Cuba

Cuba y el día después

Por Orlando Oramas León.

Los cubanos disfrutan hoy de un feriado bien ganado, luego de la jornada en la que volvieron a las plazas de todo el país para celebrar del Día Internacional de los Trabajadores.

Fue especial, a pesar de que la fecha tradicionalmente ocurre aquí con la movilización de millones de ciudadanos, que en la efeméride reafirman su apoyo a la Revolución en el poder desde el 1 de enero de 1959.

Esta vez se puso fin a dos años de cuarentena para tales actos masivos, decidida por la pandemia de la Covid-19.

La Plaza de la Revolución de La Habana y otras muchas del país fueron desbordadas en uno de los días en que el Ministerio de Salud Pública reportó cifras de las más bajas de contagios de la enfermedad en muchos meses.

No resultó casual que fueran los trabajadores de la Salud quienes encabezaron los desfiles en toda la geografía nacional.

También el reconocimiento y participación de los hombres y mujeres de Ciencia, en particular aquellos responsables de desarrollar y producir las vacunas antiCovid que distinguen a Cuba a nivel mundial contra el coronavirus causante de la pandemia.

La cita en esta isla resultó distinta a otras que en diversas latitudes fueron contra gobiernos y políticas lesivas a los derechos laborales y ciudadanos.

No hubo en La Habana ni en otras ciudades o localidades de la isla gases lacrimógenos ni enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Las pancartas por acá iban contra el bloqueo de Estados Unidos y en apoyo al proceso revolucionario y sus dirigentes que -otra diferencia- fueron parte de los desfiles.

En la Plaza de la Revolución estuvieron el líder de la Revolución, Raúl Castro, y el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, por demás vitoreados.

Pareciera raro porque en esta isla sobran los problemas, dificultades y penurias, en un país que brega contra más de 60 años de cerco económico, comercial, financiero y más, y reforzado por su ejecutor, el gobierno de Estados Unidos.

También debe resultar ajeno para quienes auguraron la baja movilización ciudadana y lo alentaron al apostar a que Cuba es aquella que vivió los incidentes de julio del año anterior, cuando desde fuera alentaron protestas y actos de vandalismo.

Hay cosas que no cambiaron desde entonces, entre ellas, planes de desestabilización para subvertir el orden y provocar un estallido social, pilares de la hostilidad de Washington, según denuncia La Habana.

Pero el gobierno cubano no quedó de brazos cruzados. Las pilas se encendieron y llegó hasta barrios vulnerables, entre otras muchas acciones decididas en medio de un entorno económico marcado por la decisión de Washington de darle jaque mate a la Revolución.

Este 1 de Mayo millones de cubanos «desestabilizaron» la cotidiana paz de los domingos en este país, y lo hicieron antes muchos testigos venidos de diferentes lares del planeta.

Por eso las múltiples banderas de otras naciones que acompañaron las marchas, y sobre todo por los cientos de activistas foráneos que vinieron para celebrar aquí el Día Internacional de los Trabajadores.

Ellos llenaron los acceso de la tribuna en la principal plaza habanera y del país.

Desde allí colombianos, venezolanos, alemanes, canadienses, estadounidenses, uruguayos y de otras muchas nacionalidades interactuaron con el pueblo y también fueron responsables de que la marcha se atascara por momentos.

Son los protagonistas del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba, que culminará hoy en el Palacio de Convenciones de esta capital.

Hoy la mayoría de los cubanos descansa. Por ley, el feriado se traslada al lunes. Será la antesala de otra jornada de trabajo y resistencia creativa, como se leía en pancartas durante el desfile.

Tomado de PL / Foto de portada: JF / PL.

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