Monetizando la pandemia: Moderna ganó 200 por ciento más en el primer trimestre de 2022 por ventas de vacuna
La compañía farmacéutica Moderna, de Estados Unidos, ganó 3.657 millones de dólares entre enero y marzo pasados, casi el triple de los 1.221 millones registrados en el primer trimestre de 2021, como resultado de las ventas de su vacuna de ARN mensajero (ARNm ) contra la Covid, que escalaron hasta 5.925 millones de dólares, informó la empresa.
En el primer trimestre de 2022, la compañía también triplicó sus ingresos, que alcanzaron los 6 066 millones de dólares, frente a los 1 937 reportados en enero-marzo de 2021.
Moderna reiteró que sus previsiones de ventas de la vacuna contra la Covid-19 para el conjunto del año ascienden a 21.000 millones de dólares.
“El equipo de Moderna tuvo un sólido desempeño en el primer trimestre y estoy agradecido por el progreso que nuestro equipo continúa logrando a medida que avanzamos en nuestra cartera de medicamentos de ARNm”, señaló el consejero delegado, Stéphane Bancel.
La semana pasada, Moderna solicitó a las autoridades sanitarias estadounidenses y de la Unión Europea la autorización de emergencia de su vacuna anticovid para niños de entre seis meses y seis años de edad.
En septiembre pasado, un análisis de Oxfam Intermón, miembro de la confederación internacional Oxfam, señalaba que grandes compañías como Moderna, BioNTech y Pfizer están obteniendo desorbitados beneficios debido a su monopolio de las vacunas contra la covid con tecnología ARNm, con márgenes de beneficios en el caso de Moderna o BioNTech en torno al 69%, según la Alianza People’s Vaccine.
Solo en los primeros seis meses de 2021, las tres corporaciones ganaron en conjunto 26 000 millones de dólares de beneficios, de los que dos tercios fueron beneficios netos para Moderna y BioNTech.
De acuerdo con ese análisis,“no solo han logrado volúmenes de facturación muy elevados, sino que desde la Alianza se ha podido detectar que al menos Moderna y Pfizer además pagan muy pocos impuestos. Moderna pagó un tipo efectivo a nivel global en el impuesto de sociedades del 7% y Pfizer del 15%, muy por debajo del tipo nominal establecido en la mayoría de países en los que se localiza su negocio real, como es el caso de Estados Unidos, donde el tipo nominal del IS es del 21%”.
El análisis añadía que “el hecho de que estas grandes empresas, tan rentables, puedan llegar a pagar tan poco, es un claro reflejo de un sistema disfuncional que descarga el esfuerzo de sostener el gasto público sobre las familias trabajadoras, que acaban aportando proporcionalmente mucho más”.
“Dado que Moderna y BioNTech no comercializan otros productos importantes además de las vacunas COVID-19, sus márgenes de beneficio total resultan casi exclusivamente de estas”.
La Alianza People’s Vaccine, que agrupa a más de 80 organizaciones, advirtió que, además, las tres empresas están aplicando precios muy por encima del valor de coste, lo que les está permitiendo márgenes de beneficios muy elevados. No hay que olvidar que el desarrollo de estas vacunas ha sido posible gracias a más de 100 millones de dólares de fondos públicos de Estados Unidos o Alemania, entre otros países.
“El modelo de negocio de estas grandes farmacéuticas –recibir miles de millones en fondos públicos, cobrar precios exorbitantes por medicamentos y pagar pocos impuestos– es una mina de oro para sus grandes inversores, así como para los responsables de estas grandes corporaciones, pero devastador para la salud pública mundial”, decía por entonces Susana Ruiz, responsable de Justicia Fiscal de Oxfam Intermón.
“En lugar de trabajar conjuntamente con Gobiernos y otros fabricantes calificados para asegurar que tengamos suficientes dosis de vacunas para todas las personas, estas compañías farmacéuticas priorizan sus propias ganancias protegiendo sus monopolios y vendiendo la vacuna al mejor postor. Es urgente anteponer las personas a las ganancias”, añadía.
OMS registra la menor incidencia global de Covid desde llegada de ómicron
El mundo reportó 3.8 millones de casos de COVID en la última semana, la cifra más baja desde que a mediados de noviembre se detectaran los primeros casos de la variante ómicron, actualmente dominante en el planeta, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La cifra supone una reducción de 17% con respecto a los contagios registrados en la anterior semana (18-24 de abril). Aun así, la OMS señaló en su informe epidemiológico semanal que, debido a la reducción de test en muchos países, esta caída debe ser interpretada con cautela.
Se trata, en todo caso, de la sexta semana consecutiva de descensos globales, lejos ya de los récords de finales de enero, cuando se superaron los 23 millones de contagios en el mundo por semana.
Europa se mantuvo como la región con más contagios en los siete días estudiados (1.8 millones, un descenso de 22% con respecto a la anterior semana), seguida de Asia Oriental (1.1 millones, un 20% menos) y América (616,000, un ascenso de 13%).
Del 25 de abril al 1 de mayo se registraron 15 700 muertes, una reducción de 3% con respecto a la semana anterior, confirmando una tendencia a la baja iniciada a principios de febrero.
La cifra semanal de fallecidos es la más baja desde finales de marzo del 2020.
Europa reportó la semana pasada 6 400 muertes por COVID, un descenso de 16%, mientras que en América se registraron 4 200, una cifra similar al periodo semanal anterior, y en el sur de Asia 2 600, un ascenso de 69% que se explica en parte por la contabilización en India de decesos de meses anteriores.
En el informe de esta semana, la OMS ha dejado de informar el porcentaje de casos analizados en laboratorio que pertenecen a variantes del coronavirus distintas a la dominante (delta, alfa, etc.), señalando que “prácticamente todas las secuencias reportadas son ómicron”.
En el acumulado desde el inicio de la crisis sanitaria hace más de dos años, se han registrado 511 millones de casos de COVID en el planeta, de los que 6.2 millones fueron mortales, lo que convierte a esta en la peor pandemia desde la gripe de 1918-2020.