Internacionales

El imperio contra ataca (II)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

 

Al injerencista estadounidense Mauricio Claver-Carone, desde su posición en la administración de Donald Trump, le correspondió coordinar la política de la Casa Blanca hacia América Latina con los departamentos de Estado y del Tesoro, canal que le permitió ejercer presión sobre países no doblegados a los intereses de Estados Unidos.

Por su gestión intervencionista ha sido denunciado de estar al frente de las acciones abiertas y encubiertas de Washington contra Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia. Cuando no ha estado en funciones de gobierno, Claver-Carone se ha dedicado a hacer cabildeo en Washington como director de un grupo de presión llamado US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo es influir en las políticas de Washington dirigidas a lograr una llamada transición incondicional de la Isla hacia la democracia y hacia el libre mercado, entiéndase regresar al capitalismo.

En los círculos conservadores anti cubanos se destacó como gestor de un influyente blog llamado CapitolHillsCubans, desde donde criticaba duramente el acercamiento del gobierno del presidente  Barack Obama a La Habana.

También fue anfitrión del programa de radio “From Washington al Mundo”, en el que entrevistaba a personalidades estadounidenses y extranjeras sobre temas de política internacional, en particular dedicado a promover las “bondades” del capitalismo, sistema del cual es un devoto convencido.

El anuncio de la postulación de Claver-Carone para presidir el BID, disparó las alarmas en países de la región, que ya tenían referencias recientes de sus actos de intromisión y sus dotes de pro cónsul para imponer las ordenes de sus empleadores, no obstante tomó por sorpresa a la región y pronto se convirtió en motivo de polémica, al percatarse que el nominado sería una amenaza para el buen desempeño del BID y era indudable, que sería utilizado para fines ajenos a sus principios fundacionales. Sería una institución tipo OEA, pero bancaria.

Los expresidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (México), Felipe González (España), Ricardo Lagos (Chile), Juan Manuel Santos (Colombia) y Julio María Sanguinetti (Uruguay) emitieron una declaración conjunta en la que calificaron la postulación como una “agresión a la dignidad latinoamericana”.

El texto afirmaba: “Estados Unidos, sin consulta ni debate en los organismos pertinentes del BID, lanzó su candidatura pasando por encima de acuerdos y normas”, dijeron, al acusar a Donald Trump de buscar “imponer a su candidato por encima del consenso histórico”, además de menospreciar, con ese procedimiento,  la soberanía colectiva latinoamericana.

En términos similares se expresó la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, al anunciar que retiraba su candidatura para presidir este banco regional. La exmandataria divulgó una declaración en la que hacía mención a la regla no escrita según la cual la presidencia del organismo siempre sería ocupada por un latinoamericano o caribeño y cuestionó la decisión de Estados Unidos de presentar un candidato propio “sin que previamente mediaran procesos de consulta”, señalando que se trató de “una señal preocupante” para la gobernanza que debe regir en el BID y una prueba de ello era, que Estados Unidos rompiera de forma unilateral con la regla sobre la presidencia del BID.

El interés de Estados Unidos, se apoyó en aliados incondicionales, la postulación de Claver-Carone, pronto logró sumar obedientes y de manera entusiasta el dócil gobierno del lacayuno Iván Duque en Colombia divulgó una lista de 17 países del continente que respaldaban al candidato estadounidense.

Entre los primeros en expresar su conformidad estuvieron los gobiernos de Brasil, Uruguay y Paraguay para consternación de Argentina que había mantenido la candidatura de Gustavo Béliz.

La reacción de la Casa Rosada, fue clara y contundente “Eso es una muestra de la desarticulación que tenemos en este momento frente a cuestiones externas del Mercosur. Hubiéramos preferido que en algunos casos nuestros vecinos nos consultaran”, se lamentó el ministro de Exteriores de Argentina, Felipe Solá, para referirse al respaldo a la propuesta estadounidense, de los países del área ya mencionados.

También, los gobiernos de Argentina, Chile, México, más Costa Rica abogaron por posponer la elección hasta marzo de 2021, con el sólido argumento de que se podía esperar a que pasase la pandemia para hacer una elección presencial. Mientras, que el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, también se manifestó a favor de una postergación de la votación.

Previsor de no poder mantener la presión lograda para imponer su figura, Estados Unidos, se opuso radicalmente a esta posibilidad al señalar que en este contexto no tiene sentido dejar al BID acéfalo durante medio año. Pretexto que haría expedita la votación y la elección de su candidato.

No solo era invocado el procedimiento consuetudinario de reservar la presidencia del banco para un latinoamericano, también se argüía la evidente falta de idoneidad de Claver-Carone, que fue destacada por el canciller de Argentina, Felipe Solá, quien la cuestionó para presidir el BID.

Detrás de esta puja estaba la incertidumbre del desenlace de las elecciones presidenciales estadounidenses, que entonces vivían su recta final. Por una parte el gobierno de Trump estaría intentando garantizarse este importante cargo antes de los comicios en noviembre de 2020, mientras que quienes lo adversaban buscaban una postergación ante la posibilidad de que el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, resultase electo, como en efectivo lo fue, a pesar de los pataleos del bravucón republicano.

Durante la campaña, el equipo electoral asesor de Biden había sentenciado que el candidato de Trump para presidir el BID era “polarizante“, “excesivamente ideologizado” y no estaba cualificado para el puesto, fue una radiografía del promovido, quien ripostó con dureza a esas críticas, al estilo de su mentor,  a quienes abogaban por postergar la elección.

Se emplearon promesas y castillos, así como el garrote y la zanahoria, estuvo presente,  la oposición de México, Argentina y Chile, fue minimizada, considerada minoritaria, a la cual se sumó el rechazo de Costa Rica. Aunque algunos analistas atribuyen el respaldo obtenido por Claver-Carone al poder de coerción de Estados Unidos, hay elementos que apuntan a un esfuerzo negociador activo y decisorio  por parte de Washington, para obtener sus intereses.

De acuerdo con The New York Times, parte de los apoyos recabados se consiguieron ofreciéndole a Brasil la vicepresidencia del BID, así como se preservó un alto cargo para algún funcionario de Jamaica, para mediatizar cualquier reacción caribeña.

Además, había entonces gobiernos en la región, como los de Colombia y Bolivia, entre otros, que se encontraban políticamente alineados con Trump y que tenían perspectivas favorables de recibir recursos del BID, al menos se plegaban con la intención dolosa de ser gratificados.

Ciertamente, Claver-Carone, manipuló esas expectativas al presentar su candidatura como una muestra del compromiso de Estados Unidos con la institución. Lo establecido era, que históricamente a Estados Unidos no le importaba lo suficiente el BID.

En sus presentaciones, Claver-Carone destacó y sobredimensionó su papel en los programas América Crece y Regreso a las Américas, este último impulsa el retorno de las inversiones y empresas estadounidenses en Asia para invertir en el continente americano.

Detrás de los esfuerzos por instalar en el BID a un halcón estadounidense se encontraba la rivalidad entre Estados Unidos y China, cuya presencia en la región Claver-Carone, tiene la misión de minimizar.

El canciller argentino dio en el blanco: “¿Qué se dice del BID? Que el BID va a ser capitalizado por Estados Unidos y que una de sus funciones centrales será darle batalla a la influencia china en América Latina. Esa no es la función del BID, no debería serlo“, advirtió el entonces ministro  Felipe Solá.

Desde esa perspectiva, algunos analistas han expresado su preocupación por las consecuencias que esto puede acarrear, considerando que Pekín es el principal socio comercial de varios países sudamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Perú.

Después de este forcejeo, la voluntad de Estados Unidos llegó a la cima del BID e inmediatamente el estilo del oeste norteamericano se hizo sentir en la región. 

 

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, «La Operación Cóndor contra Cuba» y «Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba». Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Forbes Colombia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *