Internacionales

Mundo para cínicos

Por Randy Alonso Falcón.

“La verdad es la primera víctima de la guerra.”
Esquilo

La Verdad y la Mentira pugnan también en todas las guerras.

La Verdad sigue siendo la primera víctima de esos conflictos. No se cuenta como los muertos y heridos; pero, puede pesar tanto como ellos en el curso de los acontecimientos. Los genocidas la aniquilan con la misma velocidad y saña que a los adversarios. Tratan de imponer la suya a su antojo, tanto como pretenden dominar las acciones a golpe de bombas y cohetes sofisticados.

La Mentira es el arma predilecta de los matones de estos tiempos. Va en la vanguardia de sus operaciones de dominación y exterminio. Es más barata que el resto de las armas en el arsenal de los poderosos.

Así lo ha hecho el poder israelí desde el pasado 7 de octubre, cuando fueron sorprendidos por una operación militar inédita de Hamás y comenzaron un verdadero genocidio de tierra arrasada contra Gaza.

NOVA

Imágenes del lugar donde se desarrollaba el Festival de Música electrónica en el desierto de Neguev

“Sobrevivimos haciéndonos los muertos”, contó a France 24 Esther Borochov, una de las jóvenes que participaban en el Festival de música al aire libre “Tribe of Nova”, en el desierto de Neguev, a pocos metros de la frontera militarizada de Israel con Gaza y que terminó bañado en sangre. “Vimos a terroristas matando gente, quemando carros, gritando por todas partes”, declaraba entonces a NBC News, Shoam Gueta, a quien identificaban como uno de los asistentes al festejo de aquel 7 de octubre. La madre del británico Jake Marlowe, de 26 años, testimoniaba al “Jewish News” al día siguiente: “Ayer estaba de vigilante en una fiesta rave y me llamó a las 4:30 de la mañana para decirme que estaban volando cohetes”.

Todos los medios israelíes y del mainstream estadounidense y británico se lanzaron ese día a contar un escenario de horror provocado por “los terroristas de Hamas”. “Han masacrado a la gente a sangre fría de una forma inconcebible”, declaraba a la agencia AFP Moti Bukjin, una portavoz del servicio de rescate israelí Zaka.

Más de un mes después, el periodista e investigador Max Blumenthal reveló en The Grayzone (y publicado en español por Cubadebate) que helicópteros Apache del ejército israelí llegaron hasta el Neguev aquella madrugada con la encomienda de tirar sin miramientos a todo lo que se moviera en aquellos lares.

“Los helicópteros Apache parecen haberse centrado en los vehículos que regresaban a Gaza desde el festival de música electrónica NOVA y los kibuts cercanos, atacaron coches con el aparente conocimiento de que los cautivos israelíes podrían estar dentro. También dispararon contra personas desarmadas que salían de los coches o caminaban a pie por los campos de la periferia de Gaza.

“En una entrevista con el medio de noticias israelí Mako, un piloto de Apache reflexionó sobre el tortuoso dilema de si disparar a las personas y los coches que regresaban a Gaza. Sabía que muchos de esos vehículos podrían haber tenido cautivos israelíes. Pero eligió abrir fuego de todos modos…”

[…] “Yasmin Porat, una asistente del festival de música Nova que huyó al kibutz Be’eri, dijo a la radio israelí que cuando las fuerzas especiales israelíes llegaron durante un enfrentamiento de rehenes, “eliminaron a todos, incluidos los rehenes, porque había fuego cruzado muy, muy fuerte”.

“Después de un fuego cruzado loco”, continuó Porat, “se dispararon dos proyectiles de tanques contra la casa. Es una pequeña casa de kibutz, nada grande”.

Y no solo fue la masacre tras el Festival musical. Blumenthal establece que “El ejército de Israel recibió órdenes de bombardear las casas israelíes e incluso sus propias bases, ya que fueron abrumados por los militantes de Hamás el 7 de octubre. ¿Cuántos ciudadanos israelíes que se dice fueron “quemados vivos” fueron realmente asesinados por fuego amigo?”

A su vez, el importante medio israelí Haaretz confirmaría el 18 de noviembre, en un artículo del periodista Josh Brenner, que “un helicóptero de combate de las FDI que llegó al lugar (del Festival de música) desde la base de Romat David disparó contra los terroristas y aparentemente también alcanzó a algunos de los juerguistas que estaban allí”.

“Siempre ha sido un misterio para mí cómo los hombres
pueden sentirse honrados por la humillación de sus
semejantes.”
Mahatma Gandhi 

El nazismo hizo horrores contra judíos, comunistas y todos aquellos que no fueran arios o que enfrentaran su ideología racista. El sionismo hace los mismo contra árabes, izquierdistas y antisionistas. Las víctimas de ayer son los feroces victimarios de hoy.

Para encubrir sus crímenes, Israel tacha de terroristas a los palestinos; los intenta mostrar feroces, asesinos, desalmados. Asesina a todos los que puede, y encarcela a todos los que se le antoja. Las cárceles de la potencia ocupante están llenas de singulares “terroristas”: mujeres y niños

“Siempre tienes miedo” a ser detenido, dijo a Save the Children el adolescente palestino Hisham, de 14 años, en una investigación publicada el pasado mes de julio. Mientras Yusef, otro adolescente entrevistado el pasado año y asesinado por los israelíes este 2023, había declarado a los encuestadores: “Quiero ver las cosas que siempre imagino. No quiero oler gas o ver a soldados por todas partes. No quiero tener miedo de salir a la calle. No quiero que mi madre tenga miedo a que pueda resultar herido o que pasee por las calles buscándome por temor a que los soldados israelíes me hayan herido”

Meggido

El dolor de la niñez palestina. Foto: Tomada de Getty Images

Yasser Zimieh es uno de los 123 niños palestinos recién liberados en la concluida tregua. Estaba en la prisión “Meggido”, uno de los centros penitenciarios israelíes que encierra a niños y adolescentes varones palestinos.

Al hablar a los medios palestinos tras su recibimiento en Gaza dijo: “El año que estuve en prisión fue difícil. Nos trataron con mucha violencia y represión. El 30 de octubre golpearon a muchos presos. Los presos murieron en sus manos. Por las noticias supimos que tres prisioneros fueron martirizados” (…) Había otros, niños pequeños, cuyas cabezas estaban abiertas por las palizas. Niños pequeños, de 10 y 12 años, estaban siendo golpeados. Nos trataron la violencia más intensa.”

Unos 200 menores de edad palestinos se encuentran hoy en diversas cárceles israelíes, donde son sometidos a torturas y maltratos.

Un comunicado de la Comisión de Asuntos de Prisioneros y Exprisioneros alertó que los centros penitenciarios de Ofer, Megiddo y Damon “carecen de las necesidades mínimas de vida e integridad humana”.

Los niños privados de libertad son sometidos a métodos de tortura y trato degradante que contradicen los estándares internacionales de derechos humanos, afirma el documento.

Soldados israelíes recorren Balata, un campo de refugiados palestinos en Naplusa, Cisjordania, el jueves 23 de noviembre de 2023. Foto: AP

Osama Naif Marmash, otro niño liberado recientemente durante la tregua, confirmó con su testimonio la aberrante realidad:

“Cada semana, el Ejército israelí viene a golpearnos, nos quita toda la ropa, las mantas y los colchones”, dijo Marmash, quien llevaba cinco meses recluido en detención administrativa sin cargos, a la Agencia turca Anadolu.

El niño proveniente de la ciudad de Nablus, al norte de Cisjordania ocupada, dijo que el día de la liberación los habían obligado a permanecer en el frío desde las 8:00 a.m. “hasta que llegó la Cruz Roja” y nos sacó de la prisión de Ofer”.

“Esa mañana, los soldados israelíes vinieron y rociaron a los prisioneros con agua a pesar del frío clima”, agregó.

La referida Comisión de Asuntos de Prisioneros y Exprisioneros contabiliza que desde 2000 más de 17 mil menores palestinos fueron arrestados por las fuerzas de seguridad israelíes.

Un reciente informe de la Sociedad de Prisioneros Palestinos alertó que muchos de ellos son capturados por la noche en los domicilios, golpeados delante de los familiares, esposados, mantenidos sin comida ni bebida durante largas horas y sometidos a interrogatorios sin la presencia de los padres.

El jueves 30 de noviembre fue liberada la joven palestina Zeina Abdo, de 18 años, residente en Jerusalén este. Pasó ocho meses en arresto domiciliario, con solo 16 años, hasta que fue traslada a una cárcel israelí en 2021. El pasado julio fue condenada en firme a cinco meses y medio de cárcel.

Fue detenida por sorpresa cuando iba caminando por la calle. Denunció que durante su arresto y detención fue agredida y brutalmente golpeada. Estaba acusada de “incitación en redes sociales” a la violencia. Tras los atentados del 7 de octubre fue, como han denunciado otros presos palestinos, sometida a un régimen de incomunicación y aislamiento durante 49 días en su celda. “Toda mi infancia ha pasado por la ocupación israelí y por la prisión”, decía a la cadena Al Jazeera tras su liberación.

Su relato habla de falta de comida y de higiene en la cárcel, de insultos e intimidación constante y de violencia estructural, incluso de agresiones tras los atentados palestinos de octubre. “No vimos el sol… nos privaron de comida, no había colchón ni nada. Mucha de nuestra ropa fue tirada a la basura”, recoge la agencia Ansa.

De acuerdo con organizaciones defensoras de los derechos humanos, más de 750.000 palestinos han pasado por las cárceles israelíes desde que Israel capturó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental durante la Guerra de los Seis Días en 1967. Actualmente hay 7.200 palestinos en cárceles israelíes, según Qadura Fares, director del Club de Prisioneros Palestinos. Tan sólo desde el 7 de octubre ha habido unas 2.000 detenciones.

Una gran cantidad de los prisioneros palestinos recién liberados nunca fueron juzgados. Según recuerdan diferentes organizaciones de Derechos Humanos israelíes y palestinas, el Estado judío emplea sin reparos y con asiduidad, tanto en Jerusalén como en la Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza, la llamada “detención administrativa”.

Según la organización israelí B’tselem, esta figura legal consiste en “el encarcelamiento sin juicio ni cargos, alegando que una persona planea cometer un delito en el futuro. No tiene límite de tiempo y no se divulgan las pruebas en las que se basa”, ni a los propios detenidos ni a sus abogados.

La mayoría de los presos palestinos que fueron liberados son menores de edad. Foto: Tomada de Getty Images

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Eduardo Galeano, Periodista y escritor uruguayo

Los genocidas van a la raíz. No quieren que queden huellas ni futuro. Para los sionistas no basta con masacrar a la población adulta; hay que matar a los niños. Cada diez minutos uno es asesinado en la feroz ofensiva militar contra Gaza.

No es algo nuevo.  En abril de 1948, la cúpula sionistas comenzó a trazar con mayor claridad su política hacia la población que quedara en los pueblos que ocuparon durante la limpieza étnica. Una de sus directrices claras era matar o enviar a un campo de prisioneros, a discreción del comandante en el lugar, a los «hombres en edad de combatir». La orden define claramente lo que se entiende por hombres: cualquier persona mayor de diez años.

El infanticidio gradual se sustituye a veces por una matanza más intensa de niños. Durante la Primera Intifada, según la asociación de médicos israelíes y palestinos por los derechos humanos, cada dos semanas un niño menor de seis años recibió un disparo en la cabeza por parte del ejército israelí.

Durante la Segunda Intifada, 600 niños palestinos fueron asesinados. Cinco mil niños resultaron heridos.

Aún sin la matanza de Gaza, ya a mediados de año, Save the Children denunciaba que 2023 es el año con más niños palestinos muertos a manos de la ocupación israelí en Cisjordania.

Más de 5300 niños han muerto en 48 días de bombardeos israelíes contra la población de Gaza. “Hoy, la Franja de Gaza vuelve a ser el lugar más peligroso del mundo para ser niño. Tras siete días de tregua de una violencia espantosa, se han reanudado los combates. Seguramente morirán más niños como consecuencia de ello”, declaró el viernes 1 de diciembre Catherine Rusell, directora ejecutiva de UNICEF.

Los genocidas no respetan siquiera los hospitales, ambulancias, ni los enfermos. Ante nada se detiene la máquina de matar.

Hospitales del Horror

Hallan cuerpos en descomposición de bebés prematuros en un hospital de Gaza sitiado por Israel. Foto: Al Mashhad Media

Cerrando noviembre unas imágenes, no suficientemente divulgadas por los grandes medios,  mostraron escenas horribles de cadáveres de bebés en descomposición en incubadoras del  Hospital  Pediátrico Al Naser en el norte de Gaza.

El ejército israelí atacó la instalación da salud hace y obligó a todos los pacientes, equipos médicos y civiles desplazados a abandonarlo. La evacuación se produjo tras días de bombardeos directos al hospital.

“Los padres de los bebés, según sus testimonios, se vieron obligados a despedirse de sus bebés y marcharse”, dice un reporte periodístico de la cadena Al Mashhad.

La Cruz Roja prometió a las familias que evacuarían a los bebés. Sin embargo, el ejército israelí impidió la evacuación.

Euro-Med Monitor enfatizó que no se pudo haber hecho nada para salvar sus vidas durante la evacuación, ya que los pacientes y el personal se vieron obligados a irse en contra de su voluntad, y se habría tenido que trasladar a los recién nacidos vulnerables a otro centro médico acreditado. por el ejército israelí, algo que nunca sucedió. En cambio, los bebés fueron abandonados en las máquinas y dejados morir en silencio.

Los cadáveres permanecieron en el hospital después de que el ejército israelí se negara a permitir su entierro.

El Ministerio de Salud de Gaza sostiene que el Ejército israelí no atendió a los menores porque “estaba demasiado ocupado fabricando vídeos de supuestas pruebas en el sótano de los hospitales pediátricos Al Rantisi y Al Naser” para intentar demostrar que en sus sótanos o bajos sus estructuras se encontraban los principales centros de mando de Hamás.

Israel ha insistido durante toda la ofensiva en que los hospitales son utilizados por Hamás para esconderse de los ataques del Ejército, por lo que son considerados objetivos militares.

Incluso llegó a afirmar que bajo el Hospital Al Shifa, el mayor de la Franja de Gaza, se encontraba el principal centro de mando de Hamás, una alegación que rebajó tras apenas poder mostrar unos pocos fusiles desvencijados y un pozo en las áreas externas de la instalación.

“Lo único que pudieron demostrar es su propia depravación desalmada y su falta de humanidad”, sostuvo un comunicado ministerial.

A mediados de noviembre, 6 bebes morían en el Hospital de Al Shifa, tras días sin corriente y bajo asedio de las tropas israelíes. Otro 8 murieron en días recientes tras ser evacuados de esa instalación.

“El mundo no puede permanecer en silencio mientras los hospitales, que deberían ser refugios seguros, se transforman en escenarios de muerte, devastación y desesperación”, declaraba el Director General de la Organización Mundial de la Salud Tedros Adhanom Ghebreyesus .

Después de la destrucción y la muerte, los soldados israelíes posaron para la prensa con unas incubadoras que traían para un hospital que estaba sin electricidad hacía numerosos días. Cinismo total.

Bebes en el hospital de Al Shifa. Foto: Gobierno palestino

Pero no acaban ahí los horrores de los ocupantes. El ejército israelí ha estado reteniendo los cuerpos de decenas de palestinos asesinados durante su genocidio en la Franja de Gaza.  Euro-Med Monitor, una organización de derechos humanos,  ha documentado la confiscación por parte del ejército israelí de decenas de cadáveres del complejo médico Al-Shifa, del Hospital Indonesio en el norte de la Franja de Gaza, y otros de las proximidades.

Euro-Med Monitor planteó preocupaciones sobre el probable robo de órganos, a partir de informes de profesionales médicos en Gaza que examinaron rápidamente algunos cuerpos después de su devolución por los ocupantes. Estos profesionales médicos encontraron evidencia de la falta de cócleas y córneas, así como de otros órganos vitales como hígados, riñones y corazones.

Israel es el mayor centro del comercio mundial ilegal de órganos humanos, según una investigación de 2008 de la cadena estadounidense CNN, que también reveló que Israel participaba en el robo de órganos de palestinos muertos para uso ilegal.

En los últimos años ha habido varios reportes sobre el uso ilegal de cadáveres de palestino en poder de Israel, incluido el robo de órganos y su uso en los laboratorios de las facultades de medicina de las universidades israelíes.

La doctora israelí Meira Weiss, profesora emérita de la Universidad Hebrea de Jeruslán, reveló en su libro Over Their Dead Bodies  que órganos extraídos de palestinos muertos fueron utilizados en investigaciones médicas en las facultades de medicina de las universidades israelíes y fueron trasplantados a cuerpos de pacientes judíos-israelíes.

Escalofriantes también son las confesiones de Yehuda Hess, exdirector del Instituto Abu Kabir de Medicina Forense de Israel, sobre el robo de tejidos humanos, órganos y piel de palestinos muertos durante un período de tiempo sin el conocimiento o aprobación de sus familiares.

Para los sionistas, la vida de un israelí vale la de 100 palestinos, escribió Galeano.

“Nadie es más odiado que el que dice la verdad”

Platón

Ser periodista es peligroso, en todos los tiempos. Tu vida puede valer muy poco, sobre todo si molestas al poderoso. Para el genocida, sea narco, fascista o sionista, el periodista o debe ser comprado o eliminado por molesto. Es necesario silenciar las verdades.

Desde el inicio de la matanza en Gaza, Israel ha asesinado a más de 70 periodistas; unos habrán muerto por casualidad entre tanta bomba arrojada sobre la Franja, otros han sido blancos seleccionados por el criminal sionista; quizá alguno hasta elegido por Inteligencia Artificial en la llamada plataforma “Evangelio”, como denuncia The Guardian en un investigación reciente.

Muntasir, Abdullah, Amal y muchos más

La periodista palestina, Amal Zuhd, falleció junto a su familia como resultado de un bombardeo israelí. Foto: Al Mayadeen

Muntasir al Sawwaf, un camarógrafo de la agencia turca de noticias Anatolia, destinado a la Franja de Gaza, murió el 1 de diciembre a consecuencia de un ataque aéreo de las fuerzas armadas de Israel, que ese mismo viernes retomaron su ofensiva sobre el enclave palestino tras varios días de tregua.

Es la más reciente víctima de los asesinatos en el sector periodístico por parte del ocupante.

“Israel está matando especialmente a periodistas que intentan anunciar al mundo la tragedia humanitaria de Gaza a pesar de todas las dificultades. Como resultado de los ataques de Israel, más de 60 periodistas han sido asesinados hasta ahora”, ha dicho  el presidente turco Recip Tayyid Erdogan durante una Cumbre Internacional de Comunicación Estratégica organizada por la Presidencia de ese país.

Ese mismo día, la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza denunciaba el asesinato  del camarógrafo de Al-Quds TV Abdullah Darwish.

Según esa entidad palestina, entre las decenas de periodistas mártires, varios vueron bombardeados junto a su familia, otros asesinados mientras trabajaban informando en hospitales, albergues de refugiados, caravanas de desplazamiento forzado.

Mohammed Abu Hatab es otro de ellos. Murió el pasado 2 de noviembre bajo un bombardeo israelí junto a 11 miembros de su familia en su casa en Khan Younis, en el sur de Gaza. Una hora antes de su trágico desenlace, el periodista de 52 años, había aparecido en la TV palestina.

La periodista palestina, Amal Zuhd, falleció junto a su familia como resultado de un bombardeo israelí, el cual tuvo como objetivo su casa en la ciudad de Gaza el pasado 24 de noviembre.

Asimismo, dos colegas libaneses, la joven corresponsal de Al Mayadeen, Farah Omar, el camarógrafo del canal Rabih Al-Maamari y el colaborador Hussein Aquil resultaron asesinados por las tropas sionistas.

El hecho ocurrió en las afueras de la localidad sureña de Tayr Harfa, mientras cumplían con su deber profesional de cubrir la situación en la frontera entre Líbano y Palestina.

En apenas tres días, entre el 18 y el 20 de noviembre, diez periodistas palestinos fueron asesinados. Al menos tres de ellos fueron ultimados en el ejercicio de su trabajo o a causa de él. Hassouna Sleem , director de la agencia palestina de noticias en línea Quds News , y el fotoperiodista independiente Sary Mansour murieron durante un asalto israelí al campo de refugiados de Bureij en el centro de la Franja de Gaza el 18 de noviembre. Habían recibido una amenaza de muerte en línea en relación con su trabajo 24 horas antes de su muerte.

El conocido periodista Bilal Jadallah fue asesinado por un ataque israelí que impactó directamente en su automóvil cuando intentaba evacuar la ciudad de Gaza a través del distrito de Zeitoun en la mañana del 19 de noviembre. Figura destacada dentro de la comunidad de medios palestinos, ocupó varios cargos, incluido el de presidente de la junta directiva de Press House-Palestine, una organización que apoya a los medios y periodistas independientes en Gaza.

La cifra de periodistas asesinados en Gaza por el fuego israelí en casi dos meses de combate, es muy cercana a la de todos los trabajadores de la prensa asesinados en el mundo durante el año 2022. Fuentes palestinas ya contabilizan 77 ¿Hasta dónde la matanza?

“La guerra no puede cubrirse objetivamente porque es hecha por los hombres y ellos son sus responsables… la guerra no es algo abstracto; para mi es un horror y yo no puedo pasar como objetivo ante el horror… La guerra es una tragedia humana en la que nunca gana alguien. Todos pierden”
Ryszard Kapuscinski, 2001

La guerra deja muertes y destrucción; deja heridas que nunca sanan. La guerra alimenta los odios y alienta los sinsentidos. En uno y otro bando quedan las huellas. Es quizá la peor expresión del alma humana.

Civiles palestinos e israelíes han sido víctimas de la guerra en la últimas semanas. Aunque en proporción incomparable. Es la consecuencia directa de 75 años de humillación, vejámenes y asesinatos del poder sionista y sus sueños del Gran Israel, refrendados por el criminal Netanyahu en plena Asamblea General de Naciones Unidas.

“Arrestamos, matamos, maltratamos, robamos, protegemos a colonos masacradores, visitamos la Tumba de José, la Tumba de Otoniel y el Altar de Yeshua, todo en los territorios palestinos, y por supuesto visitamos el Monte del Templo -más de 5.000 judíos en las últimas festividades-. Disparamos a personas inocentes, les arrancamos los ojos y les destrozamos la cara, los deportamos, confiscamos sus tierras, los saqueamos, los secuestramos de sus camas y llevamos a cabo una limpieza étnica. También continuamos con el asedio irrazonable en Gaza, todo estará bien”, escribía en Haaretz, el 8 de octubre de 2023, el escritor y periodista israelí Gideon Levy, un frontal opositor de los crímenes del sionismo.

Asimetrías

Dos atacantes palestinos abrieron fuego en una parada de autobuses durante la hora pico de la mañana del jueves 30 de noviembre en la entrada de Jerusalén, matando al menos a tres personas e hiriendo a otras ocho, dijo la policía israelí.

El número de civiles israelíes asesinados se calcula en unas 800 personas, entre los 1400 muertos registrados en ese país desde el pasado 7 de octubre, y es la mayor cantidad de civiles israelíes muertos en una guerra en la historia de este país.

Mientras, este domingo las ciudades gazatíes de  Jan Yunis y Rafah fueron prácticamente arrasadas. Más de 700 personas murieron en las últimas 24 horas por la ofensiva israelí.

El Ejército israelí ha efectuado unos 10.000 ataques aéreos sobre Gaza desde el inicio de la guerra informó el 3 de diciembre, afirmó un portavoz militar.

Donia Abu Mohsen, de 13 años, es uno de los niños sobrevivientes de eso brutales bombardeos. Pero perdió su pierna derecha, quedó huérfana y perdió s dos de sus hermanos tras el impacto de un misil en el sur de Gaza.

Su historia se revela en un artículo del Financial Times. Como Donia, miles de niños palestinos de Gaza han resultado heridos o han perdido a sus padres, o ambas cosas, en semanas de incesantes bombardeos israelíes sobre la densamente poblada Franja de Gaza.

La batalla y el odio se extiende más allá del Oriente Medio, igual en intensidad y desproporción.

Durante la noche del lunes 6 de noviembre, una sinagoga de la ciudad canadiense de Dollard-des-Orneau, la Congregación Beth Tikvah sufrió un ataque. La sinagoga se comunicó rápidamente con la policía local, que ahora está investigando el caso como un intento de incendio intencional.

Lo que se encontró fueron marcas de quemaduras en la puerta de la sinagoga, después de que un grupo de personas arrojaran cócteles molotov.

Es una de las crecientes expresiones antijudías de las últimas semanas, alentadas en parte por el genocidio sistemático contra el pueblo palestino.

Mientras, en Estados Unidos, en un abominable hecho, Wadea Al Fayoume, un niño palestino-estadounidense de seis años de edad, murió tras recibir 26 puñaladas por parte del propietario de la vivienda que su familia alquilaba. La madre del niño, Hanaan Shain, de 32 años, que también fue víctima del ataque, afirmó que el propietario gritaba “¡ustedes, los musulmanes, tienen que morir!”

A la vez, la noche del 25 de noviembre, tres jóvenes universitarios palestinos de apenas 20 años, matriculados en universidades estadounidenses, fueron tiroteados en Vermont por un hombre de 48 años.  Dos de los tres tenían puesta la kefia, el pañuelo tradicional palestino.  Muchos palestinos y personas que defienden la causa palestina llevan puesta la kefia para identificarse y expresar su apoyo a quienes sufren en Gaza.

Hisham Awartani, Kinnan Abdalhamid y Tahseen Ali Ahmad se dirigían a la cena de Acción de Gracias en la casa de la abuela de Awartani en Burlington, Vermont, cuando un hombre blanco les disparó con una pistola. Una de las balas alcanzó la columna vertebral de Awartani y está paralizado del pecho hacia abajo. Es posible que no vuelva a caminar.

En una declaración que envió a una vigilia en su Universidad de Brown, Awartani instó a los estudiantes a ver lo que le sucedió como parte de un contexto mucho más amplio.

“Soy sólo una víctima en este conflicto mucho más amplio. Si me hubieran disparado en Cisjordania, donde crecí, los servicios médicos que me salvaron la vida aquí probablemente habrían sido retenidos por el ejército israelí. El soldado que me habría disparado volvería a casa y nunca sería condenado”, afirmó. “Es por eso que cuando envíes tus deseos y luego velas para mí hoy, tu mente no debe centrarse solo en mí como individuo, sino más bien como un miembro orgulloso del pueblo oprimido”.

De izquierda a derecha, Tahseen Ali Ahmad, Kinnan Abdalhamid y Hisham Awartani, en una fotografía proporcionada por el abogado de la familia Abed Ayoub, el 23 de noviembre de 2023, dos días antes del tiroteo. Foto: AP

“¿La historia de la humanidad no es acaso toda entera, desde sus inicios, la historia de un crimen? Las naciones europeas no cesan de recodarse mutuamente el holocausto judío, pero ¿fue éste el único? ¿En qué ciudad se decretó el genocidio de Namibia (1904-1908)? ¿En qué mes el de Armenia (1915-1923), el de Ucrania (1929), el de España (1936-1975), el de la Franja de Gaza? ¿Lo recordamos?
Chantal Maillard escritora hispanobelga 1951

Genocidio y cinismo se emparentan. El genocida es cínico por naturaleza. Sus cómplices lo son tanto o más. Un general israelí habla de que intentan matar menos civiles mientras bombardean más; un funcionario estadounidense habla de que han pedido menos bajas civiles mientras suministran más bombas y proyectiles al ejército sionista.

Matanza cínica

Un hombre escarba con sus manos para rescatar el cadáver de un niño atrapado entre los escombros tras un bombardeo israelí en Jan Yunis. Foto: Reuters

El Ministerio de Salud palestino en Gaza ha anunciado que ya contabiliza 15.523 muertos desde que comenzó la guerra el 7 de octubre.

Las operaciones militares israelíes lanzadas en Gaza también dejaron 41.316 heridos, dijo el portavoz del Ministerio de Salud, Ashraf al-Qidreh.

El Observatorio Euro Mediterraneo de Derechos Humanos eleva a 20 031 el número de muertos palestinos , incluídos 8 176 niños.

El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha insistido en que “ya no hay lugar seguro en la Franja” tras la reanudación de los combates entre el ejército israelí y Hamás el viernes por la ruptura de la tregua. “Cientos de miles de personas están confinadas en áreas cada vez más pequeñas en el sur”, ha dicho Turk. Según Naciones Unidas, 1,8 millones personas —el 75% de la población— han tenido que abandonar sus hogares.

Más, para la Casa Blanca, Israel está “haciendo esfuerzos” para minimizar las víctimas civiles en Gaza desde la reanudación de los combates después de una tregua de siete días.

“Creemos que han sido receptivos a nuestros mensajes sobre tratar de minimizar las bajas civiles”, dijo este domingo a ABC el portavoz del Pentágono, John Kirby.

Es el mismo cinismo conque actúa el imperio en Naciones Unidas, como ha denunciado el exfuncionario de la ONU Craig Mokhiber:

“Tenemos una fórmula en las Naciones Unidas que se aplica prácticamente a cualquier otra situación de conflicto. Pero cuando se trata de la situación entre Israel y Palestina hay un conjunto de reglas diferente, aparentemente. Y creo que de ahí viene gran parte de mi frustración. ¿Dónde está el proceso de justicia transicional? ¿Dónde están las fuerzas de la ONU para proteger a todos los civiles? ¿Dónde está el tribunal para la rendición de cuentas? ¿Dónde está la acción por parte del Consejo de Seguridad, el único mecanismo en las Naciones Unidas que tiene poder de aplicación para garantizar la protección [de civiles] en los Territorios Ocupados? Obviamente, cada esfuerzo en el Consejo de Seguridad es vetado por Estados Unidos, una indicación más del tipo de complicidad a la cual me refiero”.

Bajo esa complicidad, Israel mata, destruye, aniquila. Quiere borrar al pueblo palestino:

“Hemos vuelto al punto cero. Este conflicto ha vuelto a sus inicios. No hay solución y no hay Estado palestino. Como si estuviéramos en 1948. Israel quiere borrar al otro: a los seres humanos, las piedras, los árboles, las casas… En frente hay un intento humano modesto que llevan a cabo los palestinos que se llama resistencia. Es un derecho de todos los pueblos, pero al palestino no se le permite. Todos los pueblos pueden resistir menos el palestino”, ha dicho a eldiario.es el escritor palestino Ibrahim Nasrallah.

Ya es hora de parar el genocidio. Basta de hipocresía, complicidad y cinismo. Cese el lenguaje de las armas. Hable el lenguaje de los pueblos.

“Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor”. (El Principito)

Fuentes utilizadas:

Ver enlaces en el trabajo

PD: En Rafah, Reuters informa que un bombardeo en un lugar durante la noche del domingo había abierto en la tierra un cráter del tamaño de una cancha de baloncesto. Los pies descalzos y los pantalones negros de un niño muerto asomaban debajo de un montón de escombros. Los hombres luchaban con sus propias manos para mover un trozo de cemento que había aplastado al niño.

Posteriormente lloraron mientras marchaban entre las ruinas llevando el cuerpo en un bulto y el de otro niño pequeño envuelto en una manta.

“Estábamos dormidos y a salvo, nos dijeron que era una zona segura, con Rafah y todo”, dijo Salah al-Arja, propietario de una de las casas destruidas en el lugar.

“Había niños, mujeres y mártires”, dijo. “Te dicen que es una zona segura, pero no hay ninguna zona segura en toda la Franja de Gaza , todo son mentiras y manipulaciones”.

Tomado de Cubadebate / Foto de portada: El Grito de Gaza. Obra del artista tunecino Omar Esstar.

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