Internacionales

Cuba: Marco Rubio o el cinismo naturalizado

Por Elson Concepción Pérez.

Marco Rubio es quizá el más furibundo personaje anticubano en Estados Unidos.

Por ello no resultó una sorpresa que la emprendiera contra el proyecto humano y solidario Puentes de Amor, que encabeza el profesor cubano radicado en Estados Unidos, Carlos Lazo. Sugirió que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) sometiera a pesquisa criminal al creador de la iniciativa y a su proyecto.

Se les hace imposible de comprender, a Marco Rubio y a sus acólitos, que allí, en los mismos Estados Unidos, cada día se sumen más personas –no importa la nacionalidad que tengan– a la lucha contra el bloqueo y por la práctica de la amistad, la solidaridad y el amor, opuesta al odio, a las sanciones y la más pérfida política para asfixiar pueblos enteros.

El currículo del senador republicano se destaca por hechos como el de haber sido amigo y seguidor del terrorista de origen cubano, Luis Posada Carriles, y por mantener y fomentar en las redes sociales sus apariciones, en fotos y videos, abrazado y sonriente junto a Donald Trump, el presidente que lo apoyó para su reelección como senador.

También se le ve reiteradamente en el «cuchicheo» con Luis Almagro, el secretario general de la oea, con quien se sabe identificado totalmente, lo mismo en los más perversos planes contra Cuba que contra Venezuela o Nicaragua.

Debe recordarse, además, que aunque ahora apoya la política que mantiene Joe Biden contra Cuba, calificó de «bochornoso» que el mandatario estadounidense no invitara al impostor Juan Guaidó para que representara a Venezuela en la Cumbre de las Américas.

Esta es solo una ínfima parte del amplio expediente de Marco Rubio, para quien su política es el odio contra los que hacen el bien, mientras se ufana de su afiliación con los portadores del mal.

Que haya pedido que el FBI investigara a Carlos Lazo, a Puentes de Amor y a los ciudadanos estadounidenses que participan en las caravanas pacíficas demandando el fin del bloqueo contra Cuba, no es más que una campaña de persecución, que necesita para justificar los dividendos que gana por su rentable política anticubana. Que esto ocurra en la nación cuyos gobiernos consideran patrón de democracia y pluralismo es, además de cínico, vergonzoso.

Sin embargo, tramas como estas y personajes como Marco Rubio constituyen expresiones naturales del entramado político de ese país, cuna de las más burdas acciones contra pueblos y países que no se doblegan a los designios del imperio, y que resisten en el camino de construir un proyecto de amor y de solidaridad, contrario al odio que profesan y practican personajes como el senador por la Florida. 

Tomado de Razones de Cuba.

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