El Che es inmortal
Por Daylén Vega Muguercia *.
Cuando se dice Ernesto Che Guevara, se dicen muchas cosas: Che es sinónimo de héroe, guerrillero, médico, comunicador, ministro, periodista, líder, compañero. La lista es interminable. No hay calificativo suficiente para abarcar toda una vida dedicada a servir a los demás, a luchar por los demás. Incluso a morir. Si es que a la partida física de ese inmenso hombre de la historia universal, se le puede llamar muerte.
Decía Alí Primera, apasionado defensor de la justicia social de los más pobres a través de sus canciones y un grande de la cultura nuestroamericana de resistencia que, Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos. Y el Che es uno de esos hombres al que la muerte no ha podido vencer, porque su lucha infinita por la vida y por devolver la dignidad a los más desfavorecidos, lo ha hecho inmortal.
El Che está presente en cada niño que se inicia en la escolaridad. “Seremos como el Che”, se les escucha decir. A coro. Como una promesa. Quizás, en el primer acto de compromiso de su vida. Con la vida.
Y en ese momento no tienen conciencia de lo que significa, o no son capaces – a tan temprana edad-, de entender la magnitud de tal responsabilidad. Y los años pasan, y los niños se vuelven jóvenes. Y estudian y se preparan para la vida. Opinan, analizan, revuelven e intentan arreglar el mundo. Juegan, se ejercitan, practican deporte. Bailan y ríen, bromean. Toman fotos, escriben un diario, miran con los ojos muy abiertos cuanto sucede a su alrededor. Y los ves dar el paso al frente y organizarse, cuando el campo necesita de su entrega y su esfuerzo voluntario. O en largas filas para donar sangre, porque todos quieren contribuir con su propio líquido vital, para ayudar a otros a vivir, recordemos las tristes páginas recientes del accidente aéreo, el Saratoga, el Supertanqueros… Allí, al pie del cañón como en tiempos de mambises y/o guerrilleros, nuestros jóvenes, los primeros.
El Che vive en cada Escuela de Arte donde los humildes están en las aulas aprendiendo un instrumento que -también gracias a su lucha y a la revolución-, dejaron de ser privativos para las élites sociales. Vive en la niña y el niño que sortea las adversidades impuestas por el bloqueo económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba, que les imposibilita el acceso a materiales didácticos de su especialidad, o a instrumentos optimizados para las necesidades actuales; pero aún así, se esfuerza, se empina por encima de las vicisitudes y se vuelve artista o profesor de arte.
Vive en la Cultura que salva, que defiende, que funda. “Tenemos que ponernos de acuerdo lo que es la técnica y sobre lo que es la cultura. Evidentemente no es lo mismo la cultura que la técnica. La cultura es un saber fundamental o esencial del ser humano, que le sirve para acomodarse a todas las condiciones de la vida y para su satisfacción personal. La técnica, es el instrumento de trabajo, pero al mismo tiempo, una parte que en este mundo moderno, mecanizado, científico, ocupa un papel importante. Por eso, en el desarrollo de la cultura de un pueblo, tienen que correr parejos, la enseñanza integral del individuo en cuanto a sus conocimientos y relaciones sociales, espíritu científico, y al mismo tiempo, la capacitación técnica.”, expresaba el 7 de octubre de 1959.
Y advertía con una lucidez propia de los profetas el peligro de la colonización cultural que se cernía sobre los pueblos de América: “Podría contarles los muchos ejemplos de la importancia que el poder colonial da a la cultura como instrumento de infiltración. Vengo de un recorrido por países que han sido objetivos de un largo período de opresión y hemos visto la falsedad de nuestra perspectiva americana, viciada por esa cultura prefabricada, que nos hacían pensar en todos aquellos pueblos, llamados bárbaros, como viviendo aparentemente del recuerdo de la grandeza de civilizaciones extinguidas hace muchos años. Conservan esos pueblos aun hoy, sin embargo, sus valores populares y esos valores, revitalizados apenas cinco a diez años (lapso mínimo) de independencia en la vida de un país, han alcanzado un grado extraordinario, como en el caso de Indonesia, que es de los más extraordinarios, por la originalidad y la fuerza de su cultura, que fuera mucho tiempo oprimida por el poder colonial actuante, el que, en cientos de años no hiciera una fábrica, ni una escuela, ni un centro donde el arte popular se desarrollara; y es el arte, parte fundamental de la cultura . Nadie puede llamarse culto, sin algún contacto con él.”
El Che, inmortal e internacional, marcó la historia y la cotidianidad de nuestro país para siempre. Y para suerte nuestra. Hoy, en medio de un contexto político y cultural adverso, donde el Tío Sam intenta por todas las vías y a todo costo hacerse con la nación cubana y enterrar la nacionalidad, las ideas del Che son una especie de escudo moral que protege y ampara.
“Estamos en un momento crítico, estamos quizás en el borde donde acaban las palabras y empiezan los hechos. Tras la cortina de ataques calumniosos y de quejas hipócritas, se prepara una de las más grandes agresiones contra un pueblo que lucha por su liberación; y si por un solo momento nos paramos en nuestro camino para meditar en la forma de defendernos, estamos vencidos. Nuestra única respuesta debe ser la respuesta revolucionaria (…) que nos permita sobresalir en América como nación productora y trabajadora o la potencia guerrera que nos permita defender nuestro territorio y mantener nuestro sitial de vanguardia de la libertad de América.”
Era el 29 de enero de 1960 y el Che sentenciaba: “todavía soy mucho más guerrillero que Presidente de Banco”. A sesenta y tres años de aquellas palabras. El pueblo cubano está lleno de guerrilleros que hacen frente a todo lo que pueda atentar contra los sueños de justicia y dignidad por los que dio su vida aquel joven médico argentino que es hoy hijo ilustre de la historia patria.
(*) Periodista cubana, editora del Podcast Mujeres al Sur.
El ejemplo de Ernesto Che Guevara de la Serna es insuflado en la niñez y juventud de Cuba. Este argentino nacido en Rosario de Santa Fé es el DESAPARECIDO TREINTA MIL UNO en su patria. Los multimedios opositores lo calumnian, insultan, desprecian y denostan, pero la herramienta predilecta de ellos es NO HABLAR de él, NO MENCIONARLO, ocultarlo para que su ejemplo maravilloso no prenda en el pueblo argentino. También cierta izquierda, que si que nó es aliada de estas actitudes deplorables y miserables. Gracias CUBA por mantenerlo brillando como un metal recién pulido para que por lo menos nos lleguen ecos del homenaje a quien honor merece. Eladio Gonzalez toto fundador del primer museo suramericano Ernesto Che Guevara de Buenos Aires en 1996. eladiogonzaleztoto2@gmail.com ¡Hasta la victoria siempre!