Haití ha pagado caro su resistencia a los poderes fácticos del mundo
Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Hace más de 200 años, en 1804, Haití se convirtió en la primera nación independiente en América Latina y la segunda república más antigua del hemisferio occidental después de Estados Unidos, inaugurando el ciclo de las emancipaciones latinoamericanas y caribeñas
Haití desafió al mundo de entonces con la edificación de un Estado, anticolonial y antiesclavista, formado por personas esclavizadas, la inmensa mayoría de origen africano.
Hoy, la otrora nave insignia de la libertad latinoamericana, que hizo tambalear el poder de las metrópolis europeas en el continente, se debate entre la vida y la muerte.
Los ciclos de violencia, la pobreza, la desigualdad y el saqueo de las riquezas del pueblo haitiano, se convirtieron en un fenómeno cotidiano.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos aseguró recientemente que la situación en Haití, país asolado por la violencia, con más de 1,500 muertos a manos de grupos armados en lo que va de año, es desastrosa.
Los ataques de las pandillas fuertemente armadas, se caracterizan por el alto grado de coordinación contra las fuerzas del orden y las instituciones estatales, por la calidad y diversidad del armamento utilizado, superior al de las fuerzas gubernamentales.
Según cifras de la ONU, en la actualidad las pandillas controlan el 80% de Puerto Príncipe.
El número de víctimas de la acción criminal de las bandas llegó a 4 451 muertos y 1 668 heridos, registrados en el periodo comprendido entre septiembre de 2023 y febrero de 2024, entre ellas 465 mujeres, 93 niños y 48 niñas, según informe de la ONU.
Varias semanas después de que dimitiera el primer ministro del país, aún se desconoce cómo será el consejo presidencial de transición o al menos si será, más allá de los compromisos que se quedan en tinta sobre papel y las promesas que no se llevan a efecto, la violencia que causó su dimisión, va en aumento.
Un elemento que se suma al caos, son las llamadas “brigadas de autodefensa”, que se toman la justicia por su mano, con al menos 528 casos de linchamientos, perpetrados en el 2023 y otros 59 en 2024, refiere BBC.
También han ocurrido casos de violencia sexual, secuestros de para obligar a sus familias a pagar rescates, violaciones, explotación sexual de menores y otros crímenes.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó en octubre del pasado año el despliegue de una fuerza multinacional en Haití, a petición del propio Gobierno del país.
La mayor parte de la violencia que azota a Haití se concentra en la capital, que según la estimación de la ONU está controlada en un 80% por las pandillas.
Se conoce que la mayor parte del armamento que se utiliza en las acciones se introduce de contrabando, pistolas de 9 mm, rifles de asalto, de francotirador, ametralladoras pesadas y municiones, entran al país por tierra, aire y mar desde Florida, Texas, Georgia.
Las armas procedentes de EE.UU. inundan Puerto Príncipe, ya en julio de 2022, las autoridades haitianas incautaron un enorme cargamento, procedente de la Florida con destino a una iglesia episcopal en Haití.
La ONU identificó el uso de varias pistas de aterrizaje clandestinas construidas con fines humanitarios tras el devastador terremoto de 2010, que son utilizadas para el contrabando.
¿Cuál es la causa de las espirales de violencia que golpean a la nación caribeña? ¿Quién puede estar interesado en la permanente inestabilidad del país?
Podemos afirmar con seguridad que no se trata de ninguna razón relacionada con la “nacionalidad”, como especulan “analistas” europeos y hasta algunos autores del patio.
La situación de Haití es consecuencia de las intervenciones militares que ha sufrido desde su fundación, de la injerencia extranjera disfrazada de “ayuda humanitaria”, del saqueo despiadado y sistemático de las riquezas, cometido por las grandes potencias, con complicidad de una “elite local”, que vela por sus propios intereses.
La peor violencia que ha sufrido la población de esa hermana nación caribeña, es la exclusión, el olvido, la falta de acceso a la educación, a la salud pública, al agua potable, a la electricidad y a los servicios básicos en general.
La primera república forjada por personas esclavizadas, ha sido castigada, ha pagado caro el delito de insumisión a los Imperios, su resistencia al modelo económico dominante, la defensa de su cultura y ha tenido que pagar por el pavor que causó durante años su ejemplo a los colonialistas europeos.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: Stan Honda / AFP.