Cuba

Vilma, la dirigente clandestina y combatiente guerrillera del II Frente

Por Adelaida Bécquer Céspedes

Vilma Lucila Espín Guillois, nació en Santiago de Cuba, un 7 de abril de 1930. En la Academia Pérez Peña, de su ciudad natal, realizó los estudios primarios y, más tarde, continuó la enseñanza secundaria en el prestigioso colegio El Sagrado Corazón, graduándose en 1948 de bachiller en Ciencias. Durante su vida universitaria sobresalió en los deportes como capitana del equipo de voleibol; en la cultura por su bella y dulce voz, en el ballet; en los estudios y en las luchas estudiantiles junto a sus compañeros, caracterizándose por su integralidad y liderazgo personal en todas las actividades en que participó.

Al producirse el 10 de marzo de 1952 el golpe de Estado por Fulgencio Batista, manifestó su rechazo mediante los versos del poeta santiaguero José María Heredia, y no podía faltar en su repertorio político las prédicas de José Martí, guía de las juventudes revolucionarias de aquella época y de todas las épocas.

En 1953 se produjo en su Santiago natal un hecho de extraordinaria magnitud política que golpearía profundamente la conciencia y el corazón de la juventud cubana y trascendería para cambiar el rumbo de la historia de este país. El 26 de julio un grupo de compañeros guiados por las ideas del Apóstol de nuestra independencia decidieron en el año de su centenario, asaltar la segunda fortaleza militar más importante de Cuba: el Cuartel Moncada.

Vilma, al igual que la mayoría de los jóvenes de la región oriental, ignoraba cuáles eran los objetivos que perseguían los resueltos asaltantes. Fidel Castro, aunque era un líder muy conocido por sus luchas en la Universidad de La Habana, era totalmente desconocido para nosotros en el Oriente del país.

Vilma acompañada de Asela de los Santos, su inseparable amiga, se dirigió al Moncada donde habían sido asesinados los héroes de aquella gesta para conocer la verdad de lo que había ocurrido. Por supuesto no encontró respuesta a sus requerimientos, y en los días posteriores se dedicarían a tratar de ayudar a los asaltantes que lograron escapar de aquella cruel matanza.

Se le vería participando en los actos de protesta contra la dictadura. En ocasión de la visita a Santiago de Cuba del cónsul de los Estados Unidos Earl T. Smith, las madres enlutadas salieron en manifestación con carteles pidiendo que cesaran los asesinatos de sus hijos, y allí estaba Vilma resueltamente, encarando a un esbirro que no osó tocarle un cabello.

Al igual que muchos jóvenes en aquel tiempo ella buscaba una organización verdaderamente revolucionaria que propiciara el derrocamiento del tirano, por eso ingresó junto a su hermana Nilsa las filas del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), liderado por el profesor universitario Rafael García Bárcenas Gómez, en el que militaban también Frank País García, Pepito Tey Saint-Blancard, Armando Hart Dávalos, Faustino Pérez Hernández, y muchos otros que más tarde integraron las filas del Movimiento 26 de Julio.

Cuando el 12 de junio de 1955, después de su liberación, Fidel fundó el Movimiento 26 de Julio, lo creó tácticamente no como un partido político sino como un movimiento donde pudieran incorporarse todos aquellos que honestamente quisieran luchar contra el régimen ilegítimo de Fulgencio Batista. Fidel dejó claramente explícito que no buscaba compromiso con otras organizaciones politiqueras ni falsos “movimientos revolucionarios”, que denostaban contra Batista pero no pasaban a la acción.

En el año de 1956 Vilma Espín Guillois, que ya se había graduado el 10 de septiembre de 1953 de Ingeniería Química Industrial, decidió continuar elevando sus conocimientos y realizó un curso de postgrado en el muy reconocido Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, antes de regresar a Cuba fue contactada por Gustavo Arcos Bergnes (después traidor), cuyo hermano participó en el asalto al cuartel Moncada, y fue asesinado allí. Vilma ya era conocida como una combativa enemiga del régimen y colaboradora de Frank País. Él contactó con ella para que, al regresar a Cuba, pasara por México y se entrevistara con Fidel Castro. Concertado el encuentro y después de mucho trabajo para conseguir el pasaje para Ciudad México, llegó a ese país el 8 de junio de 1956.

Al llegar al aeropuerto le esperaban Fidel, Raúl y otros compañeros. Fidel galantemente la recibió con una orquídea, en tanto Raúl quedó realmente impactado con aquella bella y elegante muchacha (según nos refirió en una oportunidad).

Después de dejarla instalada Fidel fue a recogerla esa noche para llevarla a la boda de Reinaldo Benítez Nápoles y la mexicana Piedad Solís, oportunidad que aprovechó para darle orientaciones y documentos para ser trasladados a los dirigentes del Movimiento en Cuba y particularmente para Frank, conversando hasta altas horas de la madrugada sobre sus planes para derrocar a Batista, si alguna duda le hubiera quedado al respecto ese encuentro con el Líder del M-26-7, fue decisivo para ella.

A su regreso a Cuba entregó los documentos que Fidel envió a algunos de los dirigentes provinciales, y continuó hacia Santiago de Cuba el día 19 de ese mismo mes llegó a la capital oriental, donde se reunió con Frank, le informó sobre el cumplimiento de los encargos hechos por el dirigente máximo del Movimiento y le entregó una carta de Fidel solicitándole que se trasladara lo antes posible a México.

Al regreso de Frank de México, Vilma se convirtió en su más inseparable colaboradora, involucrándose de lleno en los preparativos que él desarrollaba para asegurar la recepción de la expedición. Se ocupaba de moverlo en su auto hacia los lugares donde se reunían. Con el pseudónimo de Alicia realizaba los contactos telefónicos con los miembros del Movimiento que se ocupaban de las comunicaciones para mantenerlo informado de cuanto ocurría y trasmitir sus órdenes. Posteriormente adoptó el seudónimo de Mónica.

Durante el alzamiento del 30 de noviembre, su vivienda sería la sede del estado mayor y posteriormente del M-26-7 en la provincia.

El 17 de febrero de 1957 Vilma subió a la Sierra Maestra con los integrantes de la Dirección Nacional del M-26-7 en el llano y a pesar de no ser miembro de ésta, por la importancia de su trabajo junto a Frank País, Fidel la invitó a participar en la reunión que allí se efectuó. Se suponía además que, por su dominio del idioma inglés, junto a Javier Pazos podía traducirle a Herbert L. Matthew que había subido para entrevistar a Fidel lo que no fue necesario porque él no pidió traductores.

En esa oportunidad el Líder del M-26-7 les dio la misión a Celia y Frank de preparar un refuerzo armado para que subiera a la Sierra y se incorporaran allí, ya que algunos expedicionarios habían sido asesinados, otros lograron escapar y otros estaban presos. Vilma colaboró activamente en esta misión trasladando en su auto para el marabuzal en Manzanillo a los seleccionados en varios lugares de la provincia, ese fue el lugar dispuesto por Celia Sánchez Manduley y la familia Llópiz para ocultarlos hasta que pudieran ser enviados a la Sierra Maestra, en esa misión participaron, además, Asela de los Santos, las hermanas Aguiar, América Domitro y otras jóvenes santiagueras.

El 9 de marzo de 1957, regresaba de su viaje a Manzanillo, en compañía de Juan José Otero, en el camión de éste, habían transportado arma, municiones y provisiones para los compañeros del marabuzal, allí él se encargó de formar y nombrar a los jefes de los pelotones, entregar el armamento, y darles instrucciones, Frank designó como jefe del refuerzo a Jorge Sotús Romero (después traidor), quien se había destacado durante el alzamiento del 30 de noviembre al cumplir la misión encomendada de tomar el cuartel de la policía marítima de Santiago de Cuba. Frank fue apresado y encarcelado en la cárcel de Boniato bajo la acusación de participar en el alzamiento de Santiago de Cuba.

Vilma realizó ingentes esfuerzos para que éste fuera liberado, contando con la valiosa ayuda de letrados santiagueros, entre ellos Baudilio Castellanos (bilito) y Jorge Serguera Riverí (de Palma Soriano), al no poder demostrar la participación de Frank, en los hechos, fue liberado el 15 de mayo de 1957, coincidentemente en esa misma fecha, pero dos años antes salió en libertad Fidel Castro Ruz, del presidio para hombres de la entonces nombrada Isla de Pinos.

Al salir de la cárcel donde tuvo tiempo de meditar y pensar en las tareas por desplegar Frank se reincorporó al trabajo clandestino, con una visión mucho más amplia y profunda sobre lo que había que hacer. Lo primero que hizo fue tomar una serie de medidas organizativas y otras que consideró debían perfeccionarse. Se entregó al trabajo, sin descanso, era como si presintiera que su final estaba cerca y quería dejar todo instituido, no quería dejar nada al azar y la improvisación.

El 20 de mayo designó a Vilma Espín Guillois, coordinadora para Santiago de Cuba, a Agustín Navarrete en el frente de acción y sabotaje, y a Taras Domitro encargado de la logística, que ya hacía tiempo venía trabajando en esa dirección. Eso le liberó un poco de tiempo.

A partir de ese momento una enorme responsabilidad recayó sobre los hombros de Vilma, que con gran entereza y energía se dedicó completamente al trabajo clandestino que ya desde antes venía realizando. ¿Cuánto valoró Frank su fortaleza moral, sus principios revolucionarios, su audacia y valentía, su sentido de organización; para que en una época donde la mujer no era considerada idónea para muchos menesteres y contando con otros valiosos cuadros masculinos en las filas del Movimiento, él eligiese a Vilma?

Vilma como dirigente del Movimiento, primero en Santiago de Cuba y luego en toda la provincia oriental, mantuvo siempre una gran preocupación por mantener informado a los compañeros de la Sierra Maestra de todo lo que ocurría en la región, por eso el 15 de julio de 1957 les alertó sobre la preocupación que tenía sobre el Chino Chang, y que era compartida por Frank. El Chino Chang después de salir de la cárcel estaba organizando un grupo para subir a la Sierra Maestra. Sus aprensiones sobre este individuo fueron más que justificadas.

El 30 de julio de 1957 se produjo el asesinato de Frank y de su compañero Raúl Pujol. Este hecho trajo como consecuencia una huelga que el principio fue una cuestión emotiva que hizo brotar en el pueblo espontáneamente la decisión de esa medida, los combatientes santiagueros no tuvieron más que ayudar a mantenerla. Al resto de la provincia oriental le bastó con la actitud tomada por Santiago de Cuba para lanzarse inmediatamente a la huelga. Camagüey Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río, actuaron bastante bien, por lo que personalmente Deborah se sintió satisfecha, pero formuló que no se resignaba a haber pagado un precio tan alto. Y con profundo dolor expresó que no quería hablar de esto porque le dolía demasiado. Es de suponer lo que ella tan unida a Frank en la lucha y en los ideales sintió ante su caída y más con la saña que fue liquidado el joven y prometedor líder.

Pero fue importante según Deborah, el provecho que sacó durante esa semana de huelga donde pudo apreciar los puntos flojos, y como ella señaló tuvieron algunas sorpresas agradables y dos o tres pequeñas decepciones. La maquinaria clandestina del M-26-7 no sufrió ningún tropiezo durante la misma, pese a la falta irreparable de David (Frank País). O sea, que, en el momento de la acción más ansiada del Movimiento, donde pudieron haberse puesto de manifiesto algunas vacilaciones o desacuerdos entre los dirigentes, en el oriente del país no tuvieron nada que lamentar y todos mantuvieron una actitud responsable, según ella manifestó.

En esta oportunidad le escribió a los cuadros de La Habana: María (Haydee), Jacinto (Hart) y Fausto (Faustino Pérez) lamentándose que la huelga general no pudiera llevarse a término porque la siempre “problemática Habana”, les había vuelto a fallar. Pero aun así Santiago había adelantado dos meses en el proceso revolucionario y ella nunca pensó que el resto de la Isla estuviera ya en un grado tan avanzado de madurez, lo que le sirvió para medir las fuerzas que tenía en Oriente el M-26-7. No obstante, en esta región los cuadros del M-26-7 nunca renunciaron a llevar a la práctica la huelga general, sobre todo porque en ella cifraban todas las esperanzas de acabar con el régimen golpista.

El 9 de abril se convocó a la huelga y el M-26-7 en el Llano orientó a todas sus células obreras y de acción parar todos los centros de trabajo del país, en esa ocasión otras organizaciones obreras no participaron, ya que no se había logrado la constitución de un frente obrero unido y todo el esfuerzo y responsabilidad recayó en las milicias urbanas del Movimiento 26 de Julio y por supuesto al no tener suficientes armas para defenderse y cometer otros errores sustanciales, muchos cuadros valiosos del Movimiento en las provincias occidentales perdieron la vida, particularmente en la Ciudad de La Habana.

Deborah le escribió a Celia informándole que se le dio lectura al Manifiesto de los Trabajadores recibido el día anterior y que se sentía realmente orgullosa de su pueblo, que los obreros del transporte por carreteras ya habían desaparecido los vehículos y también los ferrocarrileros en Guantánamo, esa situación se repitió en los centrales América, Tánamo y en las minas de Moa. Agregó en su informe que tenía un trabajo espantoso organizando la huelga ya que Daniel fue a reunirse con Raúl, Zoilo (Marcelo Fernández Font, coordinador nacional del M-26-7) y Ariel. E Informaba que le chivatearon la casa que tenía para las reuniones y tuvo que hacerlas en diferentes lugares y dormir donde la cogiera la noche.

Atravesando por situaciones muy difíciles, le advertía a Celia que no dejaran que Fidel se arriesgara en ningún momento. En medio del peligro que ella corría no dejó de preocuparse por la seguridad del Líder de la Revolución.

El día 9 de ese mes Daniel decidió alzarse con un grupo de milicianos del M-26-7 por la zona de la Gran Piedra nombrando a la columna que formó Pepito Tey, lugarteniente de Frank, caído durante el alzamiento del 30 de noviembre.

El 11 de abril Deborah le escribió a Daniel informándole que logró comunicarse con La Habana y Zoilo le explicó el fracaso de la huelga en la capital. Ella apreciando la inutilidad de sacrificar la gente de Santiago de Cuba tomó la decisión y dio la orden de que se reintegraran al trabajo, pero manteniéndose alertas por si se producía algún cambio.

El día 15 volvió a escribirle a Daniel apremiándole a que regresara a Santiago de Cuba, ya que como jefe nacional del frente bélico del Movimiento 26-7 él era imprescindible, le recordaba que tenía una responsabilidad que no se podía dejar vacante, y le decía que en ese momento la situación estaba muy dura y había que tomar una serie de decisiones por lo que era necesario su presencia.

Después del fracaso de la huelga Faustino Pérez y Marcelo Fernández Fidel decidió reunirse con toda la dirección del Llano en Altos de Mompié en la Sierra Maestra a Habana, subir a la Sierra Maestra y explicarle las causas del fallido intento y la valoración que hizo de ésta la Dirección Nacional en el Llano.

Esta reunión fue decisiva allí se resolvieron las diferencias que habían subsistido entre la Sierra y el Llano al quedar establecida definitivamente la autoridad de Fidel Castro, como Comandante en Jefe de las fuerzas revolucionarias del M-26-7 incluyendo la milicia.

En la misiva que Vilma le envió al comandante Guevara, el 30 de mayo de 1958, le informó que había alguien por la zona del III Frente que le estaba proporcionando informes al consulado americano. Que al otorgarle una audiencia al vicecónsul americano este se jactó de tener un amigo en esa zona que le informaba todo. En la entrevista Deborah los acusó de estar vendiendo bombas al gobierno de Batista, el individuo lo negó, ella lo asedió señalándole que entonces se las vendían a otros gobiernos de la región y estos se las revendían al tirano, de esta manera los EE.UU., no aparecían como parte de la transacción cosa que el individuo no pudo negarle. Deborah obtuvo fotos de los aviones de combate cubanos cargando bombas en la base naval norteamericana en Guantánamo y las copias fotostáticas del despacho del pedido de armamentos. ¡Porque Vilma era mucha Vilma!

En su carta del 13 de agosto a Norma les recuerda que Frank le dio la orden a un compañero que le había dado muchos dolores de cabeza al Movimiento en La Habana de ir a Santiago lo antes posible con la finalidad de que subiera a la Sierra Maestra y Fidel juzgara su conducta y aplicara la sanción que este mereciera. Ya Frank antes de morir le había hecho un informe al Comandante sobre todas las tropelías que este individuo había cometido. Incluso determinó que el mismo debía ser ajusticiado por las gravísimas faltas que cometió, poniendo en duda la pureza de las intenciones de los dirigentes de La Habana y desviando para su bolsillo dinero correspondiente al Movimiento. Ya en otra oportunidad anterior un enfermero de apellido Gorras del central Miranda que estaba en la Sierra Maestra se le dejó dinero para cuidar de los combatientes heridos y cubrir sus gastos de alimentación, los dejó abandonados y desertó llevándose el dinero y la decisión que se tomó fue sentenciarlo a muerte donde quiera que fuera localizado. Así de severa eran las sanciones por traición y delitos.

Cada día Deborah corría mayor peligro, era uno de los cuadros más perseguidos en la ciudad, tenía que ir de un escondite a otro. En la última requisa de armas realizada en La Habana habían cogido muchas cartas de ella, siendo en ese momento buscada no solo por los esbirros de Santiago, sino también por los de La Habana. Entre ellos Ventura, Carratalá, Pilar García y Laurent.

Displicentemente ella señaló que lo mejor de la rivalidad de esos individuos es que entre si no se comunicaban los datos que tenían sobre ella. Laurent y Ventura comentaron que iban a pedir traslado para Santiago para atraparla, ya que el SIM de esa ciudad no hacía nada. Prometieron además ir ese fin de semana con un chivato vecino de ella, llamado Marcelo Muñoz, quien se había infiltrado en el M-26-7 y había denunciado a varios compañeros.

Dejando patentemente sentada su responsabilidad como abastecedora, le solicitó a Celia que se acordara siempre de pedir mercancías por la vía normal, a través de los abastecedores de Santiago de Cuba, pues de la otra manera se formaría confusión. Ella había creado una red de colaboradores que se encargaban de trasladar los medios que necesitaban los tres frentes abiertos en Oriente e incluso a la Columna 4 del Che, y cuyo intendente era Taras Domitro.

Deborah era sumamente cuidadosa y responsable con los recursos que debía enviar a la Sierra Maestra y a los otros frentes. Sabía lo que cada uno necesitaba. En la misma comunicación les mandó un proyecto para atacar el polvorín del Cristo. Fue minuciosa en las indicaciones, no solo les proporcionó toda la información necesaria muy detalladamente sino que les hizo un croquis para que no hubiera confusiones ni pérdidas en el momento de realizar la acción y les recordaba que Alejandro necesitaba fulminantes y allí había más de 70 000, les previno sobre las medidas de precaución que debían tomar porque si se les escapaba un tiro podían volar todo el pueblo y las lomas adyacentes. También les alertó acerca de no llevar juntos la dinamita y los fulminantes porque estos últimos podían estallar con cualquier golpe. No se trataba solamente de proteger los medios sino también a los compañeros que realizarían la acción.

En diciembre de ese mismo año, velando por el interés que Fidel tenía de que se conociera en el mundo lo que realmente sucedía en Cuba, contactó con un reportero de Paris-Match, que llevaba seis meses esperando para hacerle una entrevista a Fidel y no había podido subir a la Sierra, consciente de la importancia que significaba la información que con toda seguridad sería replicada por periódicos de todo el mundo por la seriedad de esta agencia, le prometió llevarlo con ella a la Sierra Maestra y así lo cumplió. Débora era mujer de palabra.

Una de sus grandes preocupaciones la constituía el financiamiento para las necesidades de los compañeros que combatían en la Sierra Maestra, con esa finalidad envió a las direcciones provinciales y municipales del Movimiento una circular solicitando que se dedicaran por entero a la tarea de incrementar las recaudaciones para poder resolver la situación del Ejército Rebelde, el que creció con nuevas incorporaciones de combatientes. Pero alertaba que estas debían realizarse a través de la venta de bonos y no mediante colectas que en muchos casos sirvieron para que individuos inescrupulosos se aprovecharan de ellas, lucrando con la enorme simpatía que sentía el pueblo hacia la causa revolucionaria, considerando que esas actitudes merecían el castigo y repudio de los militantes del M-26-7.

Llegó un momento que ya fue tan peligroso su subsistencia en la ciudad que el comandante Raúl Castro Ruz, le solicitó que permaneciera en el II Frente. En junio de 1958, aunque fue una decisión muy difícil para ella, no tuvo otra alternativa que permanecer en la comandancia del mismo so pena de perder la vida. Desde allí se convirtió en la utilísima guerrillera que con su inteligencia, sentido de organización, dominio de la situación de la zona y conocimiento de los cuadros fundamentales del Movimiento en Oriente contribuyó al mejor desenvolvimiento del Frente. Participando activamente en todos los momentos trascendentales, en todas las actividades importantes como fueron la constitución de nuevas columnas, los congresos campesino y obrero, la operación antiaérea, implementada por el jefe del Frente (Orden Militar N° 30 del 22 de junio de 1958) para impedir que siguieran los bombardeos en la zona que mantenían a los campesinos en un estado permanente de terror.

Por su nivel de preparación y su dominio del idioma inglés, Débora jugaría también un importante rol en las negociaciones que se realizaron allí entre el comandante Raúl Castro y los representantes norteamericanos.

Vilma, además, impartió clases en la escuela José Martí donde se preparaban los cuadros militares del II Frente.

Al triunfo de la Revolución, Deborah, la mítica guerrillera, asumirá con la misma decisión y fe inquebrantable que la caracterizó siempre nuevas e importantísimas tareas que le confirió el Líder de la Revolución Cubana, que al valorarla señaló: “El ejemplo de Vilma es hoy más necesario que nunca. Consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba la mayoría de ellas era discriminada como ser humano (…) He sido testigo durante casi medio siglo de las luchas de Vilma. No la olvido en las reuniones del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra. Fue enviada finalmente por la dirección de este para una importante misión en el Segundo Frente Oriental. Vilma no se inmutaba ante peligro alguno (…) Los deberes revolucionarios y su inmenso trabajo nunca le impidieron a Vilma cumplir sus responsabilidades como compañera leal y madre de numerosos hijos”.

Fuente: Cubadebate

Fotos: Fidel Soldado de Ideas

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