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24 de marzo: Cuando la Memoria significa vida

Por Mujeres al Sur.

No acaba

Una mirada que viaja en el tiempo…

 -Irrumpen-

Una voz que se alza…

 -Atacan-

Una mano que protege…

 -Lastiman-

Una idea que se empina…

 -Maltratan-

Allí la carne magullada,

La amenaza de muerte,

La incertidumbre por la vida,

El horror que no para.

¡Esperanza lo supo!

Lo vio en los ojos de aquel

Que con saña la miraba.

De negro su mundo.

De negro… y de nada.

¡Esperanza lo supo!

Y aún así, no pudieron callarla.

La voz que se yergue.

El reclamo. La plaza.

Las MADRES de TODOS…

El pañuelo al alma.

¡Esperanza lo supo!

Su lucha (nuestra) no acaba.

(Daylén Vega Muguercia)

Esta es una foto de un grupo de Madres de Plaza de Mayo, las Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario, una de las últimas fotografías que sacó Esperanza Labrador, quien nació en Camagüey, en enero de 1922 y fue anotada unos meses después, el 24 de marzo, como se solía hacer en aquella época.

Su familia fue brutalmente castigada, primero desaparecieron a Miguel Ángel, su hijo menor nacido en Argentina de 25 años. Un mes y medio después fueron a la casa de Esperanza y de su esposo, el español Víctor Labrador.

Los militares entraron en patota, como entraban ellos, le pegaron a Esperanza y a Víctor. Se comieron todo lo que había en el refrigerador, se emborracharon, y luego le dijeron que acababan de matar a su hijo Palmiro. Esperanza se desmayó y los militares se fueron, no sin antes desvalijarle la mitad de la casa, llevarse los enceres, allanar la casa de su hija, obligar a su yerno a firmar cheques equivalentes a la venta de una propiedad y robarles la fábrica de zapatos que con tanto esfuerzo habían construido desde que llegaron de España a la Argentina. Hasta las suelas de los zapatos, hasta las chinchitas de los zapatos se llevaron.

Graciela Ramírez, directora de la corresponsalía cubana de la revista Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo, comienza esta historia que une a Cuba y Argentina en un triste pasaje, habla de una fotografía, que junto a otros recuerdos narra los horrores de la dictadura que vivió Argentina desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 a la entrega del poder al Gobierno constitucional, el 10 de diciembre de 1983, se expone en el Museo Sitio de Memoria ESMA (Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio), inaugurado en una sala de la Embajada de esa nación en Cuba.

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Antes de que abran las puertas de esa sala y después de escuchar una grabación en la que Rodolfo Walsh leía un fragmento de Operación masacre, el embajador argentino, Luis Alfredo Ilarregui dice que el 24 de marzo es una fecha importante pero trágica para su país, una fecha que está en la cúspide de lo inhumano porque en una “especie de sofisticación macabra”, los militares que protagonizaron el denominado Proceso de Reorganización Nacional ya no solo perseguían, torturaban y asesinaban, sino que también desaparecían a los revolucionarios para intentar desaparecer sus memorias.

Y como reacción ante tanto desgarramiento surge -afirma Luis- uno de los proyectos más genuinos: Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes se movilizaron cuando era prácticamente imposible.

Muchos sectores de poder, económico, político, judicial, insistieron e insisten en no investigar lo sucedido, argumentando su pertenencia a una historia pasada que se debe olvidar. Sin embargo, el pilar fundamental en la Argentina ha sido la no impunidad de los crímenes de lesa humanidad, a través de la tríada innegociable de Memoria, Verdad y Justicia, con los Organismos de Derechos Humanos y Madres y Abuelas liderando el proceso.

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Víctor sale a ver si era verdad lo que habían dicho los militares y en eso Esperanza se desmaya. Don Víctor salió con su chata -camioneta- a casa de su hijo y como a las cinco de la mañana Esperanza se levanta del suelo y llama a su hija Manoli. Ella le dice que salga corriendo que los militares han estado también en su casa. Entonces, el esposo de Manoli que tenía un taxi decide acercarse a la casa del cuñado. Un retén de la policía y el ejército le dicen que no puede acercarse porque habían muerto en un enfrentamiento tres subversivos: Don Víctor Labrador, 56 años, sin saber jamás lo que era un arma; Palmiro Labrador, militante montonero y su compañera montonera también, Edith Graciela Koatz.

Y a las horas de ese día, ya era el 10 de noviembre, Manoli estaba reconociendo en la morgue de Rosario a su padre, brutalmente asesinado, brutalmente torturado, no le dieron un tiro de gracia, le quebraron los brazos y las piernas; mientras del cuerpo de Palmiro su hijo y su nuera, salían hilos de sangre. Ese es el horror del fascismo.

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ESPACIO DE REFLEXIÓN. MUSEO SITIO DE MEMORIA ESMA. Así se leen las letras mayúsculas y negras que resaltan sobre las puertas blancas a la entrada de la sala, concluida desde diciembre, pero inaugurada este 24, como forma de recordar a esos 30 mil compañeras y compañeros desaparecidos.

Lis Cuesta, coordinadora de eventos del Ministerio de Cultura y esposa del presidente Cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, corta la cinta para inaugurar el Espacio de Reflexión. Ella, Luis y Adela Segarra, ex diputada nacional y compañera del embajador, son los primeros en entrar. Le sigue el resto de los invitados. Justo al lado de la puerta hay un pequeño estante y encima libros de Walsh: Operación masacre y Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA); del poeta y militante desaparecido Joaquín Areta (compañero de Adela y padre de su hijo), queriendo que lo recuerden junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos y el sufrimiento de los humildes, como escribió en uno de los poemas publicados en el libro Siempre tu palabra cerca.

¿Dónde están los centenares de bebés nacidos en cautiverio? Buscamos dos generaciones. Aparición con vida de los detenidos- desaparecidos. Son algunas de las letras que se leen en las fotografías del momento cuando las Madres y abuelas de Plaza de Mayo cargaban pancartas, telas y murales. Esas instantáneas colgadas en la pared contigua que las honra muestran su fortaleza. Estremecen. En la parte superior de la misma pared, está la cerámica que Ana Silvia Fernández, nieta de Esther Ballestrino de Careaga, trajo a Cuba para que su abuela fuera recordada por su lucha incansable, por la Verdad, la Memoria y la Justicia.

La Carta abierta de un escritor a la Junta Militar por Rodolfo Walsh en el primer aniversario del golpe cívico militar está desplegada sobre otra pared.

“Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta-escribió el 24 de marzo de 1977- sin esperanza de ser escuchado, con la Certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Al día siguiente, Walsh fue secuestrado y asesinado en la intersección de San Juan y Entre Ríos de la Capital Federal. Este año se cumple el 45 aniversario de su documento póstumo y una tarja lo recuerda. Está cubierta por un pañuelo de las Madres la Plaza de Mayo sobre el cual permanecen los nombres de los primos de Adela: Jorge Alejandro Segarra, Laura Segarra y Alicia Segarra, ambas embarazadas y cuyos hijos continúan buscando.

El exdiplomático y exsubdirector de Prensa Latina, Jesús Cruz y el periodista, también de la agencia informativa, Juan José Bodes, recordaron a Walsh quien antepuso su compromiso político a la posibilidad de desarrollar una obra literaria que podía haberlo convertido en uno de los escritores más importantes del continente.

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Luego la familia tuvo que salir con mucho apuro, pero faltaban los otros hijos de las otras madres. Esperanza buscaba a su Miguel Ángel y ya formaba parte de las Madres de Plaza de Mayo.

Estremece la valentía de esta galleguita, que llevaba en su bolso la muda de ropa por si la hacían prisionera, estuviera limpia, que dormía en la puerta de los cuarteles preguntando dónde estaba su Miguel Ángel. Jamás se lo dijeron, jamás dio con él.

Esta mujer chiquitita, que apenas tenía estudios primarios, agarró a Galtieri de la solapa cuando fue a preguntarle por Miguel Ángel y él tan cínico y cobarde le dijo que sus hijos eran subversivos. Ella preguntó por su marido y él respondió: “¿Su marido? un lamentable error”. Esperanza pegó un salto y agarró a Galtieri de la solapa. La apartaron como si estuviera loca.

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La Memoria ha sido una palabra constante esta mañana. La memoria de los muertos y de los que sobrevivieron, de quienes no pueden olvidar. Por eso desde la sala principal que, en la embajada, que antecede al espacio de Reflexión se honró el recuerdo de Miriam Moro y Roberto De Vicenzo, detenidos-desaparecidos de Rosario y se expuso un audiovisual en el que Ana Fernández rinde homenaje a su abuela Esther, a las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo y los 30 mil  desaparecidos.

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Nosotros pudimos construir la memoria. Gracias al esfuerzo de nuestras Madres, de nuestras Abuelas, de nuestros militantes, de nuestros Familiares de Desaparecidos y fuimos construyendo y aún estamos construyendo ese puzle gigante del horror.

Fue el Gobierno Constitucional de Néstor Kirchner y eso jamás lo vamos a olvidar el que nos posibilitó juzgar y encarcelar a los genocidas.

No importan las siglas de este u otro Partido, lo que importa es el ser humano y su dignidad. Eso fue lo que hicimos en Argentina y esa es la esencia que nos deja el 24 de marzo, cuidar mucho lo que tenemos para poder tener Memoria, para seguir construyendo espacios de dignidad para nuestros pueblos y para decir muy alto: Nunca Más al fascismo.

Fotos: Yusmilis Dubrosky.

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