco de los 20 años de la creación de la Red en Defensa de la Humanidad ha sido hecha para este foro, el imperialismo norteamericano y europeo está enfrentando lo que de seguro va a ser la mayor crisis estructural de su historia. Y consciente de ello está tratando de poner a su favor este proceso de disputa por el poder real global a partir de la imposición de una guerra cultural sin precedentes, que pretende legitimar una falsa hegemonía del relato de la dominación. A tal punto que se está valiendo de forma descarada de una guerra mediática sin precedentes cerrando las vías digitales a cualquier medio de comunicación que asome una versión de cualquier hecho sea político, económico, social, cultural o de cualquier otra naturaleza que pueda sembrar la idea de que su propia versión no refleje la realidad.

Lo estamos viendo cada día con los hechos relacionados con Ucrania, con Palestina, con el crecimiento de la derecha fascista y otros similares, que a no ser porque hoy les cuesta muchísimo más evitar que la realidad se haga patente por medios alternos que logran burlar el bloqueo cibernético, el mundo occidental, en el cual estamos nosotros ubicados, no viviría otra realidad que la que a ellos se les antoje. Y en esta hendija por donde se les cuelan versiones contrarias a sus falsas “verdades” y perdonen el oxímoron, el BRIC + o los BRICS están jugando un papel fundamental, en particular China y Rusia que están dando ejemplo de verdadera humanidad. Sin embargo, aunque esto abre puertos de esperanza para mejorar las condiciones de vida de los pueblos involucrados y comienza a poner en jaque a Estados Unidos y sus socios europeos, silenciosamente se ha ido fraguando una amenaza que hace poco tiempo parecía sólo ciencia ficción y que ahora se está mostrando en todo su horror. Si ya la propuesta del metaverso preocupaba por la suplantación de la realidad real por una realidad virtual y el aislamiento que del mundo externo iba a generar en las nuevas generaciones; hoy estamos descubriendo que la amenaza no se quedaba en esa actividad ni en ese nivel etario; sino que la misma forma parte de una seria y grande empresa impulsada por los dueños del gran capital y que tiene como radio de acción no sólo a un grupo de países ni a un solo continente sino a todo el planeta: se ha decidido que debe disminuirse radicalmente la cantidad de seres que habitan el planeta. Y la selección de los sobrevivientes ya no será natural como lo sostenía Darwin, sino detalladamente programada.

Para el puñado de hombres y mujeres que acaparan la mayor parte de las riquezas, el resto del mundo sale sobrando y si antes no habían podido dar este paso porque necesitaban fuerza de trabajo humano que continuara moviéndoles el mundo y produciéndoles cada vez más riquezas, hoy día la producción masiva de robots y el acelerado crecimiento de la inteligencia artificial que ya puede manejar autónomamente aeropuertos, peajes, bancos, fábricas, automóviles, barcos y hasta la producción de armamento militar, les muestra que cada vez es mayor la humanidad que sobra. En tal sentido, se ha iniciado una intensa y por ahora encubierta campaña para eliminar la humanidad sobrante.

En la cual hay que ubicar la producción criminal de virus como el COVID y las supuestas vacunas creadas para “combatirlo”, como se evidenciado con las vacunas de Pfizer y Moderna. Y esta no ha sido la primera vez que se crean virus mortales. Ejemplo: el SIDA. Todo ello nos está revelando la más grande de las verdades: hoy lo que está en disputa no es quien va a apropiarse y a explotar las reservas de oro, de petróleo o de litio, ni quien va a encargarse de la administración de las grandes fortunas o de someter a los pueblos rebeldes, sino cuánto es – por ahora – el mínimo necesario de humanos que esta élite todavía requiere para garantizar sus placeres y necesidades, y el dominio total del planeta. He aquí la nueva y más difícil de las batallas que hasta ahora ha enfrentado la humanidad. Hoy es ella misma la que está en disputa.

Bibliografía

Valerio Arcary, “Diez criterios marxistas para definir al bolsonarismo como neofascista” en Brasil de Fato, 22/07/2020. https://rebelion.org/diez-criterios-marxistas-para-definir-al-bolsonarismo-como-neofascista/

Fuente: REDH

Foto: IPS

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