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Estados Unidos: Una sociedad enferma

Por Deisy Francis Mexidor* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Estados Unidos tiene una sociedad enferma. No puede ser de otro modo. Otra vez el país se conmociona por un tiroteo masivo, esta vez entre las víctimas fatales hay 14 niños y un maestro de una escuela primaria en la ciudad de Uvalde, Texas. Dicen que la mayoría hispanos.

¿Otro crimen de odio? Apenas hace 10 días las banderas ondearon a media asta en Nueva York luego de la masacre cometida en un supermercado de Buffalo. El autor portaba un chaleco antibalas y empuñaba un fusil de asalto AR-15. Tenía la intención expresa de eliminar a tantas personas negras como pudiera.

Coincidentemente los atacantes, en ambos casos, solo contaban con 18 años. Resulta triste leer ese dato en las noticias.  

Luego de la tragedia en Buffalo el presidente Joe Biden afirmó que el hecho es una “mancha en el alma” del país.

También son “una mancha” las armas de fuego que proliferan allí sin control y llevan a extremos la violencia, una “epidemia que desangra” a la nación, algo que admitió el mandatario.

Sobre los sucesos de este martes el republicano Greg Abbott, gobernador de Texas, explicó en una rueda de prensa que el incidente se produjo en la escuela Robb Elementary School, en Uvalde, que es la sede del gobierno del condado del mismo nombre. La urbe, cercana a la frontera con México, posee una población predominantemente hispana.

Abbott identificó al agresor –abatido en la escena- como Salvador Ramos. Era vecino de la ciudad.

Comentó que él manejó hasta el colegio, abandonó su vehículo y entró en el centro con una pistola y un rifle.

“Disparó y mató horriblemente, incomprensiblemente, a 14 estudiantes y mató a un maestro”, lamentó el gobernador.

El tiroteo en Uvalde – a unos 85 kilómetros al oeste de San Antonio- es el peor tiroteo en una escuela primaria desde el de Sandy Hook en Newtown (Connecticut) y en general desde la matanza de Parkland (Florida) en 2018.

Después de lo acontecido en Buffalo, Biden, al hablar en una ceremonia anual en el Capitolio dedicada a policías caídos en cumplimiento del deber, llamó a “trabajar todos juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos”.

“Nuestros corazones vuelven a estar apesadumbrados”, acotó entonces mientras la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul describía el crimen como una “ejecución de estilo militar” y subrayaba que los mensajes racistas se están “extendiendo como un incendio forestal”, especialmente en Internet.

“Debemos abordar el flagelo de la violencia armada y finalmente prohibir las armas de guerra en nuestras calles”, enfatizó por su parte el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer, líder de la mayoría en la Cámara Alta del Congreso.

Sin embargo, hasta ahora los esfuerzos en el Capitolio para endurecer las leyes para el control de estos artefactos generalmente no avanzan o se quedan cortos, pues existe, entre otros factores, la oposición del fuerte lobby de la Asociación Nacional del Rifle.

Para Schumer aquel trágico suceso es también un ejemplo del racismo que es como “el veneno de Estados Unidos”.

En Buffalo, Payton Gendron, abrió fuego contra los clientes de un Tops Friendly Market. De las 13 víctimas entre muertos y heridos, 11 eran afroamericanos.

Brian Levin, director ejecutivo del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en la Universidad Estatal de California en San Bernardino, alertó hace poco sobre la tendencia alcista en los delitos hasta el primer trimestre de 2022.

Advirtió que se registró un aumento de los incidentes de prejuicios en un promedio del 30 por ciento en 15 grandes ciudades y es probable que esta curva ascendente continúe.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) define los delitos de odio como aquellos motivados por el sesgo del perpetrador contra una raza, religión, discapacidad, orientación sexual, etnia, género o identidad de género.

Pero la sucesión de violencia es indetenible. Hasta el mes de mayo, alrededor de 17 mil personas murieron en territorio estadounidense por causas asociadas a las armas de fuego y los tiroteos masivos suman 212, de acuerdo con estadísticas de la organización Gun Violence Archive.

Ello reaviva el debate sobre las medidas de control de armas de fuego en un país donde los fallecidos por impactos de bala superan a los provocados por accidentes automovilísticos.

Buffalo, Uvalde…parece un déjà vu. Aún están abiertas las heridas en Carolina del Sur donde un joven blanco mató a nueve fieles en una iglesia en 2015 y en el propio Texas, donde también un hombre de igual raza acabó en 2019 con la vida de 23 personas, la mayoría latinas.

En el país donde existen más armas de fuego que personas las banderas vuelven a ondear a media asta en señal de duelo.

(*) Periodista cubana, colaboradora de Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Yahoo Noticias.

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