Sayyed Nasrallah, el camino continuará
Beirut, 30 sep (Prensa Latina) Murió Sayyed Hassan Nasrallah, muchos aún se resignan a no creer la noticia, piensan que continúa resguardado, bajo protección y listo para guiar la lucha contra el proyecto sionista-estadounidense en la región.
Lo asesinaron, la realidad estremece, Israel no pudo inclinarlo y apostó por la acción traicionera, más de 80 bombas detonaron el 27 de septiembre sobre el suburbio sur de Beirut para silenciar la voz del Sayyed.
Después de un año de fracaso en Gaza y décadas de una deuda acumulada con Hizbulah, el ente israelí recurrió a su maquinaria asesina, sobrepasó todas las líneas rojas y con la complicidad de Estados Unidos volvió a masacrar los valores de la humanidad.
Líbano quedó desprotegido, así lo aseguran muchos, cristianos y musulmanes, todos acuden a sus ideas, inmortalizan al líder, reafirman el compromiso en el camino hacia la liberación de Al-Quds (Jerusalén).
Una señora recupera entre los escombros una foto del estadista, jóvenes salen a las calles, en las plazas reunidos alzan la voz: ¡A tus órdenes, oh Nasrallah!, piden venganza y la solidaridad crece entre los libaneses.
Después de 32 años de guiar a la Resistencia, el maestro no muere, su honestidad, lealtad, humanismo, dedicación y patriotismo se expandió por todo el mundo árabe e islámico, así evocaron analistas y políticos.
En un barrio pobre del suburbio oriental de Beirut, en Karantina, nació el 31 de agosto de 1960, en la familia Nasrallah, un niño llamado Hassan, a quien más tarde se le llamaría «Sayyed» por ser descendiente del profeta Mahoma.
Nasrallah nunca perdió la brújula de la libertad, superó diferencias confesionales y logró unificar a los frentes de Resistencia en Líbano, Palestina, Siria, Iraq, Yemen e Irán, bajo la bandera de la lucha contra la arrogancia, el imperialismo, la ocupación y el sionismo.
Logró trascender el marco de su comunidad religiosa, el nacionalismo libanés y el panarabismo hasta transmitir su pensamiento internacionalista de liberación.
A la luz de la batalla palestina Diluvio de Al-Aqsa y en un discurso en noviembre pasado, la referencia política y militar subrayó: «quien hoy permanezca en silencio debe reconsiderar su humanidad, su sentir y honor».
Para aquellos que cuestionan la Resistencia, el testimonio de vida de Sayyed Hassan Nasrallah y de los mártires de Líbano y la región constituyen el más noble ejemplo de altruismo y sacrificio en favor de la dignidad y la soberanía.