La posición china frente a Palestina y el posible final de esta guerra desigual
Por Maria Fe Celi Reyna.
El genocidio de palestinos sigue. Mientras aumentan los muertos, más aumenta la frustración de quienes lo vemos a lo lejos.
Muchos han manifestado su decepción porque consideran que las “nuevas potencias” como China y Rusia no están haciendo lo suficiente para detener esta masacre. Frente al cúmulo de imágenes de muertos nada nos parece ser suficiente.
Lo cierto es que se está haciendo mucho para lograr dos objetivos: un alto al fuego y evitar una escalada del conflicto que arrastre a toda la región o, incluso, el mundo entero.
Más de un mes después se puede decir que el segundo objetivo se está logrando con relativo éxito, mientras que el primero parece, aún, un imposible.
China, Rusia, Irán y los países árabes están involucrados en este proceso. En esta columna me voy a concentrar en el país que, tal vez, más expectativas suscita y cuyas acciones menos notamos: China.
Relación China- Palestina: un vínculo sólido e histórico
En 1950, “Israel” reconoce a China, pero esto no fue reciproco. El nuevo gobierno chino inició un acercamiento hacia el pueblo palestino puesto que lo veían como un colectivo clave en la lucha contra el imperialismo.
China fue el primer país no árabe en reconocer a la Organización por la Liberación de Palestina (OLP). En 1965, la organización abrió una oficina en Beijing que actuaba como representante diplomático del pueblo palestino. Durante la década del 60, China entrenó y armó al Ejército por la Liberación de Palestina (ELP). El entrenamiento no sólo fue militar sino también ideológico.
China ha cultivado buenas relaciones con todos los países en Asia Occidental, así se odien entre ellos. Por ello, pudo intermediar entre Irán y Arabia Saudita. Luego de la reapertura de relaciones diplomáticas, Beijing expresó su voluntad de intermediar entre “Israel” y Palestina.
Los cambios en la política exterior china, así como los problemas entre facciones de la resistencia palestina enfriaron el vínculo, pero China nunca dejó de apoyar al pueblo palestino, ni siquiera cuando normalizó relaciones con “Israel” en 1992, cuatro años después de hacer lo mismo con el Estado Palestino.
Los israelíes no podían permitirse cerrarles la puerta a los chinos y pensaron que con otras estrategias como el uso de soft power podrían cambiar ese vínculo. No convencieron ni al gobierno ni al pueblo chino, que asocia la lucha de los palestinos con la que ellos pasaron antes de la fundación de la República Popular China en 1949.
En las últimas décadas, China ha contribuido con ayuda humanitaria, incluyendo construcción de escuelas. Durante la pandemia de covid-19, mandaron personal médico y vacunas. Asimismo, dona a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
En julio de 2017, Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, le otorgó a Xi Jinping el mayor reconocimiento del Estado Palestino. En junio de este año, Abbas visitó China en el marco de los 35 años de relaciones diplomáticas. En esa oportunidad el vínculo diplomático se elevó a asociación estratégica.
China ha cultivado buenas relaciones con todos los países en Asia Occidental así se odien entre ellos. Por ello, pudo intermediar entre Irán y Arabia Saudita. Luego de la reapertura de relaciones diplomáticas, Beijing expresó su voluntad de intermediar entre “Israel” y Palestina.
La posición china, que mantienen incluso un mes después del genocidio en Gaza, es la de los dos Estados, de acuerdo con los límites establecidos por la ONU en 1967 y con Jerusalén Este como capital del Estado Palestino.
En 2022, durante su discurso en la Cumbre de China y Estados árabes, Xi Jinping se refirió a Palestina como la clave para la paz y estabilidad en la región, y que las injusticias contra el pueblo palestino no deberían quedar desatendidos por mucho más tiempo.
Cronología de las acciones chinas
El 11 de octubre, Zhai Jun, enviado especial del gobierno chino en Asia Occidental tuvo una conversación con la viceministra de Relaciones exteriores palestina, Amal Jadou. Por su parte, Wang Yi se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, e incluyeron la crisis en su agenda. En paralelo, conversó con sus contrapartes de Arabia Saudita, Irán y Turquía entre el 14 y el 16.
El 14 de octubre, en la conversación con su contraparte saudita, el Príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, Wang Yi dijo que las acciones de “Israel” habían sobrepasado la legítima defensa e hizo un llamado a que la comunidad internacional para detener el castigo colectivo contra los palestinos.
Entre el 16 y el 18 de octubre, las resoluciones propuestas por Rusia y Brasil fueron vetadas en el Consejo de Seguridad de la ONU. La primera por varios países occidentales. La segunda, solo por Estados Unidos. Por el contrario, China votó en favor de ambas. Asimismo, desde Beijing anunciaron que enviarían ayuda humanitaria a través de la ONU y la Autoridad Palestina.
El 22 de octubre, Zhai Jun participó en la Cumbre en El Cairo. Al día siguiente, Wang Yi tuvo un primer intento de mediación al conversar con sus contrapartes de “Israel” y de Palestina. Repitió lo que se venía diciendo desde Beijing: China condena todos los actos contra civiles y acciones que violan el derecho internacional. Llamó a un alto al fuego inmediato y se reafirmó en que la única solución para la paz era la de los dos Estados.
Se comprometió con su contraparte palestina en seguir enviando ayuda humanitaria que responda efectivamente a las necesidades de la población de Gaza. Mientras que a la parte israelí le aseguró que todos los países tienen derecho a defenderse, pero que deben ceñirse al derecho internacional y humanitario, así como a la protección de civiles.
China asumió la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad. Zhang Jun indicó que le dará prioridad a la resolución de la crisis en Palestina. Esto significa negociar con EE.UU. para aprobar una resolución de alto al fuego.
El 25 de octubre, el embajador permanente de China en la ONU, Zhang Jun, vetó la resolución estadounidense en el Consejo de Seguridad. En su explicación indicó que el proyecto de resolución estaba “fuera de balance” y confundía “lo correcto con lo incorrecto”, ya que en ningún momento indicaba de manera clara la necesidad de un alto al fuego ni la raíz de la crisis humanitaria. El Consejo no sería responsable al aprobar una resolución con lenguaje ambiguo en un tema de vida o muerte, y que podría dar pie a una escalada militar.
El 27 de octubre se produjo un altercado entre los embajadores de “Israel” y China en el Consejo. El embajador israelí atacó a Zhang Jun por su veto. Zhang le respondió de manera contundente diciendo que convertir a China en un enemigo era un error y le recordó que la posición de su país incluía la condena tanto a las víctimas palestinas como israelíes.
El embajador chino agregó que Beijing reconocía las preocupaciones de seguridad de Israel, pero recalcó que los derechos de los palestinos no han sido respetados hace mucho tiempo. Finalmente, le pidió adherirse a los hechos y a la justicia para que ambos pueblos vivan en paz.
En noviembre, China asumió la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad. Zhang Jun indicó que le dará prioridad a la resolución de la crisis en Palestina. Esto significa negociar con EE.UU. para aprobar una resolución de alto al fuego. Asimismo, Joe Biden y Xi Jinping se reunirán esta semana, en el marco de la Cumbre de la APEC, y se espera puedan poner este tema en la agenda.
Los límites de las acciones chinas y el posible futuro del conflicto
Los años de unipolaridad nos han acostumbrado a que un país pase por encima del resto. En un mundo multipolar, eso no es posible.
La responsabilidad principal de darle solución a esta guerra recae en los países musulmanes de Asia Occidental y del Norte de África. China solo puede ser un apoyo diplomático.
Como hemos visto, todas sus acciones en el último mes se han dado en coordinación constante con estos países. Es decir, la posición de China es la de los otros países que, no olvidemos, muchos de ellos formarán parte del BRICS+ a partir de 2024.
Estos han sido profundamente criticados por todo el mundo ante lo que se ve como una falta de acción, pero la situación es más complicada.
“Israel” no es un país, es un proyecto occidental y como tal, EE.UU. no dejará que desaparezca. Buscar erradicarlo por vía militar significa entrar en guerra directa con EE.UU., el único país que ha lanzado bombas atómicas.
Por un lado, si intervienen, la guerra escalaría. Las acciones de “Israel” y de EE.UU. parecen indicar que es el camino que esperan. En especial, quieren una “excusa” para atacar Irán. Por otro lado, si no lo hacen, miles de palestinos morirán y luego “Israel” irá por el resto de los países de la zona. Es una situación perder-perder.
Al parecer, están apostando por la vía diplomática y económica. Primero, forzando la solución de los dos Estados. Hoy, el mundo entero coincide en que los palestinos tienen derecho a un Estado. Segundo, normalizando con “Israel” para incorporarlo a la dinámica económica regional y su economía termine siendo absorbida por economías más importantes como las del Golfo Pérsico.
En este nuevo proceso, habría una gran diferencia con los intentos de pacificación anteriores. EE.UU. no será más el hegemón que controle todo. El BRICS+ será una realidad y tendrá más peso económico que Occidente.
En cuanto a la solución de los dos Estados, China será el país candidato para mediar entre ambas partes. Su insistencia en la neutralidad, hasta el punto de parecer necios, se debe a que entienden que es el único camino para solucionar este lastre de la colonización occidental sin arriesgar nuestra propia existencia.
“Israel” perderá está guerra. La hegemonía occidental terminará en Gaza. Lo que me parte el alma es darme cuenta de que quienes pagarán el costo más caro son los palestinos.
Tomado de RT/ Foto de portada: Prensa Latina.