De las sanciones contra Cuba y otras verdades
El Washington Post ha señalado el problemático sistema de sanciones de EE. UU. que afecta al 60% de los países de bajos ingresos. Estas sanciones, en aumento, buscan mantener la hegemonía imperial, pero podrían llevar a las víctimas a buscar alternativas, amenazando su efectividad.
A veces no dejan de sorprendernos algunos medios de prensa norteamericanos. Ahora el The Washington Post, conocido por sus posturas de derecha, “ha descubierto” el desquiciado sistema de sanciones económico-financieras, aplicado por las autoridades de ese país contra más del 60 por ciento de los países llamados de bajos ingresos.
De la mano de los investigadores Jeff Stein y Federica Cocco, el estudio también muestra que el ritmo de aplicación de las penalizaciones aumenta como tendencia, convirtiéndose en una de las principales herramientas con que pretenden sostener la hegemonía imperial.
El Post como también se conoce, advierte que el mecanismo de sancionar a diestra y a siniestra, repito al 60% de los países, razonablemente empuja a las víctimas a buscar vías de supervivencia, de eludir el cerco y concluye que más temprano que tarde pondrá en crisis el propio mecanismo.
En buena medida, las sanciones descansan en el llamado señoreo del dólar; pero su capacidad de dominio como principal divisa de cambio en el mundo, está cada vez más desafiada, colocando en verdadero riesgo su cualidad de principal divisa en el mercado internacional.
Uno de los últimos movimientos más relevante en esa dirección, lo asume Arabia Saudita que le da un tiro de gracia al llamado sistema de petro dólares, según el cual durante los últimos 50 años, las fabulosas ventas de hidrocarburos provenientes de dicho país se cotizaban únicamente en la moneda norteamericana; ahora eso se acabó.
En paralelo, nadie puede negar el indetenible paso que lleva la integración de las grandes economías fuera del así llamado G7; el BRICS es un hecho inobjetable y se propone construir su propio sistema financiero al margen del dólar. Por caso, Arabia Saudita procesa su inminente ingreso a este bloque alternativo.
En pocas palabras, sin señoreo del dólar, que pasará con esta política exterior basada en sanciones económicas; es una pregunta que con premura se hacen los autores del diario.
Otra realidad, tan obvia para que el que la quiera ver, alude a la ineficacia de estas políticas sancionadoras. En una rápida revisión en Nuestra América, en ningún caso lograron que prosperaran los llamados “cambios de régimen”, en aquellos lugares donde existen gobiernos no subordinados a Washington. Millones de dólares empleados con fines subversivos, son tirados a la basura cuando en paralelo resulta evidente que el agresor/sancionador está ubicado en Washington.
En otras regiones puede mencionarse el caso de Rusia, que a pesar de una autentica lluvia de penalizaciones, emergió en 2023, como una de las economías más pujantes del mundo. ¿Acaso los proyectos de desarrollo nuclear de países como Corea del Norte o Irán sucumbieron tras ser sancionados?; ¿qué pasó con el actual gobierno de Siria?, después de 20 años de penalizaciones y agresiones.
El diario de la capital norteamericana devela otra importante “intimidad” del sistema de sanciones. El mantenimiento de viejos esquemas de castigos, más la atropellada suma de nuevas penalidades y sujetos de ser sancionados, terminaron por colapsar el mecanismo de gestión o manejo de la aplicación, en manos del Departamento del Tesoro.
Lo anterior significa que aun cuando las multas a los que no se suman al castigo, supone un ingreso multimillonario para las autoridades norteamericanas, la cuestión es que no puede implementarse a cabalidad por la institución competente al estar sobrepasada. Es otro de los absurdos.
Mencionar a Cuba, algo que tangencialmente hace el Post, es recordar que desde la implementación del bloqueo económico, financiero y comercial la nación caribeña ha sufrido pérdidas por no menos de un billón de dólares; cualquiera puede imaginar que no habría hecho la Revolución con semejante suma, en beneficio de todos los cubanos.
En Cuba desde luego no cambiaron ni cambiaran “al régimen” como se propusieron, ni impidieron muchos de los notables avances en todos los terrenos, algo reconocido universalmente, pero si constituye un extraordinario obstáculo para los objetivos de desarrollo de la nación cubana y provoca un daño consciente, con alevosía, sobre la familia cubana.
Si alguien tiene alguna duda, vuelva al momento de mayor impacto de la pandemia por Covid-19 y vea cuando el actual gobierno norteamericano negó el envío de oxígeno a Cuba, en medio de una contingencia. A quien se le niega oxígeno, se puede preguntar cualquiera persona; cómo justificar semejante felonía.
Nunca la nación cubana olvidará eso, ha insistido el Primer secretario del PCC y Presidente de la Republica, Miguel Díaz-Canel.
En un contexto en que la supremacía militar e incluso económica está seriamente desafiada, los firmantes del artículo del Post se lamentan que algunas mentes lucidas, dentro de la actual administración, recomendaron a Biden revisar a profundidad el paquete de sanciones, pero esto al final no prosperó.
Ya se sabe, la ausencia de moral, de legitimidad y de eficacia de los bloqueos y sanciones no parecen ser suficientes razones para modificar y lidiar con la proverbial prepotencia imperial que dando tumbos, provoca su propio colapso, no importa que afecte a la nación norteamericana y a otros países dado el talante extraterritorial por naturaleza de las sanciones.
Esperemos un nuevo artículo en algún que otro medio de relieve del país norteño, con los mismas o parecidos razonamientos; está por ver si cambiaran pero para ello tendrían que optar por otras políticas donde predomine el entendimiento, la paz y el respeto al derecho ajeno, es decir: la desaparición del imperialismo. Veremos.
Tomado del sitio del Partido Comunista de Cuba (PCC)