El 11/J y los jóvenes de Matanzas
Por Graciela Ramírez Cruz / Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.
…«Me vienen a convidar a arrepentirme
Me vienen a convidar a que no pierda
Me vienen a convidar a indefinirme
Me vienen a convidar a tanta mierda
***
Yo no sé lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios que será divino
Yo me muero como viví”.
El Necio, Silvio Rodríguez
A un año de los sucesos del 11/J, Cuba en Resumen conversa con jóvenes cubanos de distintas provincias para compartir sus análisis, reflexiones, y su joven mirada desde este presente complejo y la esperanza de futuro.
Randy Perdomo García, es un joven egresado de la facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana. Allí se graduó en Filosofía Marxista Leninista en 2015. Ya es Master y comienza a preparar su doctorado.
Su tesis y maestría fueron sobre la vigencia del pensamiento de Salvador Allende y la Unidad Popular.
Fue presidente de la FEU desde 2013 a 2015. Tuvo un encuentro maravilloso con Fidel que dejaría en él una huella imborrable. Acaba de cumplir 30 años. Vive en su natal Matanzas. Es Delegado de la Circunscripción 78 del Poder Popular. Trabaja intensamente desde muy temprano en la mañana hasta tarde en la noche.
Es muy querido y respetado en su comunidad. No le gusta dar entrevistas, se expresa en las redes a través de los rostros cotidianos de su querida gente matancera: ancianos, mujeres, niños, jóvenes, trabajadores, médicos, enfermeras y artistas. Cada pequeño gran avance de una obra, de un barrio, hasta las flores que hoy crecen en lo que antes eran vertederos configuran su día a día y a través de ellos nos habla del trabajo social, político, humano y profundamente revolucionario.
Un abrazo muy grande desde La Habana Randy.
CR-Matanzas atravesó una situación muy compleja días previos al 11/J. El brote de Covid unido a la crueldad del recrudecimiento del bloqueo que provocó la falta de insumos médicos vitales, fue utilizado por Estados Unidos en el intento de provocar un estallido social, bajo una supuesta espontaneidad en varias ciudades del país. Qué pensaste ante la perversa etiqueta en las redes SOS Matanzas. ¿Cómo ves aquellos hechos hoy?
RPG- Agradezco la oportunidad que me brinda Resumen de poder opinar sobre diferentes perspectivas. Y en especial ustedes, por ser un medio que sigo a diario. Matanzas y mi país, tienen el deber de contar muchas de las historias cotidianas que vivió durante los años de la Covid-19. Para que se pueda apreciar en su profunda dimensión. Muy duras y heroicas.
Creo que no hemos tenido suficiente tiempo de narrar tantos heroísmos. Surgieron temas musicales, hechos con el corazón, aunque no hayan ganado ningún Grammy; los aplausos de las 9 de la noche, lo grandioso de haber producido una vacuna nuestra, pero quedan muchas aristas de la sociedad cubana por colocarle la voz.
Tenemos que conocer más a fondo las políticas y decisiones gubernamentales para generar sentidos de pertenencias y compromisos ciudadanos. No debemos generar vacíos informativos y mediáticos. La memoria histórica y popular lo merece, exige, demanda, nos puede señalar los caminos y derroteros. Agradezco la pregunta, pues la Covid y estos años de la pandemia en lo personal y familiar, son un rasguño emocional pero también una superación personal, profesional y cívica.
Sufrí la pérdida de mi abuelo materno en los primeros días de inicios del brote. Él falleció por otras causas, pero por la situación pandémica los mecanismos para su entierro fueron engorrosos por las medidas que había que adoptar, la falta de recursos donde lo poquito que había se destinaba a salvar vidas, más los temores lógicos a contagiarse. No pude tener un duelo personal, asumía responsabilidades cívicas que me lo impedían. Lloraba muchas veces y el nasobuco y la gorra me ayudaban a impedir que miradas extrañas se percataran. Mis abuelas viven solas y en cualquier momento podían necesitarme y mi madre, también. Muchos de mis vecinos también dijeron adiós a la vida durante ese tiempo.
Estaba cursando mi maestría en Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, pero tuvo que detenerse. Frente a esta situación, mis deberes cívicos como Delegado del Poder Popular en Matanzas, exigían mi mayor compromiso. Fue muy duro, pero creo que me ayudó en mi formación humanista. Sentía el deber de ayudar a mi pueblo, en momentos límite cuando un ser humano se debate entre la vida y la muerte.
Soy de los que me exijo mucho en cuestión de civismo. Representar y cuidar las vidas de muchos, de las disimiles vulnerabilidades. En una pandemia todos y todas somos vulnerables y violentados de una manera radical. Les confieso que el relato de los acontecimientos del 11J no me sorprendió. Siempre olía que algo cruel se nos venía. No esperaba ni creía que algo tan injusto como la violencia, las agresiones y el vandalismo pudieran verse en nuestro país, la agresiva destrucción de instituciones médicas, sociales y comerciales, los mensajes que destilaban odio, la agresión e intimidación. Tenía que haber mucho dinero en juego para estos escenarios.
Comprendo la suma de angustias ante las carencias, pues la viví, me tocó junto a muchos compañeros de faenas solucionarlas muchas veces, buscando alternativas pues no teníamos los recursos. Si me permiten confesarme, estos hechos no tuvieron en lo individual sentidos ni marcas. No tuve tiempo para detenerme. Estuve al tanto de las noticias, me informaba, pude estar en muchos momentos con personas que repudiaban o que por confusión compartían lo que sucedía. Yo no me podía permitir estar contemplativo, me tocaban horas de fundar, de hacer y de acompañar vidas. De aportar un poquito de luz entre tanto pesimismo y oscuridad.
Sí comprendo, que en muchos lugares existió insensibilidad, me percataba que la política también urge llegarle a la base con el principio de ejemplaridad, moral y buenas prácticas.
En muchos lugares existió irregularidad y desconexión institucional con el sentimiento del pueblo. Junto a ello, el recrudecimiento al extremo del bloqueo yanqui a nuestro gobierno, sin dejarle un segundo de tregua para aliviar y acceder a medicamentos, alimentos e insumos.
Me ocupé entonces, de centrarme en mi deber, como la de cuidar y organizar la distribución y la venta de alimentos en un centro comercial durante 8 meses, organizar la cola, los mensajeros, contar los productos y que pudiera ser equitativo el acceso para todos. Despertar de madrugada por la llegada de los productos, dialogar con aglomeraciones de personas que muchas veces ofendían o te criticaban por actuaciones institucionales, ver mucha falta de empatía pero también la nobleza de personas con grandes gestos, ceder el puesto para comprar cuando quedaban pocas mercancías. Desinfestar lugares, no saber el rostro de quien pudiera estar enfermo. Estar en el barrio cerrando cuadras con contagios, hacer pesquisaje, ocuparnos de las mensajerías y asistencias sociales, corregir irregularidades en la recogida de pacientes, encontrar maneras de solucionar sin esperar indicaciones de puestos de mandos.
No sentía transcurrir el tiempo. En mi memoria quedó la huella de descansar poco y tener pesadillas en la noche. De despertar de madrugada sobre las 5:30 y acostarme pasada la medianoche, todos los días.
La creatividad popular y el espíritu solidario de nuestra gente confeccionaron nasobucos, distintas alternativas para desinfestar. Pero el rebrote fue feroz…Nuestros hospitales colapsaron. Las funerarias y crematorios también vivieron muchas dificultades. Los medios de transporte no daban abasto, se tenían que desinfestar luego de cada traslado, nuestros centros de evacuación y aislamiento sobrepasaron las condiciones. Nos quedamos sin alimentos… Aprendí, de los que donaron su solidaridad y recursos, de los que abrieron su vocación y virtud para servir.
Siempre digo que cuando se vive el país donde uno está, donde se entrega el hacer cotidiano y el crear, se siente diferente. Estoy entre los que hacen desde un lugar muy simple pero también decisorio, el camino de un país. Siempre diré que no nos merecíamos el 11 de julio, esta ciudad y este país no merecían esa salvajada de vandalismo.
Fue cruel en medio de las situaciones tan difíciles que atravesábamos. La violencia nunca podrá ser la solución o el altavoz frente a las carencias, la negligencia o la insensibilidad.
También aprendí que nos queda acompañar más la gestión gubernamental del país en el día a día de los municipios. Quien haya vivido desde su individualidad el cuidado y el derecho a la vida de nuestro pueblo, tendrá siempre una perspectiva de esa hora de Cuba y tendrá una valoración de profundo rechazo a los sucesos del 11 de julio.
He sufrido el dolor de nuestra gente por las carencias, y muchas veces insensibilidad de instituciones que deberían trabajar desde el ejemplo. Sirvo mi ayuda con el dolor del otro, no quisiera que se interprete mi testimonio sincero como si me estuviera vanagloriando. Nada de eso. La Covid hizo encontrarme con la necesidad de que prevalezca el humanismo, amar más a los otros y cuidar la vida, incluso de aquellos que no piensan y sienten como sentimos los jóvenes comprometidos con la Revolución. Hay que sembrar la raíz de la solidaridad, ir más allá de las reacciones esporádicas y apartarse de la crítica malsana que solo conduce al odio.
Como Delegado del Poder Popular siento la satisfacción de poner en práctica los valores y principios en los creo. He tenido la dicha de haber conocido nuevos rostros en la pandemia que se convirtieron en personas que admiro. Experiencias que me transformaron y me nutrieron de sentimientos y culto a los que con humildad, se entregaron en cuerpo y alma. Lo hicieron en silencio, no lo subieron a las redes, no hicieron directas desde sus celulares. Vivo con esos, con los que pueden estar o no de acuerdo con determinadas políticas, pero no se cansan de hacer. Vivo y trabajo con los que creen en Cuba y su obra.
CR- ¿Por qué asumiste la ardua tarea de ser Delegado del Poder Popular, con qué herramientas y recursos cuentas para dar respuesta a la gente en momentos tan difíciles como los que atraviesa el país y Matanzas?
RPG- Ser Delegado del Poder Popular desde el barrio donde nací, de la ciudad que amo, y en los momentos que me ha tocado sumir este ejercicio cívico, ha sido un gran aprendizaje y como una especie de metamorfosis personal. Me ha servido de autocrítica para poder entender mis propios errores y los de los demás. Intentar ser mejor ser humano, poder comprender los dolores sociales en su profundidad y tratar de buscar soluciones, y poner ante todo el apoyo humano. Ser Delegado me ha cambiado mi visión de ciudadano, de revolucionario. Me ha hecho más Fidelista. Y me ha permitido poder entender y conocer la institucionalización. Creo que es de las ocupaciones más trascendentales e imprescindibles para hacer una Cuba más prospera, creíble, cercana e innovadora. A veces, observo ciertos pronunciamientos, en un momento que pude presenciar, mi pregunta a esa persona fue ¿Usted estaría dispuesta a dejar su zona de confort y ser Delegado de su lugar?¿Dejar su espacio político o social y ser por breve tiempo Delegado?
En este ejercicio se comprende y se entiende la raíz verdadera del país. Soy un apasionado del Poder Popular, eso me ha nacido con ser Delegado.
Las herramientas y los recursos, son la palabra y la ejemplaridad. El deseo de transformar. De comunicar. De batallar. Tenemos una hermosa y transformadora iniciativa de trabajo comunitario integradora, que se denomina Victoria para la innovación y emprendimiento ciudadano. Ha tenido muchísimos resultados, por ejemplo: más de 23 vertederos convertidos en plazas culturales que anteriormente no existían; nuevos servicios telefónicos; asfaltos de seis calles; eliminación de fosas colectivas; acciones para la cultura comunitaria y espiritual de nuestra ciudadanía; una futura Casa de Cultura Comunitaria con servicios de consultorio médico, enfermería, galería comunitaria y biblioteca familiar; atención a familias de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba –ANSOC-, entre muchísimas otras. La política con resultados es más factible y creíble. Ser compañero de un pueblo que es Quijote y luchar contra los molinos de la indiferencia, la inercia y la rutina.
Las herramientas se las agradezco a mis tiempos de la FEU y la solidaridad que me dejó como aporte mi paso por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco, y toda la vocación que admiro de centenares de personas de la solidaridad internacional con Cuba.
Los recursos son el diálogo y la permanencia, el no cansarme antes de lograr una bocanada de esperanza. Asumí ser Delgado pues era la posibilidad de poder hacer por mi barrio, por mi ciudad, por mi país. Y amo lo que hago por este tiempo cívico.
CR- ¿Sigue vigente el antiimperialismo en la juventud cubana?
RPG- Sigue y tiene que seguir vigente por tantas huellas que ha dejado en nuestra historia. Pero también tenemos el deber de comunicar, de narrarlo y saber ejemplificar desde lo humano. Hay nuevas generaciones que nacen en momentos en que se redobla la apuesta del Norte por fomentar la emigración y dejarnos sin jóvenes, para las cuales hay que tener nuevos códigos y nuevas formas de comunicar para que ese antiimperialismo los salve de la voracidad del capitalismo.
CR- ¿Qué marcó en tu vida el encuentro con Fidel?
RPG- Me hizo comprender el compromiso con la Revolución y la humildad en lo que hagamos, de serle fiel hasta las últimas consecuencias. Sin consiga, sin retórica vacía. Ser Delegado hoy y el tiempo que lo decida, ya son casi 5 años, es mi mejor ofrenda de lealtad al Comandante. Estar en un sitio, en una responsabilidad cívica de muchos obstáculos e insatisfacciones, es la más dura tarea en el escenario político, pues cómo hacer política sin recursos ni administrar?… ¿Cómo hacer política y atender a la ciudanía desde el recurso de la palabra, de gestionar y acompañar?
Fidel me marcó y marcará siempre en la inspiración de cada día, en el valor para desafiar fuerzas que parecen insuperables. Enfrentarme y superar los obstáculos. Estudiarlo, entenderlo, leerlo y entender sus contextos. De saberlo más vivo. Yo lo llevo así.
CR-Te identificas en tus redes con tu nombre y tu cuenta de correo AllendeFidel. ¿Por qué?
Me identifico con los nombres de Allende y Fidel, o de sus fotografías en mis redes personales pues son referentes esenciales y paradigmáticos. En mis primeros pasos estudiando a Salvador Allende, por todo lo que significa su historia, su mirada y su muerte. Por su utopía, soy un admirador de la concreción de utopías. Fidel, por sentirme en el deber de la humildad revolucionaria, por lo inconmensurable de su obra. Por crear y sostener una Revolución en las narices de los yanquis. Por la confianza infinita que él generó en el pueblo y en la victoria. Por su cultura, su humanismo y su visión estratégica.
CR-Durante el pico de pandemia, con miles de casos en Matanzas te encontraste con jóvenes de la FEU y la UJC que fueron voluntariamente a la Zona Roja. ¿Cómo fue ese encuentro con ellos? ¿Qué vivencias te dejó?
RPG- Fue un desafío al cierre de la provincia y nuestro aislamiento. Fue de gran valentía viajar de La Habana hacia otra provincia. Ellos fueron los primeros del país en llegar a apoyarnos. Fueron los científicos de la voluntad y todos tan jóvenes!. Su heroísmo abrazó el desconsuelo de muchas vidas enfermas. También fue un reto vencer el temor lógico que tendrían sus familias al llegar a Matanzas y contagiarse, una probabilidad alta. Los matanceros fuimos vistos con mucho temor. Ante este dolor, ellos, jóvenes de la Universidad de La Habana, venciendo también sus propios temores, llegaron listos y dispuestos a todo. Con la carga de lo que iban colectando, tan necesario en aquel momento, pero sobre todo, con las esencias del desprendimiento que solo saben ofrecer los cubanos y cubanas en tiempos difíciles. Vinieron en un ómnibus que llegó al Hospital Faustino Pérez y al de Cárdenas, y al Hospital Militar Mario Muñoz Monroy. El pico de la pandemia estaba tan alto, que en cualquier lugar se podían contagiar, esa fue siempre mi preocupación. No tenía rostro pero iba dejando sus huellas, la enfermedad cada vez hacia más estragos. Las cifras andaban descontroladas, los protocolos sanitarios tenían sus rendijas. Un grupo de jóvenes de la FEU y la UJC de la Colina Universitaria, hay muchos ejemplos en Cuba del papel y protagonismo de los jóvenes en Centros de Aislamiento, pero comparto este que me toco vivir. Me sentía universitario, muy universitario, esa fue de mis nostalgias en plena pandemia. No pude estar en Zona Roja, me tocó estar en zona abierta en toda la pandemia. Mi consuelo fue cumplir con mi deber como Delegado.
Un grupo de jóvenes de la Universidad de La Habana, se dispuso y organizó su llegada a Matanzas. Fue más que un encuentro, un reencuentro emocional, cargado de cariño fraternal. En ellos, estaban rostros de compañeros que empinamos juntos la FEU y hoy son egresados de varias carreras como Juan Carlos, Ricardo, Denyses (que estuvo en varias ocasiones en hospitales de la capital en Zona Roja), José Ernesto…Otros, que cursan sus estudios. Fue una bocanada de aire bueno, para hacernos sentir que no todo estaba perdido. Que sigue venciendo la sangre de los estoicos ante la violencia, el odio y el rencor.
Estuvieron varios días y después aislados. Fue muy emocionante llegar con ellos al Hospital de Cárdenas cuya sala de Pediatría fue vilmente apedreada, al verlos bajar del ómnibus con las cajas de las donaciones de lo que habían colectado, la gente comenzó a aplaudir, fue totalmente espontáneo, de las mejores medicinas para el alma. Siempre agradeceré el liderazgo de la Rectora de la Universidad de La Habana, Mirian Nicado, siempre le agradezco por ser de luz fecunda, ejemplo de entrega, profesionalidad y humanismo.
Creo que la FEU en su centenario, todavía está en mí por la pertenecía y la militancia. Parecerse más a su membresía siempre ha sido un reto y un anhelo. Parecerse más a sus alegrías, a sus inquietudes en oxigenar un país. Ir hacia la profundidad de sus aulas con disimiles saberes y certezas. En brindar su catalejo. Creo que la FEU también debe aprender de la experiencia de los años, con todos sus aciertos. Se necesita mucho una juventud que sepa sumar. Que permanezca en Cuba. Para ello es necesario refundar los diferentes escenarios de la dinámica del país para que sea atractiva e integre a todos los jóvenes. Se necesita de la FEU su espíritu rebelde, y que con él acompañe el ritmo dado por el país. En esta fuerza de la membresía de la FEU está la fuerza del cambio. Que es alérgica a los pesimismos y estancamientos. Se necesita contar con todas las voces. La FEU debe seguir generando las ilusiones de la posibilidad, la esperanza de sentirse útil al egresar de los centros universitarios, de generar militancias de compromisos sociales, éticos y profesionales, como la de los compañeros que fueron a Matanzas.
CR- Los mismos que indujeron y financiaron el 11J apuestan desde el exterior por repetir el escenario de odio y confrontación. ¿Lo crees posible?
RPG- Quienes están contra nuestro proyecto soberano, emancipador, de justicia y conquistas sociales, de humanismo e internacionalismo, nunca cesarán y será constante su intento. Las páginas de la historia cubana lo evidencian. El financiamiento a la contrarrevolución, el recrudecimiento del bloqueo que no ha cesado bajo el gobierno de Biden, así lo demuestran. Esperan agazapados el momento y las circunstancias, nunca han cesado en su intento por volver a colonizarnos. Por eso es tan necesaria y urgente la resistencia creativa, el trabajo en los barrios, la atención humana en cada cuadra, la honestidad y transparencia, la cultura del detalle, tal como lo exhorta de forma permanente nuestro presidente Díaz-Canel.
CR-¿Sigue siendo válido el mensaje del Julius Fucick “Camaradas estad alertas”?
RPG- Nosotros, siguiendo a Julius Fucick reafirmamos ese alerta y tal como él lo dijo “Que la tristeza no sea unida a nuestro nombre”, defendamos la alegría y nuestra memoria histórica, por los que se esfuerzan hoy para continuar los horizontes y caminos, siempre por la prosperidad y el estado de bienestar que necesitamos.
CR- ¿Qué necesita hoy la FEU y la UJC para revitalizar el legado de Julio Antonio Mella, José Antonio Echeverría y Fidel?
RPG- Se necesita generar mayores construcciones mediáticas y simbólicas con los enormes legados que tenemos. Estamos en deuda con ellos. Y junto a ellos el de mujeres que marcaron nuestra historia como Celia Sánchez, Haydee Santa María, Vilma Espín, Pastorita Núñez; de madres como Mariana Grajales.
Quisiera escuchar a Fidel, siento nostalgia de Fidel, de lo que nos estaría diciendo en esta hora. Vuelvo a aquel encuentro, a su obra, sus reflexiones para encontrar muchas respuestas.
El gran intelectual y revolucionario cubano Fernando Martínez Heredia, en una intervención en la Red en Defensa de la Humanidad, en diciembre del 2013, que era parte de las actividades del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes reflejó de manera brillante el pensamiento teórico y práctico de ellos. Expuso siete retos. Cito algunos que cobran nueva vigencia:
Cuarto reto. Vivir la conciencia que se está adquiriendo como un conjunto de ideales, convicciones e ideas que llevan a la actuación. Reunir las capacidades personales, la necesidad de participar en causas justas, los deseos de goces y satisfacciones, los impulsos de rebeldía, los conocimientos que se adquieren, para integrar con el conjunto a una joven o un joven consciente y rebelde.
Quinto reto. Darles permanencia a esas transformaciones conquistadas y convertirlas en guía de los juicios y motor de la actividad, tanto de la vida cotidiana como de las jornadas trascendentes. Es decir, aprender a luchar y a ser militante revolucionario.
Sexto reto. Poner una gran parte de sus esfuerzos, capacidades y sentimientos dentro del cauce de un colectivo, lo que implica ceder una parte del albedrío y de la libertad del individuo, al mismo tiempo que puede crear un instrumento organizativo que multiplique las fuerzas y las cualidades de cada uno y las posibilidades de victoria. Las organizaciones revolucionarias no son una panacea: sus realidades y su historia lo muestran claramente. Por eso, precisamente, no temer a entrar en ellas constituye un reto para los jóvenes revolucionarios, y aún mayor es el reto de no estar dentro de ellas para perder cualidades y asumir rituales vacíos, sino para contribuir a transformarlas en nuevas organizaciones capaces de ser realmente revolucionarias. El desafío está en comprender que la organización y la política son indispensables, y a partir de esa comprensión y la actuación consecuente inventar nuevas formas revolucionarias eficaces de hacer política.
Séptimo reto. Practicar la solidaridad como ley primera de los intercambios humanos y las relaciones sociales. Al actuar y pensar en política, el contenido concreto del medio en que cada uno viva y se mueva serán determinantes, y por consiguiente debe ser priorizado. Pero no podemos olvidar en ningún momento las cuestiones más generales, sus características y sus implicaciones, y los condicionamientos que pone a nuestra acción: tener en cuenta el movimiento en su conjunto. El capitalismo ha logrado universalizarse y universalizar su cultura, y esgrime con gran fuerza esos logros contra la humanidad y el planeta. Pero nos ha enseñado, primero, que podíamos tener dimensiones universales para enfrentarlo, y después, que solo universalizando nuestros combates contra él y por la creación de sociedades libres y justas seremos capaces de hacer permanentes nuestros logros y llegar, entre todos, a vencerlo.
Ser internacionalista es triunfar sobre un desafío vital. El colonialismo ha sido el modo criminal y devastador de mundializarnos del capitalismo, la liberación nacional antiimperialista es la ley de la creación de nuevos seres humanos y de sociedades libres. La unión del patriotismo y el internacionalismo es el camino seguro para que ese proceso de creaciones no pueda ser detenido ni derrotado. Es forjar la dimensión que nos une a través y por encima de todas las diferencias y todas las fronteras.
Termino invocando a un individuo cuyo nombre y rostro son como un esperanto para nuestras lenguas y un denominador común para nuestros ideales, porque logró triunfar sobre todos los retos, ascender al escalón más alto de la especie humana y dejarnos a todos un legado invaluable de ejemplos, acciones y pensamiento. Ernesto —que poseía una belleza física y una inteligencia ostensibles— quiso ser profesional, como le era posible a un joven de su medio social, pero al mismo tiempo darse a los más desvalidos y curar leprosos en Perú o en África. Leyó novelas desde niño y Filosofía y tratados políticos desde adolescente, albergó el deseo de conocer París, pero caminó a lo largo de su continente para conocer a los pueblos oprimidos y acendró una vocación de entregarse a ellos. Encontró una noche su destino con Fidel y la guerra cubana y supo tomar la decisión más importante antes de que amaneciera. Dio un prodigioso salto hacia delante mediante la práctica revolucionaria consciente y organizada, avance tan grande que hasta le cambiaron su nombre. El Che fue uno de los más grandes y amados dirigentes de la Revolución Cubana, pero supo dejar sus cargos y volver al combate internacionalista, hasta dar su vida como comandante cubano y latinoamericano.
Recordemos su grandeza de revolucionario y su tranquilo optimismo cuando, a la hora de otra decisión trascendental de su vida, le escribió a Fidel, nos escribió a todos: hasta la victoria siempre.
Fotos: Cortesía de Randy Perdomo / Foto de portada: Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.
Gracias por la oportunidad