Navidad sin azucarar: la historia radical de esperanza y resistencia
La Navidad hoy parece ser, sobre todo, brillo, estrés por las compras y obligaciones familiares. Pero detrás de ese decorado tradicional se esconde una historia que dice sorprendentemente mucho sobre la esperanza y la resistencia.
Por Marc Vandepitte / Especial para Resumen Latinoamericano.
Un niño nacido en la opresión
El relato navideño original transcurre en un rincón de un poderoso imperio. Un pueblo con una larga historia es pisoteado por un ocupante tecnológicamente superior.
Soldados extranjeros controlan las calles y los poderosos locales se inclinan ante la voluntad del ocupante. Las revueltas de campesinos y esclavizados son reprimidas sangrientamente una y otra vez.
En ese contexto, una joven soltera queda embarazada. No es motivo de vergüenza ni de miedo, sino una fuente de esperanza. Incluso entona un canto antiguo, el Magníficat, impregnado de una expectativa radical: los poderosos caerán de sus tronos, los pobres comerán y los ricos se irán con las manos vacías.
El Magníficat suena como un anuncio de transformación social.
No hay lugar en la posada
La joven y su prometido son obligados por el ocupante a registrarse en un censo. Es una medida necesaria Este es necesario para poder recaudar impuestos de la población de la manera más eficaz posible.
La pareja emprende un viaje duro mientras se acerca el parto. En las posadas no hay lugar para ellos. Se refugian en un establo, donde su hijo nace entre animales. Es una imagen familiar, pero detrás de la ternura de la postal navideña se esconde la dura realidad de la pobreza, la migración y la falta de vivienda.
Y luego llega el terror. El gobernante local, temeroso de cualquier chispa de resistencia, ordena asesinar a todos los niños varones menores de cierta edad. La joven familia huye a toda prisa a un país vecino: una historia que se parece dolorosamente a las experiencias contemporáneas de los refugiados.
Coalición popular
Solo después de la muerte del déspota regresan. El niño crece hasta convertirse en carpintero, pero se revela como organizador de un movimiento por el cambio social y económico.
El grupo que reúne a su alrededor es diverso: pescadores, antiguas trabajadoras sexuales, desempleados, pequeños funcionarios, mujeres y hombres de distintos orígenes. Es una coalición popular de personas que con demasiada frecuencia permanecen invisibles.
Su programa es claro: enderezad los caminos torcidos, allanad la tierra. Llevad la buena noticia a los pobres, liberad a los presos, dad vista a quienes no son vistos. Libertad para los oprimidos. Una agenda radical que desafía directamente el orden existente.
Navidad sin barniz de azúcar
Quien despoja a la historia de la Navidad de su envoltorio dulce no encuentra un cuento de hadas, sino una historia de personas en condiciones precarias, reconocible para millones de seres humanos hoy en día. Personas que conocen su historia de lucha y que se aferran a la posibilidad del cambio.
María, la joven madre, no duda ni un momento de ese futuro. Su canto es nada menos que revolucionario. Expresa lo que tantos oprimidos siguen repitiendo: este sistema no tiene por qué seguir siendo lo que es. (Encontrarás la canción Magnificat completa al final).
También en los villancicos populares resuena esa resistencia. O Holy Night (Oh Santa Noche), escrito por el socialista francés Placide Cappeau y traducido por el abolicionista estadounidense John Sullivan Dwight, lleva un mensaje político explícito:
“Él romperá las cadenas, porque el esclavo es nuestro hermano; y en su nombre cesará toda opresión”. No es precisamente algo inocuo.
Los conservadores en Estados Unidos lo comprendieron demasiado bien. Durante años, la canción fue vetada en iglesias y emisoras de radio del sur del país. Incluso la música podía convertirse en una amenaza cuando hablaba de solidaridad y liberación.
Comunismo avant la lettre
El 25 de diciembre del año 336 se celebró por primera vez de forma oficial el nacimiento de un refugiado judío y predicador radical de la actual Palestina. Irónicamente, la fecha fue elegida siglos más tarde, probablemente para apropiarse de las celebraciones paganas del solsticio.
Menos conocido es que los primeros seguidores de Jesús vivían, en realidad, una especie de comunismo avant la lettre. El historiador Roman Montero describe cómo reunían y distribuían bienes entre viudas, huérfanos y todo aquel que lo necesitara. No se trataba de caridad aislada, sino de una auténtica forma organizada de seguridad social.
Y fue más allá. Nadie consideraba ya su propiedad como algo estrictamente privado. Vivían según el principio: de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad. Una ruptura radical con la lógica del mercado y el clientelismo, hacia una comunidad donde la gente realmente se sostiene mutuamente.
Un mensaje navideño para hoy
La Navidad, pues, no tiene por qué girar en torno a la carrera de las compras y la convivencia obligatoria. Puede ser un momento para recordar que la esperanza alguna vez fue revolucionaria, y que todavía puede serlo. La historia de esa joven familia es una historia de sueños, huida, perseverancia, regreso y organización.
Es una invitación a entrar en el nuevo año con la misma determinación: la falta de vivienda, la pobreza, el racismo y la injusticia no son leyes naturales. Pueden desaparecer si las combatimos.
Seas quien seas: te deseo una Navidad cálida y combativa. Y que el nuevo año sea aquel en el que sigamos construyendo un mundo en el que todos cuenten y nadie sea enviado con las manos vacías.
Magníficat
Mi corazón se regocija en Dios,
no puedo callar ante esta inversión de todo.
Él ha puesto sus ojos en alguien como yo,
invisibilizada en un mundo de estatus y rendimiento.
A partir de ahora la gente dirá
que precisamente la gente pequeña cuenta,
porque el Poderoso no elige palacios,
sino a quienes están abajo en la escala.
Su nombre significa liberación,
un amor que se niega a resignarse
ante la pobreza, la violencia y la desigualdad.
No suelta a quienes cuentan con Él,
una y otra vez hace historia
con personas que han sido descartadas.
Abate la arrogancia
de quienes creen que el dinero y el poder los hacen intocables.
Pincha las burbujas
de su propaganda y de su “no hay alternativa”.
A los poderosos los expulsa de su trono,
sus sistemas de explotación tambalean.
A quienes se mantiene pequeños, los endereza de nuevo,
las personas quebradas recuperan su dignidad.
A quien tiene hambre, lo colma de abundancia verdadera:
derecho al pan, al trabajo, al cuidado y al futuro.
A quien se ha atiborrado de riqueza
y cierra los ojos al sufrimiento de los demás,
lo envía con las manos vacías.
No olvida a su pueblo,
a todas las personas que luchan por la justicia y la paz.
Permanece fiel a su sueño
de un mundo sin opresión,
sin racismo, sin personas excluidas.
Eso lo prometió ya hace mucho tiempo
a las generaciones antes que nosotros,
y esa promesa sigue vigente:
de persona a persona,
de lucha a lucha,
hasta que el derecho y la misericordia sean la norma
y nadie más sobreviva en la sombra.
(Traducción libre de Lucas 1, 46-56)
Fuentes:
– The revolutionary hope of Christmas
– Working class history
Foto de portada: painted by Carl Bloch in 1874.

