El rey belga rompe el silencio: «Gaza es una vergüenza, Europa está fallando»
En un enérgico discurso durante la fiesta nacional belga, el rey Felipe calificó la situación en Gaza como «una vergüenza para la humanidad». Con ello, el jefe de Estado rompió la tradicional neutralidad política, criticando abiertamente la persistente violencia y la lentitud de Europa para actuar.
Por Marc Vandepitte.
El 21 de julio, día nacional de Bélgica, el rey Felipe pronunció su tradicional mensaje televisado. Este año, el discurso destacó por su inusual carga política. Sin mencionar a Israel de manera explícita, el rey condenó duramente la violencia en Gaza y se refirió a «graves abusos humanitarios» y a «una crisis insoportable».
El rey Felipe se sumó al llamamiento del secretario general de la ONU, António Guterres, para poner fin de inmediato a la guerra y el bloqueo. Declaró: «Me uno a quienes denuncian los graves abusos humanitarios en Gaza, donde civiles inocentes, atrapados en su enclave, mueren de hambre y sucumben bajo las bombas».
Mientras la Unión Europea no logra imponer sanciones contra Israel y, a pesar de todos los crímenes de guerra, mantiene el Acuerdo de Asociación UE-Israel, la iniciativa surgió de un lugar inesperado: el palacio.
El rey belga no dejó pasar la oportunidad de criticar a Europa: «Europa debe mostrar un liderazgo más claro. Debe ofrecer una alternativa confiable al brutal juego de poder que vemos hoy».
«Cuando se pisotea el derecho internacional, todo el mundo pierde. Entonces la inestabilidad y la violencia quedan libres para actuar», advirtió.
Estas son declaraciones inauditas de un jefe de Estado que normalmente mantiene la neutralidad política. Precisamente por eso son tan poderosas.
En los medios internacionales, este discurso tuvo eco. Politico, Al Mayadeen, Swiss Info, Anadolu Ajansi y otras agencias de prensa citaron al monarca belga. En la prensa belga se afirmó que Felipe «rompió lo que la política se niega a decir».
Como era de esperar, el Foro de Organizaciones Judías criticó y se dijo «decepcionado» de que el rey no mencionara el ataque del 7 de octubre ni a los rehenes israelíes.
Las palabras del rey Felipe no son meramente simbólicas. Su intervención fue coordinada de antemano con el gobierno federal, que está dividido sobre la guerra en Gaza. Que sus palabras fueran aprobadas ya es significativo en sí mismo.
Lo que el rey Felipe dijo en su mensaje del día nacional es lo que muchos sienten desde hace meses: se ha cruzado una línea moral. Gaza ya no es solo una zona de conflicto, sino un lugar donde se destruyen masivamente vidas inocentes, mientras la comunidad internacional observa.
Que un rey —que normalmente guarda silencio— hable ahora, es revelador. Refleja la profunda indignación que se extiende más allá de Bélgica sobre la impunidad con que Israel actúa. Y muestra también que la opinión pública está cambiando y que es hora de que los políticos sigan esa dirección.
Los asesinatos continúan
El discurso se produjo justo después de un fin de semana de extrema violencia en Gaza. El domingo, el ejército israelí mató al menos a 73 palestinos en puntos de distribución de alimentos. Desde principios de mayo, según la ONU, han muerto más de 1.600 personas en o alrededor de puntos de distribución de alimentos en Gaza.
Soldados israelíes disparan sistemáticamente contra civiles desarmados que buscan ayuda alimentaria. Son escenas insólitas. Mientras tanto, más y más gazatíes mueren de hambre. En apenas 24 horas habrían perecido otras 18 personas por desnutrición. El hambre ya cobra más vidas que los bombardeos.
Los planes para concentrar a toda la población de Gaza en un gran campo de concentración en el sur de la franja cobran cada vez más forma. Según los últimos informes, entre ellos de The Times of Israel, los habitantes de Deir al-Balah son obligados a trasladarse a una zona costera más al sur.
El ministro israelí de Defensa quiere reunir a los palestinos allí en un campamento sobre las ruinas de Rafah, como paso previo a su deportación al extranjero. Se estima que ya viven unas 350.000 personas en la zona. El resto debe seguirlos.

Mientras tanto, barrios enteros en Gaza son demolidos sistemáticamente y preparados para un nuevo propósito, quizá esa Riviera de la que hablaba Trump…

