El impacto del fenómeno Milei: ¿la política argentina está ante el fin de una era?
Por Juan Lehmann.
La irrupción del candidato libertario en el tablero electoral y su triunfo en las primarias presidenciales dejaron obsoletas las categorías que explicaron a la política argentina en los últimos 15 años. Hay nuevo rol para Cristina Fernández, Mauricio Macri y una pregunta que inquieta a los analistas: ¿cuál es la apuesta de los exmandatarios?
El vendaval político desatado por el imprevisto triunfo del economista Javier Milei en las elecciones primarias presidenciales del 13 de agosto es de alcance incierto. Independientemente de que su victoria se ratifique en los comicios generales del 22 de octubre y se convierta en presidente de Argentina, el horizonte ofrece solo una certeza: la dinámica política del país sudamericano ya no será la de antes.
Si la disputa retórica se organizó en torno al “kirchnerismo-antikirchnerismo” desde los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), esta dicotomía ideológica entró en crisis con la irrupción de una tercera fuerza de peso en el menú electoral.
Así como Cristina Fernández vio consolidar su liderazgo político al frente del Gobierno —cristalizado en su reelección del 2011, cuando cosechó el 54% de los votos—, en espejo, el opositor Mauricio Macri sacaría provecho al nuclear a la mayoría de la oposición e imponerse en los comicios del 2015 para terminar con 12 años de peronismo.
Sin embargo, la emergencia de un outsider como Milei en la escena política —primero en 2021, cuando fue electo diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— logró terminar con aquella polarización, de la que se alimentaron las coaliciones formadas en torno a ambos líderes, insertando una tercera pata a la mesa electoral.
“El eje kirchnerismo-antikirchnerismo, que organizó al mapa político en los últimos 15 años, ahora está en crisis. No sirve para explicar los fenómenos nuevos”, explica a Sputnik el politólogo Lucas Romero, director de la consultora Synopsis.
“Con Milei irrumpe el conflicto ordenador: la división propuesta es entre la ‘casta política’ —donde se encuentran las dos alianzas dominantes— y los sectores anticasta'”, distingue.
Entre las elecciones primarias presidenciales del 2019 y las del 2023, Unión por la Patria (ex-Frente de Todos) perdió 5 millones 745.249 votantes, un 47% del total cosechado entonces. Por su parte, Juntos por el Cambio sufrió la merma de 1 millón 423.660 votantes, equivalente a un 17%. La suma de ambos números se acerca a los 7 millones 352.244 sufragios que obtuvo Milei en los últimos comicios.
Si Argentina se había acostumbrado a un sistema casi bipartidista —con una centroderecha representada en la oposición de Juntos por el Cambio y una centroizquierda agrupada en torno a la oficialista Unión por la Patria—, la llegada del libertario, que propone dolarizar la economía y hasta incendiar el Banco Central, echa por tierra cualquier explicación binaria de la política.
Según el director de la Consultora Circuitos, Pablo Romá, “las categorías políticas que usamos hasta hoy mutaron definitivamente. Ya Cristina y Macri dejaron de abarcar todo el espectro político, y ese corrimiento impacta en todo el sistema”.
“En la nueva narrativa se pone al individuo enfrentado al establishment político, y eso amenaza a la dicotomía entre kirchnerismo-antikirchnerismo, afectando a ambas coaliciones”, sostiene el analista.
El impacto en el peronismo
La renuncia de Cristina Fernández a cualquier candidatura en las elecciones nacionales —tras la condena judicial que recibió en la llamada causa Vialidad— alimentó la incertidumbre y el problema de la sucesión dirigencial. Corrido el presidente Alberto Fernández de la aventura reeleccionaria, quien tomó la posta fue el ministro de Economía, Sergio Massa.
Sin embargo, el consultor destaca que “la representación que tiene Cristina Fernández es muy fuerte, y veo difícil que la pierda en estas condiciones”.
Lucas Romero coincide con su colega. Para el investigador, incluso un escenario de victoria del ministro de Economía no erradicaría el peso de la actual vicepresidenta.
“En caso de que el oficialismo pierda, necesariamente va a discutirse el liderazgo. Sin embargo, en el peronismo las sucesiones nunca se dan por una vía que no sea la electoral. Así que habrá que esperar a la siguiente elección para cristalizar el nuevo dispositivo”, sostiene el politólogo.
Si bien el peronismo representa a un heterogéneo entramado de identidades, la referenciada en la vicepresidenta resalta por ser una de las más activas y altisonantes.
Sin embargo, el futuro de la organización formada en torno a la exmandataria tiene elementos de los cuales aferrarse para sobrevivir: paradójicamente, el principal de ellos puede ser incluso el propio Javier Milei.
De acuerdo con Romero, “si gana un opositor y el Gobierno entrante empieza con mal humor social y creciente malestar, lo cual es lógico por la crisis económica, probablemente el rol que ocupe el kirchnerismo como oposición va a ser muy distinto, y aparezca fortalecido”.
“Hoy el sector que responde a Cristina quizás pueda volver a integrar una identidad capaz de construir una mayoría, agrupando a los opositores al propio Milei. Es como si el kirchnerismo pudiera resetear su identidad a partir de volver a la oposición”, dice el consultor.
Bajo ese razonamiento, el corrimiento de la vicepresidenta de la centralidad pública durante la campaña electoral responde a razones estratégicas.
“El rol de Cristina probablemente tenga explicaciones coyunturales más que estructurales. El oficialismo enfrenta una elección adversa en medio de un escenario económico que lo perjudica. El hecho de que se encamine a una probable derrota es un incentivo para que la vicepresidenta no se involucre”, afirma Romero.
El paso en falso de la oposición
Si el renunciamiento electoral de Fernández de Kirchner habilitó la pregunta por el futuro del liderazgo peronista, lo mismo ocurrió en Juntos por el Cambio cuando Macri anunció que no sería candidato, lo cual habilitó una voraz disputa interna de la que saldría triunfante la exministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Sin embargo, en el coctel de la coalición opositora aparece un ingrediente más que complejiza la situación. Salir segunda en los comicios —detrás de La Libertad Avanza, el partido de Milei— resultó una cachetada para la alianza que hasta unas semanas antes de las primarias se vislumbraba como gran favorita frente a la caída del Gobierno en las encuestas.
“Juntos fue víctima de su autopercepción como irremediable ganador. El hecho de que Milei lo haya desplazado como principal fuerza de oposición da cuenta de la crisis interna: la disputa por el liderazgo es solo un síntoma de ese problema”, afirma a Sputnik el analista político Pablo Cano.
“La oposición entró en un limbo que no va a zanjar hasta los resultados de las elecciones generales, porque toda su disputa interna sigue abierta”, sostiene el investigador.
Si bien Bullrich logró imponerse en su interna, hasta ahora no ha podido desplazar de la escena a su exjefe político, Mauricio Macri. Para Cano, “parece que la candidata aún busca su lugar. Si el oficialismo tiene en Massa a un dirigente con perfil de liderazgo, en Juntos todavía no está claro, y eso también explica la fragmentación del voto”.
Final abierto
La coyuntura ofrece más preguntas que respuestas. Las dos coaliciones principales que supieron nuclear a la enorme mayoría de votos en las últimas elecciones hoy se ven amenazadas por un tercer actor cuya agenda relegó las de ambas alianzas y que, además, logra cosechar fuertes adhesiones en sectores jóvenes, distanciados de la dirigencia tradicional.
“El de Milei es un liderazgo nuevo que llegó para quedarse, al margen de cuál sea el resultado electoral. Incluso si pierde, va a representar a muchos votantes que buscan escapar al esquema de dos coaliciones que conocimos hasta hoy”, explica Romero.
“Milei es quien encarna el rechazo a la política, y ahí está su fuerte. Su liderazgo rompe con los esquemas que conocíamos en Argentina, pero que tienen paralelismos en distintas partes del mundo, como Brasil con [Jair] Bolsonaro o Estados Unidos con [Donald] Trump”, asegura el politólogo.
El correlato en el liderazgo alcanza tanto al peronismo como a Juntos por el Cambio. Casi en espejo, Cristina Fernández y Mauricio Macri fueron desplazándose paulatinamente del centro de la escena. Sin embargo, su decreciente centralidad no es inexorable.
Según Romá, “el ocaso de los liderazgos de Cristina y de Macri, por más que sepamos que no están muertos ni mucho menos, naturalmente van generando la emergencia de nuevos actores. Estamos asistiendo a un fenómeno esperable en un contexto de renovación”.
“Aún es todo muy prematuro. No hay condiciones para pensar en cómo va a organizarse el esquema político. El peso de Cristina y de Macri sigue vigente, pero está en caída. La pregunta por quién vaya a reemplazarlos en la representación política sigue abierta”, concluye el analista.
Tomado de Sputnik / Foto de portada: Twitter / @JMPresidente23.