Hollywood, el gran aliado en la guerra cultural
Por Raúl Antonio Capote / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano
Desde su nacimiento, el cine de Hollywood se convirtió en una eficiente herramienta para «americanizar», o simplemente transmitir los valores del modo de vida estadounidense.
La producción cinematográfica y televisiva, se puso al servicio de la ofensiva axiológica, Hollywood, produjo un número importante de películas que trataban temas laborales y sociales, enfocados con espíritu progresista.
Un botón de muestra de esta producción es Tiempos modernos (1936), de Charles Chaplin, que expuso crudamente, aunque con humor, la situación que se vivía de crisis y de desempleo.
Otro ejemplo fue Las uvas de la ira (1940), en la que John Ford, adaptando una novela de John Steinbeck, mostró las consecuencias de la Depresión en el campo norteamericano.
Esta relación estrecha entre el gobierno y la industria cinematográfica no sería olvidada, una vez obtenido el consenso necesario para la implantación de la nueva política para salvar el sistema, hacía falta lanzar un mensaje optimista y esperanzador a las grandes masas.
Este mensaje lo ofrecieron las excelentes producciones de Frank Russell Capra, las comedias que realizó pretendían demostrar que, pese a los problemas, el sistema capitalista norteamericano era el mejor y que los valores estadounidenses siempre acaban por triunfar.
Autor entre otros del filme ¡Qué bello es vivir! (1946) que fue nominado para cinco premios Oscar, Capra, alcanzó la fama y marcó un estilo de hacer cine de comedia que aún perdura, sabía adoctrinar con suma eficacia.
El «genio de la comedia ideológica» era un adelantado en algo que el general George C. Marshall, definió «Para ganar esta guerra debemos ganar la batalla por la mente de nuestros hombres»
Terminada la Segunda Guerra Mundial, Hollywood se alineó entusiasta con la campaña anticomunista, el ciclo de películas se inició en 1947 con un título emblemático El telón de acero de William Wellman.
Paralelamente a esta ofensiva artística, se desarrolló el triste período de la denominada Caza de Brujas, que condujo ante la Comisión de Actividades Antiamericanas del Congreso a muchos profesionales del cine, especialmente a guionistas, directores e intérpretes acusados de comunistas.
Los años cincuenta, vieron florecer el Star System, las personas se sentaban frente a la pantalla y el cine de Hollywood les dictaba patrones de belleza, les señalaba lo que estaba bien y lo que estaba mal, quiénes eran los buenos y quiénes los malos.
La alianza estratégica entre Hollywood y el sistema es sólida. El papel del cine estadounidense en la construcción simbólica del capitalismo ha sido esencial, la promoción y venta del modo de vida norteamericano tuvo en el cine su principal gestor. Ningún otro arte supera a la gran fábrica de sueños.
Después del 11 de septiembre se produjo una visita a Hollywood, según el historiador de Cine Sasha Knezev, donde el entonces presidente George W. Bush, acompañado de Dick Cheney y Carl Root, solicitaron la cooperación de la industria en la guerra contra el terrorismo.
Bush y compañía se reunieron con el presidente de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, Jack Valenti, con el objetivo de lograr que el cine reflejara una imagen positiva de las acciones de guerra en las que estaba involucrado el país.
Según el ex congresista Rodney Martin «la CIA necesitaba urgente reconstruir la «credibilidad perdida», sobre todo después de la agresión a Irak y la revelación de los crímenes de Abu Graid.
La agencia acudió de nuevo a Hollywood y de esa colaboración, que incluyó un cuantioso financiamiento, salieron series como 24 horas, Last Ship, etc.
Según Eric Drattsser analista geopolítico, la CIA y Hollywood, trabajan codo a codo para consolidar los relatos que necesitan los actores políticos.
El mundo irreal fabricado en los estudios cinematográficos y de la televisión, a lo que se suma hoy el ecosistema digital, es para muchos, la única fuente de información de lo que sucede en el mundo, las películas de la gran industria del entretenimiento, construyen el relato adecuado para las grandes masas de consumidores, condicionados desde la cuna a creer cada imagen y cada discurso de sus héroes de ficción.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: Ershov Maks / Getty Images