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Cuando Estados Unidos bombardeó con Napalm a Vietnam: “Yo tomé la foto”

Ese día Nguyễn Thành Nghe fue al pueblo de Trang Bang, trabajando para un equipo de noticias de NBC y capturó la imagen de la niña Kim Phuc. D.

La autoría de la icónica foto ha sido cuestionada 50 años después. El debate surgido tras la exhibición del documental “The Stringer”, (El colaborador), presentado en el Festival de Cine de Sundance a inicios de este año, ha sacudido el mundo del fotoperiodismo.

La historia de esa dantesca instantánea ocurrió el 8 de junio de 1972, cuando el ejército de EE.UU. bombardeó con Napalm a la población vietnamita de Trang Bang.

Varios niños ardían, mientras corrían hacia el fotógrafo. La foto en blanco y negro muestra a la izquierda a un infante aterrorizado. Más atrás, dos niños espantados se precipitaban tomados de la mano. Al fondo, otro chico y varios soldados. Al centro, una niña corría desnuda con los brazos extendidos, gritando. “¡Nóng quá, nóng quá! “, “¡Demasiado calor, demasiado calor!”.

Napalm

Tristemente conocido por su empleo indiscriminado por parte de Estados Unidos en Vietnam, la invención del Napalm se debió al profesor e investigador norteamericano en la Universidad de Harvard, especialista en química orgánica, Louis Fieser.

Usado durante la Primera Guerra Mundial en los lanzallamas, no dio el resultado deseado porque se quemaba muy rápidamente. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de EE.UU. dispuso de fondos para investigar sobre esta arma química.

De los 200 proyectos desarrollados con fines militares y financiación ilimitada, sobresalió el “Anónimo número 4”, un nuevo explosivo incendiario capaz de adherirse a objetos y a personas. La gasolina en estado de gel, a partir de la unión del nafetato y el palmitato: Napalm.

Altamente inflamable, arde lentamente. Se fabrica fácilmente para ser usado en lanzallamas y en bombas incendiarias. El Napalm-B, que también contiene benceno, fue el utilizado en la guerra contra Vietnam.

Entre otros conflictos bélicos, el Napalm se usó en Corea, posteriormente en Irak y Afganistán. Al cambiar por Bombas Mark-77, un Napalm con mezcla gelatinosa similar, fue considerado un arma ´legal´ por EEUU, país no firmante de la proscripción de esas armas químicas, que dada su naturaleza genocida, las Naciones Unidas acordaron su suspensión en 1980.

Además de las bombas de Napalm, capaz de incinerar toda forma de vida, el ejército de los EE.UU. arrojó sobre Vietnam el Agente Naranja, una mezcla de dos herbicidas hormonales. Su uso contra la población vietnamita dejó importantes secuelas humanas, malformaciones y cáncer, que incluso afectó a los soldados estadounidenses.

Los bombardeos de la aviación de Estados Unidos sobre el Delta del Mekong, pretendían eliminar el hábitat para el refugio de los vietnamitas, así destruyeron uno de los mayores bosques de manglares del mundo, que todavía no se ha recuperado de los daños.

Arrasaron por completo la floresta y su diversidad genética, indicó un estudio de científicos españoles, con la participación de los miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Carlos Duarte y Jorge Terrados.

La canción

Antes de la foto, hubo una canción protesta. “Napalm Sticks to Kids”, ya era una canción grabada en junio de 1970, que interpretaban los soldados desde los refugios militares y en los viajes de los helicópteros del ejército. La descripción la hizo John E. Woodruff, en su reporte para The Sun de Baltimore, desde el campamento base de Phước Vĩnh y atribuyó la canción a “un grupo de pilotos de helicópteros”.

El texto era una expresión de la amargura colectiva de los soldados estadounidenses, hacia los militares que los habían convertido en “asesinos”. Uno de los veteranos de la guerra contra Vietnam, el sargento Mike Elliot, publicó la letra en el primer número del boletín Helping Hand de Mountain Home, difundido por todo el mundo militar.

“encuentra una familia junto al arroyo.
Escoge a un par y escúchalos gritar,
porque el napalm se pega a los niños.

Una familia de tontos está sentada en una zanja,
un bebé chupando la teta de su mamá.
A las quemaduras químicas les importa un bledo,
porque el napalm se pega a los niños”.

Estacionados en Vietnam, aquellos soldados no estaban seguros si la canción pretendía protestar contra la guerra o si se burlaba de la “mala imagen” que -muchos pilotos y artilleros de helicópteros- creían haber adquirido durante la guerra. La canción se empleó como cadencia en la Academia Naval de los Estados Unidos (USNA), desde principios de la década de 1970, hasta finales de 1980, cuando se intentó prohibir su canto.

Definitivamente la tonada pasó a la historia, como “una imagen inquebrantable de la guerra”, según el historiador musical Justin Brummer, editor del Vietnam War Song Project, quien escribió en History Today.

Una guerra en la que la columna vertebral eran los aviones estratégicos de Estados Unidos, B-52, los que protagonizaron las principales operaciones de bombardeos masivos en Vietnam. Desde ellos derramaron unas 400.000 toneladas de Napalm, 75 millones de litros de Agente Naranja y otros herbicidas, y cientos de millones de rondas de artillería, según estimaciones, refiere la BBC.

Los versos de aquella canción se deleitaban en la tecnología superior estadounidense que nunca el enemigo lograba abatir. Toda una ironía. Mientras en una letanía casi caricaturesca y diabólica, narraba en primera persona una escena brutal tras otra: huérfanos quemados, bebés asados a la parrilla y campesinos decapitados.

Entonces era insospechada la envergadura de aquella guerra genocida, contra un pequeño y humilde pueblo. Un número superior a los 2,7 millones de estadounidenses, fueron destinados durante la guerra contra Vietnam, una de las contiendas más largas y polémicas de la historia de Estados Unidos.

A pesar de la utilización de semejante arsenal químico y poderío bélico, Estados Unidos perdió la guerra. Concluyó en 1975 con el triunfo del Norte sobre el Sur y la expulsión de las fuerzas estadounidenses de Vietnam. Entre los datos más relevantes que se recuerden, están el fallecimiento de más de 58.000 soldados estadounidenses y unos 250.000 survietnamitas.

En Vietnam del Norte murieron 1,1 millón de personas alistadas en tropas. La cantidad de muertes entre los civiles en ambas partes del país entre 1954 y 1975, se estima en dos millones. 

Otros países que mandaron sus tropas para apoyar el objetivo militar de EE.UU. también perdieron a sus ciudadanos. La guerra se cobró la vida de unos 5.000 surcoreanos, así como de cientos de australianos y tailandeses.

Uno de los legados más vergonzosos de las acciones de EE.UU. en Vietnam fue el uso del Agente Naranja como arma química, entre los años 1961 y 1971. Como resultado, más de 400.000 personas fueron asesinadas o mutiladas, unos 500.000 niños nacieron con defectos, y hasta un millón de personas quedaron discapacitadas o sufrieron serios problemas de salud.

Unos tres millones de vietnamitas, tanto adultos como niños, hoy sufren penosas enfermedades genéticas, causadas por el herbicida y defoliante. Sin embargo, EE.UU. nunca llegó a conceder ninguna compensación a las numerosas víctimas vietnamitas por sus terribles acciones, refiere un informe de Cubadebate.

El 2 de julio de 1976, con la divisa de su líder Ho Chi Minh, “un solo Viet Nam”, el país se reunificó y se proclamó la República Socialista de Vietnam. Así quedó marcada en la historia, la primera derrota militar de Estados Unidos.

La foto icónica

Grandes diarios estadounidenses publicaron la foto con el título de portada, “Napalm Girl”, mientras otros periódicos se abstuvieron -quizás por la desnudez frontal- como en Dallas, Denver, Detroit, Houston y Newark.

El tema de la fotografía icónica fue abordado en editoriales publicados en The Boston Globe, The New York Post y The New York Times. Para la historia quedó la profecía de un periódico ‘de tendencia liberal’, el New York Post: “La imagen de los niños nunca desaparecerá de la memoria de nadie que la haya visto”.

Hoy Nguyen Thanh Nghe, reclama la autoría. La imagen de la niña desnuda huyendo de un ataque con Napalm en el sur de Vietnam, ganadora del Premio Pulitzer fue atribuida entonces a Nick Ut, de Associated Press.

“Yo tomé la foto”, dijo Nghe ante los cineastas en Sundance, posterior a la proyección del documental liderado por el equipo de Gary Knight, fundador de VII Foundation y la productora Fiona Turner. Fue dirigido por Bao Nguyen, cineasta vietnamita-estadounidense, quien afirmó: “No soy periodista ni mucho menos. Tenía un escepticismo saludable, como creo que cualquiera tendría, al ir en contra de una verdad de 53 años… pero como narrador y cineasta, pensé que era tanto mi responsabilidad, como mi privilegio, poder elevar la historia de individuos como Nghe”.

La investigación duró más de dos años. Para determinar la probabilidad de que Ut hubiera estado en posición de tomar la foto, los realizadores enlistan a un equipo francés de forenses, INDEX. Este concluyó, que era muy poco probable que Ut pudiera haber hecho esa foto.

La niña estaba jugando

Cuando se produjo el ataque aéreo contra su aldea en Vietnam del sur, la niña Kim Phuc tenía nueve años. Estaba jugando en el patio de un templo donde se sentían a salvo, mientras escucharon el ruido de los aviones y los gritos de los soldados para que evacuaran. Muchos combatientes de Vietnam del norte se habían refugiado en su pueblo y el ataque aéreo buscaba acabar con ellos, sin importar la presencia de los civiles que vivían ahí y que nada tenían que ver con la guerra.

Ese día Nguyễn Thành Nghe, un colaborador vietnamita de AP, fue al pueblo de Trang Bang como conductor, trabajando para un equipo de noticias de NBC y capturó la imagen de la niña Kim Phuc. Dijo que vendió su imagen a la AP por 20 dólares, y posteriormente la agencia le dio la foto impresa, que su esposa más tarde destruyó.

La Associated Press (AP) está lista para revisar cualquier prueba o nueva información sobre esta foto, tras recibir un comunicado de World Press Photo. Este resume una investigación realizada entre enero y mayo de 2025, quedefinitivamentecuestiona la autoría de la fotografía.

El fotógrafo vietnamita de AP, Nick Út recibió los premios en 1973, por la instantánea titulada ´El terror de la guerra´, tomada en Vietnam un año antes.

Las dudas surgentras el reciente documental The Stringer, que señala cómo Carl Robinson, el entonces editor de foto de AP en Vietnam, mintió y modificó el pie de foto; de acuerdo con un reporte de EFE, fue por orden del entonces director Horst Faas.

Los resultados de esas pesquisas de World Press Photo, están basadas en la ubicación, la distancia y la cámara utilizada ese día. Lo que “sugiere que los fotógrafos Nguyễn Thành Nghe o Huynh Công Phúc, podrían haber estado mejor posicionados para tomar la fotografía, en lugar de Nick Út”.

Ello ha provocado la suspensión de la atribución de la autoría de ‘El terror de la guerra’ a Nick Út, subrayando que “la autenticidad de la fotografía no está en disputa, y el premio World Press Photo otorgado por esta imagen significativa de un momento clave del siglo XX, sigue siendo un hecho”, agrega el comunicado.

Quizá nunca se confirme la autoría; mientras tanto la agencia AP seguirá atribuyéndole a Nick Út, “salvo que se demuestre lo contrario”.

El concurso World Press Photo, insistió: “Es importante señalar que la foto en sí es indiscutible y sin duda representa un momento histórico real, que sigue resonando en Vietnam, Estados Unidos y en todo el mundo”, declaró Joumana El Zein Khoury, directora ejecutiva del concurso.

La “niña del Napalm”, Phan Thị Kim Phúc, nacida el 2 de abril de 1963 en Vietnam del Sur, es Embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas para la Paz y activista vietnamita-canadiense. Hasta ahora continúa ofreciendo su testimonio sobre el dolor causado por la guerra y su lección de supervivencia.

“Vi un avión que se dirigía hacia donde yo estaba. Era tan rápido y tan ruidoso que me quedé ahí parada. Luego miré para arriba y vi al avión, y después vi cuatro bombas cayendo… Entonces escuché el ruido: ‘Bu bu boom, bu bu boom’. De repente el fuego estaba en todos lados, me rodeaba. Mi ropa se quemó por completo con el fuego, y también mi brazo izquierdo. De inmediato usé mi mano derecha para apagarlo. Estaba aterrorizada y no podía pensar en nada. Gracias a Dios, mis pies no se quemaron y pude salir de ahí corriendo y escapar del fuego”, recuerda en entrevista al periodista Joaquín Sánchez Mariño.

“Muchos soldados murieron porque, a diferencia de mí, su ropa no se desintegró y se quemaron vivos, porque se les derritió la ropa en el cuerpo. Dos primos míos murieron también, uno de 9 meses y otro de 3 años. Y mi tía se quemó gran parte de la cadera. Mi madre, mis hermanos y yo pudimos sobrevivir”.

En medio del caos de la guerra, después de los primeros auxilios, los médicos dieron por perdida su vida con el 65% de su cuerpo quemado por el Napalm, por lo que pasó días en la morgue, hasta que su padre la recuperó y procuró más ayuda para ella. Sometida a múltiples intervenciones quirúrgicas dentro y fuera de Vietnam, tras dolorosos injertos de piel entre otras cirugías, contra todo pronóstico, la niña del Napalm se recuperó de sus heridas físicas.

“Yo deseaba estudiar para un día llegar a ser médica, porque todo el amor de los doctores y las enfermeras durante mi tratamiento me inspiró. Ellos fueron mis héroes, y yo tenía el sueño de convertirme en doctora, para ayudar a la gente como yo”. Años más tarde terminó los estudios de Medicina en Cuba, donde conoció al vietnamita Toan Bui Huy -su esposo- graduado de profesor de Literatura.

Kim es una amorosa madre, abuela y una sobreviviente pidiendo por la paz. Con ese fin inició la organización benéfica: Kim Foundation International, para ayudar a los niños más desfavorecidos que sufren por la guerra.

“La guerra no solo me costó a mí, a la niña inocente que sufre en esa foto, sino también a los soldados. Aquellos que se convirtieron en víctimas de la guerra, pero de diferente manera”.

Si por alguna razón, la polémica sobre la autoría de esta foto revive el horror de aquella guerra contra el pueblo vietnamita, será un momento de reflexión para un mundo sin paz.

“¿Alguien entendía mi dolor?”, todavía se pregunta la niña del Napalm.

Fuente: teleSUR

Portada: AP

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