Macri: Un peón del imperio
Por Hector Bernardo.
Desde antes de su llegada a la Presidencia de Argentina, Mauricio Macri se mostró totalmente alineado con los intereses de Estados Unidos en la región. Según señaló el periodista Santiago O’Donell en su libro «Argenleaks», en el año 2007, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mantuvo un encuentro con miembros de la Embajada de Estados Unidos en Argentina en el que, además de señalar que el PRO era «el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de 80 años de historia argentina» que estaba listo para asumir el poder, Macri -según se detalla en el cable enviado por el cónsul político estadounidense, Mike Matera, – aseguró que su fundación, Creer y Crecer, trabajaba codo a codo «con el Instituto Republicano de Estados Unidos (y también con la fundación Konrad Adenauer de Alemania) en la formación de nuevos liderazgos».
Es necesario aclarar que el Instituto Republicano Internacional (IRI) de Estados Unidos, es un apéndice de la Fundación Nacional para la Democracia (conocida por sus siglas en inglés como NED), un organismo con el que el gobierno norteamericano y sus servicios de inteligencia canalizan dinero para desestabilizar a los procesos populares, fomentar acciones injerencistas y golpes de Estado.
También cabe recordar que la fundación Creer y Crecer fue creada por Mauricio Macri en 2001, espacio donde se sentaron las bases para fundar el partido Compromiso para el Cambio, que en el año 2005 se fusionó con el partido Recrear Argentina, liderado por Ricardo López Murphy (estrechamente ligado a la Fundación Libertad, otra entidad ligada a la NED), fusión con la que se dio surgimiento al partido Propuesta Republicana (PRO), que hoy es la base del partido Juntos por el Cambios (JxC).
Durante la disputa electoral del 2015 (para la primera vuelta y el balotaje) los candidatos debieron participar en «Argentina debate», una serie de encuentros que fueron organizados y coordinados, entre otros, por Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), entidad que en ese entonces era dirigida por Fernando Straface. Según consta en la página oficial de la NED, ese año, el organismo norteamericano entregó a CIPPEC, al menos, 139.959 dólares.
Tras que Mauricio Macri obtuviera el triunfo electoral, Straface asumió como secretario general del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
El nuevo virreinato
Luego de asumir la presidencia, Macri puso la política internacional argentina al servicio de los interese del Departamento de Estado norteamericano.
«La designación de Susana Malcorra como Ministra de Relaciones Exteriores y Culto. Ingeniería Eléctrica y en 1979 comenzó a trabajar en la empresa estadounidense IMB. En 1994 se fue a trabajar a Telecom, y misteriosamente en 2004 paso a ocupar un cargo de enorme relevancia en la ONU».
«En sus comienzos en la diplomacia internacional, Malcorra se desempeñó como subsecretaria general en el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT) para ayudar al despliegue de las misiones de paz de la ONU en todo el mundo. La DAAT tiene un presupuesto de miles de millones de dólares y maneja más de 120 mil personas, entre militares, policías y civiles».
«Cuatro años después, y a pesar de que su desempeño no parece haber sido muy destacado, se convirtió en la jefa de Gabinete del secretario general, Ban Ki-moon. En ese recorrido, a muchos analistas les resultó llamativo el vínculo que tenía con Susan Rice, actual consejera de Seguridad Nacional de Barack Obama y quien entonces se desempeñaba como embajadora de Estados Unidos en la ONU» .
Según denunció el periodista Santiago O’Donnell en el diario Página/12, «A pesar de los problemas logísticos y administrativos de las distintas misiones de paz pero sobre todo la de Darfur, Malcorra supo mantener durante sus años al frente de la DAAT una excelente relación con el gobierno de Estados Unidos. Tal es así que cuando funcionarios de ese país le sugirieron que nombre a ciudadanos estadounidenses en puestos clave bajo su organigrama administrativo, Malcorra se mostró más que dispuesta a complacer dichos requerimientos».
En un cable revelado por Wikileaks que da cuenta de una reunión entre Rice y Malcorra se muestra la enorme disposición que la funcionaria argentina tenía hacia los pedidos de la norteamericana. El cable señala que «Malcorra le dijo a la Embajadora Rice que el ciudadano estadounidense Tony Banbury era su candidato preferido para subsecretario General Adjunto en el Departamento de Apoyo a las Actividades en el Terreno. Malcorra dijo que tenía un alto concepto de Banbury del tiempo que pasaron juntos en el Programa Mundial Alimentario y que actualmente estaba en la «lista corta de un solo nombre» para ocupar el puesto. La Embajadora Rice dijo que la ONU tendría muchas dificultades para encontrar a un candidato mejor calificado. Rice le dijo a Malcorra que Estados Unidos también estaría interesado en ver a un fuerte estadounidense en el puesto de Representante Especial Adjunto del Secretario General de la ONU en la Misión de Asistencia en Afganistán. Malcorra respondió que el proceso de selección para ese puesto ya había empezado, con un candidato estadounidense, Richard Wilcox, en la lista corta. Ella dijo que otros nombres podrían ser considerados si el Gobierno de Estados Unidos deseaba proponerlos pero que «tenemos que movernos rápido» si ese fuera el caso. Malcorra también se mostró dispuesta a considerar candidatos estadounidenses para llenar cuatro vacantes a nivel de director en su departamento: recursos humanos, logística, tecnología y finanzas».
El triste rol de Malcorra respondiendo a las directivas de la política exterior de Estados Unidos no se limitó sólo la designación de funcionarios en puestos claves. En un artículo publicado en el periódico Miradas al Sur, el periodista Walter Goobar habla sobre «el nefasto papel jugado por la actual canciller argentina, Susana Malcorra, cuando se desempeñaba como jefa de Gabinete del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El veredicto de un panel de tres jueces independientes nombrado por Ban Ki-moon –al que ha tenido acceso Miradas al Sur– responsabiliza a Malcorra –entre otros funcionarios de alto rango– del ocultamiento de un caso de abuso sexual a menores perpetrado por Cascos Azules de la ONU y de la persecución sufrida por el funcionario sueco Anders Kompass, quien filtró la noticia a las autoridades francesas para poner fin a los abusos».
Según el artículo, «En lugar de preocuparse por los casos de abuso infantil, la jefa de Gabinete de Ban Ki-moon quería silenciar el escándalo y para eso concertó con otros funcionarios de alto rango de la ONU una estrategia para obligar a Kompass (el funcionario que denunció los abusos a menores) a que renunciara».
Goobar asegura que cuando se lee el lapidario veredicto de los jueces «sobre el triste papel jugado por Susana Malcorra en los intentos de silenciar el escándalo de la ONU, se comprende perfectamente que el ofrecimiento de Mauricio Macri le vino como anillo al dedo. En caso contrario, es probable que a esta altura hubiese tenido que presentar su renuncia a la ONU, pero no precisamente para encabezar la diplomacia argentina».
Su nombramiento al frente de la Cancillería llamó la atención de muchos analistas. «Malcorra no viene del PRO y tampoco fue sugerida por el radicalismo», señaló en un artículo de Página/12 el periodista Martín Granovsky, en lo que denominó al nombramiento de Malcorra como «la designación más sorpresiva» del gabinete de Mauricio Macri.
Estados Unidos utilizó a la Cancillería argentina para tratar de instalar a Malcorra en la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En ese momento, el fiscal Patricio Evers denunció a la canciller argentina Susana Malcorra por usar fondos del Estado argentino para promover su candidatura a secretaria general de Naciones Unidas. Evers acusa a Malcorra de haber gastado 1.300.000 pesos en viajes que no tenían que ver con el interés del Estado argentino, sino con los de la canciller en su carrera por el sillón de la ONU.
«Hasta ahora tuvieron una canciller part-time, ahora van a tener una full time», dijo Malcorra en el momento que se enteró de que su candidatura había sido rechazada. El comentario de la canciller causó indignación. Malcorra habría usado el tiempo que le tenía que dedicar su cargo y el dinero de los argentinos y había negociado la soberanía nacional en pos de su candidatura personal.
Alicia Castro aseguró a Contexto que «esta es la peor gestión en Relaciones Exteriores en la historia de la democracia argentina. Malcorra no sólo invirtió demasiado dinero en esa candidatura, invirtió demasiado tiempo. Ella misma afirmó que ‘ahora’ se iba dedicar tiempo completo a la Cancillería. Eso quiere decir que hasta este momento no lo estaba haciendo».
En aquel momento, Castro remarcó: «Macri es un agente de la desintegración de América Latina. Ha pretendido expulsar a Venezuela del Mercosur, fuera de todo protocolo, fuera de toda legalidad. El sentido de la expulsión de Venezuela es liberalizar la economía y el comercio, adherirse al Acuerdo del Pacífico y firmar acuerdos de libre comercio con la Unión Europea. No tienen ALCA y Tratado Transpacífico porque Trump no los quiere, sino también estaban dispuestos a eso».
El objetivo de la desintegración
Tras ese fallido intento, Malcorra dejó el Ministerio de Relaciones Exteriores y asumió su lugar Jorge Faurie. Nada Cambió.
Durante los primeros años del gobierno macrista, Argentina se transformó en un actor clave para instalar la política norteamericana de «divide y reinaras». Macri abandonó (no formalmente pero si en los hechos) la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), impulsó la suspensión de Venezuela del Mercado Común del Sur (MERCCOSUR) colaboró en desmembrar la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), se sumó al Grupo de Lima, un espacio político que tenía como único fin agredir a Venezuela, Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR), un espacio que se creó para justificar el desmembramiento de UNASUR, intentó impedir el encuentro Social del Mercosur y apoyó todas las acciones injerencistas impulsadas por Luis Almagro del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), contra los procesos populares de la región.
Dos de los hechos más nefastos de alineamiento de Mauricio Macri con la política de Washington hacia América Latina fueron: la intención de que el Ejército argentino fuera parte de un intento de invasión a Venezuela (entre febrero y mayo de 2019) y la colaboración con los golpistas en Bolivia (2019).
Invadir Venezuela
Según reveló recientemente el periodista Horacio Verbitsky, en un artículo publicado en el portal Choete a la Luna, «Entre abril y julio de 2019, el Ejército realizó el ejercicio Puma, que contemplaba la invasión de Venezuela. El ejercicio se ejecutó en siete sesiones en la guarnición de Campo de Mayo y por videoconferencia con la brigada de paracaidistas de Córdoba, la Brigada Mecanizada X de La Pampa y los comandos de la Fuerza de Operaciones Especiales, también de Córdoba. Incluyó además coordinación con unidades de la Armada y de la Fuerza Aérea. Al mando estuvo el general Juan Martín Paleo, quien entonces era comandante de la fuerza de despliegue rápido. Desde marzo de 2020 es Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas».
«Este ejercicio coincidió con la escalada de Estados Unidos contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, que incluyó el reconocimiento como «Presidente encargado» del entonces presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. La primera sesión conducida por Paleo se realizó el 15 de abril de 2019. El 30, Guaidó encabezó un alzamiento militar denominado Operación Libertad. Un grupo de militares rescató del arresto domiciliario al político opositor Leopoldo López, a quien condujo a una base militar, en la que se acuarteló en espera de pronunciamientos de otras unidades, para repetir el intento golpista de 2002».
«En Buenos Aires, el entonces Presidente Maurizio Macrì se pronunció en favor de los golpistas, desconoció al Presidente Maduro y trató como jefe de Estado a Guaidó. Pero más del 80% de las Fuerzas Armadas permanecieron leales al gobierno».
«La asistencia humanitaria y la defensa de los derechos humanos son las excusas habituales de Estados Unidos para sus intervenciones en cualquier lugar del mundo. En la planificación del Puma, la fuerza de despliegue rápido forma parte de una fuerza multinacional, creada por una resolución figurada de las Naciones Unidas (que nunca ocurrió en la realidad). Estados Unidos recurre al multilateralismo cuando consigue las voluntades suficientes. De lo contrario, forma una coalición de naciones denominadas voluntarias que actúan en forma unilateral, como en la invasión a Irak de 2003. Además de la fuerza de despliegue rápido, con su Compañía de Comando y su Sección de Inteligencia, participaron efectivos de la Brigada Aerotransportada IV de Paracaidistas, la Brigada de Infantería Mecanizada X y los comandos de la Fuerza de Operaciones Especiales».
«En mayo de 2019, mientras Paleo comandaba la segunda y tercera sesión del ejercicio de las Fuerzas Armadas argentinas para invadir Venezuela, el almirante Craig Faller difundió el documento de estrategia del Comando Sur a su cargo, titulado Enduring Promise for the Americas».
«Con independencia de la valoración política y moral que merezca un plan de invasión de Venezuela en el que soldados argentinos harían la tarea sucia para Estados Unidos, desde el punto de vista táctico transcurridos algo más de dos años desde la finalización del Ejercicio Puma, los supuestos en que se basaba se han demostrado erróneos. La situación en Venezuela se ha estabilizado, las Naciones Unidas no dispusieron formar ninguna fuerza multinacional de intervención y las fuerzas políticas del oficialismo y la oposición dirimen sus diferencias en las urnas. El flujo de migrantes desde Venezuela hacia la Argentina se ha reducido. Desde su consagración como Presidente electo, Alberto Fernández objetó las opciones de Estados Unidos y tuvo oportunidad de decírselo frente a frente a Elliot Abrams. La Argentina dejó el grupo de Lima y junto con varios gobiernos europeos propició la salida negociada que está dando mejores resultados que el apriete estadounidense».
Golpe en Bolivia
Además de la agresión del intento de invasión a Venezuela, Macri tuvo un rol clave en el golpe de Estado en Bolivia contra el ex presidente Evo Morales.
En una entrevista con diario Contexto, el actual embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, señaló que «cada día aparecen más pruebas sobre el contrabando de armas. Cada día aparecen más testigos, más involucrados, más documentos, más testimonios que les hace muy difícil el panorama a Patricia Bullrich, a Macri, a los ministros, al exembajador (Normando Álvarez García) y a las autoridades de la Gendarmería».
«En una causa de este tipo, nunca hubo tantas pruebas y tanta documentación contra los acusados. En el contrabando de armas está involucrado Macri y medio Gabinete. Es un escándalo enorme. El caso salió a la luz hace un mes y, en ese corto tiempo, se juntó una gran cantidad de documentación y elementos suficientes para imputarlos en la Justicia argentina y en la boliviana. Los Gobiernos de los dos países ya están cursando notas oficiales para el intercambio de información sobre este tema, y los Tribunales también».
«Es lógico que ellos nieguen su responsabilidad, porque de otra manera terminarían presos más rápido de lo que puede tardar normalmente un proceso judicial como este».
«La realidad es que cada día surgen más pruebas. Además de los elementos que aparecieron en los depósitos de la Policía y de la carta del ex general de las Fuerza Aérea, Jorge Terceros Lara, se ha encontrado un remito firmado por el suboficial que dio el ingreso a los galpones de la Fuerza Aérea boliviana a los 40.000 cartuchos que agradeció en la carta Terceros Lara».
«Hay notas de reuniones que se hicieron en Bolivia en las que la Policía boliviana les reclamaba a varios países que le envíen este tipo de material para la represión. Lo cual también demuestra que hubo una planificación de los gobiernos de derecha para colaborar con el golpe de Áñez».
En la misma línea, la periodista Stella Calloni, autora del libro «Golpe en Bolivia. Washington ordenó la OEA ejecutó», ha señalado que «de acuerdo a nuevas revelaciones, el gobierno de Mauricio Macri sabía sobre la decisión golpista de Luis Fernando Camacho con seis días de anticipación. El informe se refiere a una reunión que tuvo el empresario de derecha junto con representantes diplomáticos de los consulados de otros países ubicados en Santa Cruz de la Sierra el 4 de noviembre pasado, como señala el siempre bien informado sitio de web «El Cohete a la Luna» dirigido por el periodista Horacio Verbistky».
«En esa reunión Camacho pidió asilo al consulado argentino ante un eventual fracaso de lo que llamaba «insubordinación civil», pero esto sólo lo podía decidir la Embajada en su sede de la capital de Bolivia. Camacho les aseguró que 48 horas más tarde las Fuerzas Armadas iban a entrar en la casa de gobierno, lo que fue comunicado a la cancillería argentina en ese momento».
«Lentamente comienzan a surgir datos que complican cada vez más al gobierno de Macri, a gobernadores del noroeste, a militares argentinos y a la presencia de asesores del Comando Sur en la frontera argentina con Bolivia, así como la posibilidad de que hayan ingresado armas, equipos y fuerzas especiales de Estados Unidos por las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay».
El sorpresivo viaje de Ivanka Trump hija del presidente de Estados Unidos, Donald Trump a la provincia de Jujuy, fronteriza con Bolivia el pasado 4-5 de septiembre, acompañada por dos mil 500 agentes federales, el subsecretario de Estado John Sullivan y otros funcionarios, para «visitar» a una pequeña ONG (Pro Mujer) que depende de la iniciativa para el Desarrollo y la Prosperidad Global de las Mujeres que ella dirige en su país, resultó sospechoso desde el principio».
«El esquema de Seguridad armado por el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, evitando toda posibilidad de que alguien no oficial pudiera ver la enorme comitiva que acompañó a Ivanka recibida por el mandatario provincial, el canciller Jorge Faurie, y el ministro de transporte Guillermo Dietrich y en especial la serie de reuniones secretas entre funcionarios de Estados Unidos y locales, inspiraron sospechas. Y ya se habla de la presencia de los ahora golpistas bolivianos en el marco de la visita de Ivanka Trump, quien públicamente entregó una «ayuda» de 400 millones de dólares al mandatario provincial supuestamente para «obras viales». A esto se refirió la diputada nacional boliviana del Movimiento al Socialismo (MAS) Alicia Canqui Condori quien aseguró que «en Jujuy se había reunido la hija de Donald Trump con el gobernador Gerardo Morales para planificar todo este plan que han hecho en Bolivia».
El diputado del Parlasur Oscar Laborde, una anterior entrevista de Contexto, aseguró: «A esta altura, está más que probado que hubo un involucramiento del Gobierno de Mauricio Macri. El excanciller [Jorge Faurie] dijo que no sabía nada, y ahora fue imputado. Todos los ministros estaban informados y es imposible que Macri no lo supiera. Es imposible que un presidente desconozca lo que estaban haciendo de forma conjunta cuatro de sus ministros. Eso está probado».
«Aún más grave que ayudar a un Gobierno golpista es ayudar a los golpistas a llegar al Gobierno, y eso fue lo que habría hecho Macri. Todos los indicios señalan que la colaboración fue anterior. Dos años antes de que se produzca el golpe, Argentina mandó a Bolivia un segundo agente de inteligencia. Algunas embajadas argentinas tienen un agregado de inteligencia, pero ninguna tiene dos. En Bolivia estaba Luis Varela y luego llegó José Sánchez, que estuvo con sede en Santa Cruz. Sánchez es un hombre cuyos vínculos con la CIA son conocidos y no hay justificativo para que Argentina haya enviado a un segundo agregado», sostuvo el parlamentario.
Laborde afirmó que «no casualmente, quien era embajador de Argentina en Bolivia, Normando Álvarez García, ahora es ministro del Gobierno jujeño de Gerardo Morales, y cuando todo este escándalo salió a luz, Morales lo condecoró. En un mensaje terrible».
«Esos y otros elementos indican que la colaboración venía desde antes. Porque, además, no es un dato menor la rapidez con la que se concretó el envío de armas. Solo 48 horas después del golpe se habían enviado 70.000 municiones, con toda la burocracia que eso implica, ya que involucra por lo menos a tres ministerios (Seguridad, Justicia y Defensa)», detalló, y luego agregó: «Parece estar claro que hubo una preparación anterior y que hubo una colaboración para el golpe. Por eso, desde el Parlasur se está haciendo una investigación, porque, insisto, si bien es grave colaborar con un Gobierno golpista, más grave aún es colaborar con la preparación de un golpe».
Macri intentó transformar a Argentina en el mascarón de proa de la política norteamericana en la región, remató la soberanía nacional y buscó ser un alfil del gobierno norteamericano pero, al igual que muchos otros (Jair Bolsonaro, Sebastián Piñera, Luis Almagro, Lenín Moreno, Luis Lacalle Pou, Iván Duque, Mario Abdo Benítez, etc., etc.), fue solo un peón que quedará en las páginas negras de la historia de América Latina.
Tomado de Diario Contexto / Foto de portada: New Yorker.