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Las ambiciones de Washington por plataformas submarinas

Por Hedelberto López Blanch* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

En sus constantes ambiciones por mantener la hegemonía en un mundo unipolar que tiende a desaparecer, Estados Unidos ha presentado reclamaciones sobre la Plataforma Continental Extendida (ECS) que abarcan un millón de kilómetros cuadrados más allá de las 200 millas de la costa en una maniobra que no cumple con los requisitos establecidos por las leyes internacionales.

El 19 de diciembre de 2023, el Departamento de Estado publicó las coordenadas geográficas que determinan los límites exteriores de las plataformas continentales del país en siete áreas más allá de 370,4 kilómetros de la costa lo que es visto como una anexión infragante al derecho internacional.

De esa forma y con enorme prepotencia, se quiere adueñar de superficies submarinas a una distancia de más de 200 millas náuticas de sus costas: en el océano Ártico (520 400 km2); el mar de Bering (176 300 km2); el océano Atlántico (239 100 km2), el océano Pacífico (dos zonas: 32 500 km2 y 1 300 km2), y Golfo de México (dos áreas: 11 800 km2 y 6 300 km2). La superficie total de las reclamaciones territoriales es de 987 700 km2.

Estados Unidos justifica sus reclamaciones remitiéndose a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, que en cuyo artículo 76 supuestamente se han hecho todos los cálculos. Sin embargo, Washington no ha ratificado este documento.

La decisión correspondiente fue tomada por la Casa Blanca de forma unilateral, sin tener en cuenta los intereses de todos los países que se verían afectados. Desde el punto de vista de la Convención, la actuación de los estadounidenses parece jurídicamente injustificada.

Esto es un precedente extraordinariamente grave y esa declaración, de hacerla también otras naciones, crearía un sobreposicionamiento de áreas exclusivas cuyos recursos caerían en manos de los más fuertes en recursos económicos y tecnológicos.

Pongamos el caso de Cuba que las prospecciones realizadas en varios pozos en la Zona Económica Exclusiva en el Golfo de México (ZEEC-GOM) en los últimos años, han encontrado potenciales yacimientos de crudo. Los estudios geológicos calculan la existencia de reservas petroleras equivalentes a 20 000 millones de barriles en aguas ultraprofundas de su Zona Exclusiva, cuantía que pondría a la Isla en el lugar 23 del mundo por reservas petrolíferas.

El enorme depósito de aguas ultraprofundas en el Golfo de México, donde existe un acuerdo entre Estados Unidos, México y Cuba, con un gran potencial para la colaboración tripartita, podría convertirse debido a esta acción unilateral de Washington en otro conflicto.

En cuanto al Ártico, Rusia, que es firmante de todas las Convenciones, posee un inmenso territorio que se extiende a lo largo de 24 150 kilómetros de costa e incluye: la región de Murmansk, los distritos autónomos de Nenets, Yamal-Nenets y Chukotka y la República de Komi.

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental creada en 1997 de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, está compuesta por 21 expertos elegidos por un mandato de cinco años. Las recomendaciones y decisiones de la Comisión son definitivas y vinculantes para los países que se han adherido a la Convención.

Este mecanismo es la única vía que tienen los Estados para obtener el reconocimiento internacional de sus pretensiones de ampliar los límites de la plataforma continental. La Comisión examinó unas 80 solicitudes y formuló recomendaciones sobre más de 20 propuestas.

De conformidad con la Convención de 1982, Moscú presentó en diciembre de 2001 una solicitud a la Comisión para el establecimiento del límite exterior de su plataforma continental más allá de su zona económica exclusiva (200 millas náuticas).

Para fundamentar sus derechos a una plataforma ampliada en el Ártico, llevó a cabo un exhaustivo trabajo de investigación entre 2002 y 2019, incluidas 10 expediciones geológicas y geofísicas en el Océano Ártico.

En agosto de 2015, Rusia presentó a la Comisión una solicitud revisada de ampliación de los límites de la plataforma continental en la zona ártica y en abril de 2019, la subcomisión correspondiente reconoció el documento actualizado como sólido y probado en términos generales. Sin embargo, volvió a ser necesario aclarar algunos matices técnicos sobre determinados elementos de la solicitud.

Tras el suministro de información adicional por la parte rusa sobre las aclaraciones, la Comisión, en su sesión ordinaria de febrero de 2023, emitió un dictamen aprobatorio de la mayoría de las reivindicaciones rusas sobre los fondos marinos del Océano Ártico central.

La declaración de Estados Unidos indica que el margen continental del país es una “continuación sumergida de la masa terrestre del Estado de Alaska e incluye la meseta de Chukchi, la plataforma de Beaufort y su vertiente, que continúa hacia el noreste en dirección a Canadá y rodea la mayor parte de la cuenca canadiense de aguas profundas”.

Según las alegaciones estadounidenses, que citan “estudios geofísicos realizados”, la meseta de Chukchi y las tierras altas del norte de Chukchi tienen supuestamente una “relación morfológica, estructural, geoquímica, geofísica y tectónica fundamental con la plataforma de Chukchi y la parte septentrional del estado de Alaska”.

La realidad de esas intenciones imperiales es que los expertos calculan que la plataforma continental frente a las costas estadounidenses contiene reservas de más de 50 tipos de recursos minerales, entre ellos hidrocarburos, litio, telurio y metales de tierras raras importantes para las industrias de alta tecnología.

En un documento emitido recientemente, la Federación Rusa señaló que rechaza categóricamente el enfoque selectivo de Estados Unidos en el uso de las normas del derecho internacional. Se ha constatado en repetidas ocasiones el fracaso de sus intentos de aplicar las normas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar únicamente para servir a sus propios intereses, es decir, Estados Unidos acepta las disposiciones del documento que le otorgan ciertos derechos e ignora las obligaciones.

Esperemos que los contendeos enumerados se resuelvan por métodos pacíficos y no sea otro motivo de enfrentamiento militar global. El mundo ya no es unipolar como pretende Washington.

(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.

Imagen: Adán Iglesias Toledo

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