¿Cómo impacta el bloqueo de EEUU contra Cuba y cómo frena el intercambio agrícola?
Por Danay Galletti Hernández.
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba ocasionó más de 270 millones de dólares en pérdidas a la agricultura isleña tan solo durante el periodo de agosto de 2021 a febrero de 2022, reveló un informe reciente. En tanto, crece el interés de los empresarios estadounidenses en comerciar con la isla.
Así quedó ratificado en la IV Conferencia Agrícola Cuba-Estados Unidos, celebrada en La Habana del 4 al 6 de abril.
El presidente de la coalición agrícola bilateral, Paul Johnson, aseguró que la interacción entre los ciudadanos de ambas naciones es la mejor esperanza “para remover obstáculos políticos, increíblemente desafiantes, pero construidos en falsedades y desinformación”.
Johnson remarcó que la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo que elabora Washington y ocurrida el 12 de enero de 2021, “sin una base moral, legal o sentido común”, impacta directamente en la habilidad para la resolución de problemas comunes.
Sin esas limitaciones y prohibiciones, habría un comercio más eficiente, que pudiera aliviar la compleja situación de los alimentos en la mayor de las Antillas, impulsaría el sector privado y estimularía la producción local, expresó.
¿Qué representa el bloqueo?
El economista y profesor titular Luis René Fernández Tabío aseguró a Sputnik que el impacto del bloqueo sobre la agricultura cubana ha atravesado distintas etapas, definidas por las políticas de Washington y las transformaciones internas de la isla.
Tras el triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959, los ingresos de la economía eran altamente dependientes de las exportaciones del azúcar, y la decisión unilateral de Washington de no adquirir más ese producto tuvo “un impacto demoledor”, señaló el especialista.
Luego, las exportaciones y los ingresos de Cuba dependieron de la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que realizó primero significativas compras y después estableció un mercado preferencial con precios ventajosos para ese producto de la isla.
“Naturalmente, la desaparición de la URSS significó un gran impacto por la pérdida de ese mercado y ocasionó una gran crisis económica estructural del país que, desde entonces, con distintos ritmos y énfasis, ha realizado reformas en su sistema para adaptarse a las condiciones del escenario mundial, también cambiante, y el recrudecimiento del bloqueo”, aseveró Fernández Tabío.
El académico identificó que las situaciones difíciles en la isla están acompañadas del reforzamiento de esa política de bloqueo y de la “máxima presión” de la Casa Blanca, que busca una Cuba “anexada, ocupada, recolonizada y siempre articulada y subordinada al poderoso vecino”.
Para Hassan Pérez Casabona, doctor en Ciencias Históricas y profesor titular de la Universidad de La Habana, el complejo andamiaje del bloqueo estadounidense “afecta a toda la sociedad cubana e impide el impulso de relaciones coherentes y armónicas entre sectores empresariales, académicos, investigativos, culturales y deportivos”.
Cuba, aunque tiene un programa detallado de agricultura, infraestructura por su base eminentemente agrícola y amplias posibilidades para la tecnificación también de su industria ganadera y pecuaria, “está privada al acceso de tecnología avanzada, financiamientos e intercambios fluidos con agricultores” estadounidenses, asegura el experto.
En las últimas dos décadas, argumentó, el país antillano ha podido adquirir alimentos en EEUU, pero “sin que medien operaciones crediticias, el pago en efectivo y regulaciones”, es decir, “no se realiza por los canales tradicionales desde donde funciona el intercambio comercial para la adquisición de alimentos”.
El bloqueo tiene como propósitos esenciales la privación de alimentos y medicinas, evocó Pérez Casabona. No obstante, durante estas últimas décadas, coaliciones, agrupaciones y empresarios manifestaron su interés en un vínculo comercial verdadero, avalado con múltiples visitas y elogios “a la capacitación y formación del personal cubano”.
Un intercambio ¿posible?
Durante la IV Conferencia Agrícola Cuba-Estados Unidos, el presidente del Grupo Empresarial Agrícola de la nación caribeña, Frank Castañeda, indicó que los representantes norteamericanos del sector contribuyen, en cierta medida, a la erosión del “sexagenario bloqueo que tantas angustias y dolores infringe al pueblo” cubano.
Castañeada aludió a la crisis mundial, de la cual tampoco escapa la mayor de las Antillas, con el incremento de los precios de los alimentos básicos y de las materias primas, los altos niveles de inflación y los efectos de las sanciones a Rusia en el marco de la operación militar especial en Ucrania.
Ello provoca “un efecto combinado sobre la alimentación de la sociedad a niveles nunca antes vistos”, agravado en la isla por las consecuencias de esa política unilateral impuesta desde Washington desde la década de 1960.
“En medio de esas difíciles circunstancias, trabajamos por cambios profundos en nuestro modelo económico. En Cuba, aunque la propiedad de la tierra es mayoritariamente patrimonio del Estado, se gestiona en más de un 80% por formas no estatales, entre ellas las cooperativas, los campesinos usufructuarios y micro, pequeñas y medianas empresas privadas y estatales”, señaló.
En este sentido, Castañeda puntualizó los avances en la entrega de tierras ociosas o deficientemente explotadas en manos del Estado a más de 230.000 personas —más de 2 millones de hectáreas que producen insumos “aún insuficientes”— y la actualización de la Ley de la Tierra para el incremento de las áreas de traspaso bajo ese concepto.
Áreas de interés bilateral
En declaraciones a Sputnik, el director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Agricultura (MINAG) cubano, Orlando Díaz Rodríguez, explicó que este foro bilateral nace a partir de un memorándum de entendimiento suscrito entre el Grupo Empresarial Agrícola, atendido por la dependencia, y la coalición agrícola de Estados Unidos.
Los concurrentes, afirmó, abogan por la derogación del bloqueo y el restablecimiento de relaciones normales en el orden comercial, sobre todo en ese sector con amplias potencialidades.
A su juicio, una mayor colaboración entre las partes permitiría “el acceso a semillas y tecnologías en el mercado vecino y la posibilidad de exportar nuestras producciones; ellos tienen mucho interés en insumos agroecológicos, en los cuales la isla posee gran experiencia; frutas frescas e industrializadas, miel de abeja y carbón vegetal”.
Por su parte, el presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios Frank País en la provincia de Artemisa, Pablo Orlando Pérez Guzmán, señaló a Sputnik que la entidad produce 12.000 toneladas al año de viandas, hortalizas, granos y frutales, y además posee una minindustria, pero ahora mismo la prioridad es la compra de insumos.
“Hoy nuestros campos carecen de productos para un mejor desarrollo y rendimiento, trabajamos con el corazón en la tierra. Somos una institución con muy alta productividad, pero si carecemos de materias primas no podemos hacer nada, la única manera de salir adelante es con los negocios. El país está bloqueado, por eso no nos llegan fertilizantes, pesticidas, el combustible es escaso, todo ello afecta el proceso económico”, concluyó.
Tomado de Sputnik / Foto de portada: Ricardo IV Tamayo.