Internacionales

Venezuela: Retórica de amenaza o advertencia de invasión

La fanfarria bélica contra Venezuela y en consecuencia contra el resto de Nuestra América, ha mostrado particular ruido en los últimos días de octubre.

Algunos medios estadounidenses están actuando más de lo “normal”,  en propalar la “hipótesis” sobre lo inminente de una acción terrestre contra Caracas. Son los mismos que suelen funcionar como vocerías de las más repudiables causas, como The Wall Street Journal o el Miami Herald, entre otros.

Esta avalancha también ha sido notoria en la gran prensa con ediciones en español, como CNN, The New York Times y las agencias DW y France 24, que en los últimos 15 días de octubre,  han aludido al tema en 20 trabajos, soslayando las abundantes noticas sobre desastres, genocidios y otras que dan la impresión que más allá de Venezuela, el resto del mundo se está desmoronando.

La media de estas publicaciones es de corte alarmista, con inclinación predominante a que ocurrirá algún tipo de agresión, sobre todo  de carácter limitada; explican que serían ataques contra supuestos objetivos específicos, asociados dicen a la narco guerra de Trump.

Por supuesto, en redes sociales la nube tóxica probélica es aún más intensa y virulenta; algunos artificialmente virilizados donde circula todo tipo de manipulaciones, imágenes trucadas con empleo de Inteligencia Artificial y otros recursos, que aseguran la inminencia de un golpe de alguna magnitud
dentro de tierra venezolana.

Como parte de un patrón para la construcción de un relato creíble, entrevistan a expertos/ex funcionarios estadounidenses que tuvieron su momento de gloria en gobiernos anteriores, como los ex embajadores Elliott Abrams y James Story, así como R. Evan Ellis, exasesor de Seguridad Hemisférica en el Departamento de Estado de EE.UU y otros. Excepto Abrams, el resto dan por seguro un ataque limitado a objetivos venezolanos.

De particular interés lo que dice el archi conocido  Abrams, identificado por su participación en algunas de las más agresivas políticas contra países latinoamericanos. Recomienda a quien lo escucha descartar un ataque a suelo venezolano y matiza que todo lo que se ve es una estrategia mediática, concebida para presionar al presidente Maduro, de tal modo que se sienta obligado a renunciar o que sea depuesto por los militares bolivarianos.

¿Listos para atacar?

Como se ha explicado, Venezuela ya está en guerra con EEUU, la no convencional, la de naturaleza cognitiva, que en teoría es el escenario previo a la fase bélica tradicional. Ante este panorama, surge la pregunta ¿ya el imperio se propone invadir finalmente?
 
Con la información disponible es audaz emitir alguna consideración firme.

Desde luego que nunca los datos suelen ser completos, sobre todo cuando se trata de este tipo de asunto, sumergido en un universo de secretismo. Para peor la disposición de versiones encontradas en los medios, como las mencionadas e incluso las propias declaraciones cantinflescas del Jefe Trump, lo vuelven más complicado; este último fiel a su estilo, un día afirma que incursionaran por tierra venezolana porque “los mares están limpios de narcos”, al siguiente afirma que no está en guerra con el pueblo venezolano, y más recientemente descarta dicha agresión. Estimar como procederá el Jefe Trump es asunto más bien de los psiquiatras.

Hasta el mismísimo Mr. Rubio, confirmó a la prensa la negativa de su Jefe Trump de que no invadirán Venezuela, añadiendo más desconcierto al panorama, toda vez que Mr. Rubio está mental y moralmente incapacitado para decir una verdad.

En otro extremo dentro del gobierno, aparece la sra. Tulsi Gabbard, nada menos que Directora Nacional de Inteligencia, que en un evento en Baréin, lanza una auto crítica histórica, rechazando la política de cambio de régimen, implementada por todas las anteriores administraciones.  Recordar que la sra. Gabbard reporta directamente al Presidente, y tiene la responsabilidad de coordinar las 18 agencias de inteligencia del país. Hay que suponer que sabe lo que habla.

La realidad real, pros y contras.

En paralelo discurre la realidad real, la que cuenta en la práctica, y que como norma se perdió la costumbre de describir fielmente. Y esta sugiere que también hay pros y contra la consumación de la agresión a territorio venezolano. Veamos.

A favor está sobre todo la propia existencia del ya famoso despliegue aeronaval, limitado hasta ahora a asesinar presumiblemente a pescadores “confundidos” con narcos, algo hasta denunciado por la paciente ONU, y que se presta a recibir un extraordinario refuerzo con el mayor portaviones de la armada estadounidense.

Con el portaaviones USS Gerald R. Ford, están los destructores USS Gravely, Jason Dunham y Sampson; por su lado los buques anfibios USS Iwo Jima, San Antonio y Fort Lauderdale; el crucero USS Lake Erie y el submarino nuclear USS Newport News, a los que se ha unido el USS Gettysburg y el crucero lanzamisiles USS Lake Erie (CG-70). Total: Entre 10 y 11 buques con capacidad para misiles de crucero y desembarcos rápido.

Además, 10 cazas F-35, más bombarderos B-52, también aviones P-8 Poseidon para vigilancia; helicópteros del Regimiento 160 (Operaciones Especiales) y «Little Birds» para inserciones rápidas. Y entre 4 mil y 10 mil efectivos que incluye 1.600 infantes de Marina listos para incursiones. Se calcula que aproximadamente el 15% de la marina estadounidense está involucrada.

Tampoco hay que olvidar a la CIA, la de los agentes encubiertos/descubiertos, que por cierto, van quedando disponibles menos de los previstos, porque algunos ya fueron capturados.

Si asumimos que están dislocados fuera de sus correspondientes bases desde el 14 de agosto, fecha oficial, y que cada día el dispositivo cuesta 60 millones de USD, pues los expedicionarios suponen una erogación presupuestaria de 4.800 mil millones de USD al 2 de noviembre, cifra significativamente alta en el marco del cierre del gobierno.

Ante esto, otra interrogante ¿tiene sentido o como explicar tal dispositivo, tan caro, sino se logra nada relevante? Sí, porque el cuento de las narco lanchas es cada vez menos aceptado y más repudiado, y evidentemente el despliegue aeronaval excede con creces lo necesario para hundir pequeñas lanchas desarmadas.

Una mirada razonable sugiere que la única forma de “salvar la honra”, es usando esas armas y agresores para un golpe de mayor contundencia e impacto, sobre el verdadero objetivo diseñado por Mr.Rubio, acabar con la Revolución bolivariana, que no se olvide nunca.

En contra de ese ataque hay muchos factores, es hasta probable que en un balance, estos predominen.

El tiempo es quizás el menos obvio pero de gran peso; ya se vio los costos, pero recordar las normas y la ya comentada  Ley Patriota de 1973, según la cual este dispositivo ya sobre pasó los días permitidos para estar desplegados sin permiso congresional, escenario donde crece exponencialmente el rechazo a esta operación.

Y subyaciendo, reiterar las complicaciones “domésticas”. En primer lugar el cierre del gobierno federal que provoca que uno de cada ocho estadounidenses se quedan desde el 1 de noviembre sin la imprescindible ayuda alimentaria, además cientos de miles de empleados públicos han sido por ahora suspendidos y para colmo, al menos 20 millones de personas perderán los subsidios federales a sus seguros médicos. ¿Qué efectos políticos deja este episodio para el gobierno y para los republicanos? se verán.

Otro aspecto no suficientemente abordado. El propio clima enrarecido conque discurre la vida cotidiana en EEUU. Algunos comentarios: el lenguaje particularmente radicalizado desde el poder en Washington, más el rechazo a medidas represivas, como las que implementan contra migrantes, acumulan bronca en las comunidades,  caldeando el ambiente, matizado por el despliegue en varios territorios de fuerzas del ejército estadounidense.

La paranoia que esto genera llega al extremo de que Trump instruyó mudar a bases militares, a algunos de los miembros del gabinete. Pues si, Mr. Rubio, así como el titular de la secretaria de la Guerra, se anuncia en medios estadounidenses que están viviendo con sus familias desde hace casi 6 meses en Fort McNair, un enclave militar a orillas del río Anacostia, en Washington.

También es noticia la polémica sobre el precio del petróleo, en caso se concrete una agresión a Venezuela, en un contexto enrarecido tras la implementación de sanciones contra empresas rusas de parte de EEUU, según las alertas levantadas públicamente por algunos expertos en este asunto.

Es un tema complejo, solo apuntar que EEUU es un importante importador de petróleo, y ya se sabe, si el combustible sube, en cascada sube todo lo demás, impactando en el índice inflacionario, justamente el principal reclamo de los estadounidenses a Trump, que ha visto reducir constantemente su nivel de popularidad. Por si las moscas, las trasnacional petrolera Chevron, reiteró su interés por mantenerse trabajando en Venezuela.

La economía de EEUU cruje por varios costados, hasta el propio secretario del Tesoro, el sr. Scott Bessent, acaba de admitirlo, al extremo que lamenta que varios sectores están en recesión, pone de ejemplo el inmobiliario, de especial sensibilidad social.

Pero la persuasión mayor proviene del país amenazado; Venezuela, donde es notorio el progreso de sus planes y capacidades defensivas, donde no ha prosperado ningún esfuerzo divisorio entre los chavistas, donde la Fuerza Nacional Bolivariana reafirman que no admitirán ningún gobierno subordinado a Washignton, es decir la alternativa al cambio de régimen que busca Mr. Rubio.

En este mar de incertidumbre emerge una certeza; atacar a Venezuela supone un costo que EEUU, en medio del caos interno e internacional, no parece en condiciones de poder asumir. Los próximos días y horas tal vez aclaren mejor las cosas.

Tomado de CubaSí.

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