Lois Pérez Leira, una vida entre la emigración, la política y la escritura
Por Almudena Iglesias.
Lois Pérez Leira, nació en Vigo, un 29 de enero del año 1953. Siendo un niño se embarcó con su familia rumbo a Argentina. Su vida ha transcurrido entre la emigración, la política y la escritura. En la actualidad, este historiador, documentalista, escritor, conferenciante, político y sindicalista, reside en Buenos Aires, desde allí cada semana nos acercará a las biografías de los ourensanos de la diáspora.
Ha hecho muchas cosas en una sola vida, Lois ¿Qué influencias de su infancia y juventud marcaron este camino?
Mi condición de niño de la emigración me marcó para siempre. Siempre tuve conciencia que tenía dos patrias. Que mis seres queridos estaban en Vigo. A mi madre le gustaba recordar aspectos de la Guerra Civil. La pobreza y el hambre de aquellos años. A medida que me iba integrando a la sociedad argentina, también iba desarrollando mi morriña gallega.
En Argentina pasó bastantes años en contacto con la colectividad gallega ¿Cómo influyó la emigración gallega en Argentina en su desarrollo personal y político?
La emigración me marcó de manera muy fuerte. Las cartas que nos enviaban mis abuelos nos contactaban con nuestras raíces. Era una gran alegría esperar al cuarteto para tener noticias de nuestros familiares. Ya por aquellos años me decían cariñosamente “gallego, gaita o galleguito”. Era un mote que lo portaba con orgullo.
Recuerdo que muchas veces iba a visitar el puerto y recorría los barcos. Yo soñaba con volver en uno de ellos nuevamente a Vigo.
Cómo no podía ser de otra manera me vincule con las instituciones de la colectividad gallega, especialmente con la Federación de Asociaciones Gallegas. Un verdadero templo de la galleguidad.
En los años 90 decidió regresar a Galicia y se enfocó en la defensa de los derechos de los emigrantes ¿Cómo vivió ese cambio y qué lo motivó a centrarse en esta causa?
Con mi mujer Graciela y mi hijo Camilo decidimos retornar a Vigo. La Argentina estaba muy mal y necesitábamos transcurrir una nueva etapa. Mi primera misión fue instalar en la sociedad galega el fenómeno de nuestra emigración. Fundçe la Asociación en Defensa de los Emigrantes Retornados y posteriormente me nombraron director de Emigración de la CIG.
Durante dos décadas, trabajo como director de emigración de la CIG y representó a esta organización en diversas iniciativas judiciales y políticas ¿Qué logros destacaría de esta etapa y qué desafíos encontró en la defensa de los derechos de la diáspora?
Fuero años muy intensos. Fui durante ese tiempo Consejero General de la emigración. En este organismo fui uno de los impulsores del primer proceso de otorgamiento de la nacionalidad de los nietos de españoles, el voto en urna en los consulados. Gestioné directamente la convalidación de los carnets de conducir con la Argentina y Uruguay.Tambien me centré en las denuncias por los delitos que se cometieron con los Emigrantes españoles durante el genocidio argentino.
Ha escrito extensamente sobre la emigración gallega ¿Qué le llevó a comenzar a escribir libros, artículos sobre esta temática?
Me enamoré de la historia de la emigración. Creo que era necesario continuar las investigaciones de Manuel de Castro, Aberto Vilanova y Xose Neira Vilas. Tengo escrito alrededor de 300 semblanzas de emigrantes y tengo editado 19 libros con esas historias. El objetivo era y es dar a conocer a grandes protagonistas muy desconocidos.
¿Qué historias le gustaría contar?
Cómo le dije son más de 300 y las que me falta realizar ahora estoy preparando un libro de biografías de emigrantes ourensanos y la historia de sus instituciones.
¿Cuál será el enfoque que dará a esas historias de vida de la colectividad gallega que a partir de ahora, regularmente, publicaremos en La Región Internacional?
Mis historias son didácticas, amenas, con un estilo lineal. Para ser leída por los propios emigrantes y sean motivo de conversación. Están acompañadas por numerosas fotos que enriquecen las biografías.
¿Qué relatos lo han impactado más?
Yo me enamoro de cada biografía. Hasta llego a intimar con sus descendientes. Si tuviera que definirme por alguna le diría la vida de Ramón Suárez Picallo y la del ‘Gallego’ Antonio Soto
¿Qué espera aportar a través de sus biografías y colaboraciones con La Región Internacional y que le gustaría que los lectores descubran o reflexionen al leerlas?
Creo que estás biografías deben de alentar la autoestima de nuestros emigrantes, ya que a pesar de la sangría poblacional hicieron grandes aportes a Galicia y a los países receptores. Aparte es para terminar con el mito del minifundio metal de los gallegos y el individualismo. Nuestros emigrantes hicieron grandes obras colectivas, fundaron hospitales, escuelas de la emigración, bancos, empresas colectivas de trabajo. Fueron un ejemplo de trabajo colectivo.
¿Cree que el papel de los emigrantes en la construcción de la identidad gallega ha sido suficientemente reconocido?
Creo que no. La sociedad gallega necesita hacer una terapia colectiva. Niega a su propia emigración. A tal punto que aún no se ha creado un museo de la emigración galega.
¿Cómo cree que puede mantenerse vivo el vínculo entre Galicia y su diáspora?
Con políticas activas, sin especulaciones electorales ni caciquiles. Nuestro crecimiento demográfico tendrá que estar centrado en los hijos y nietos de emigrantes.
¿Qué papel juega la memoria en toda su dimensión en este esfuerzo?
Es un tema fundamental. El peligro es que las futuras generaciones desconozcan que sus abuelos tuvieron que emigrar y que fueron la base de lo que hoy es Galicia. El envío de remesas de dinero fue fundamental y hoy lo sigue siendo desde Alemania, Suiza, Francia e Inglaterra.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las nuevas generaciones de gallegos, especialmente a aquellos que están viviendo experiencias de emigración en el siglo XXI?
Emigrar es un derecho. Pero debemos de luchar para que ningún gallego tenga que dejar su hermosa tierra por falta de trabajo o futuro.
Tomado de La región Internacional.