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Cuba: ¿Cómo una tienda perdió su encanto?

Por Dailenis Guerra Pérez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

En 1961, era El Encanto uno de los edificios más llamativos y exclusivos de la popular calle Galeano, en la capital cubana. Con una estructura de seis pisos, su interior se fraccionaba en 65 apartamentos destinados a la comercialización de variados artículos.

Tentador resultó también para la CIA y los grupos terroristas que manipulaba. La tienda se convirtió en el centro de las nuevas operaciones contra Cuba con el objetivo de lograr el pánico del pueblo.

Aquella construcción magnífica quedó reducida a cenizas el 13 de abril de 1961. Fue en un incendio atroz, provocado por un empleado detractor del proceso revolucionario, que perdiera la vida la empleada y miliciana Fe del Valle. En el sabotaje fueron lesionadas 18 personas y las pérdidas económicas ocasionadas se valoraron alrededor de los 20 millones de dólares.

El autor del hecho, Carlos González Vidal, trabajaba en el departamento de discos de la tienda. Opositor de la Revolución y miembro del grupo terrorista Movimiento de Recuperación del Pueblo, había aceptado realizar el sabotaje si luego de realizada la operación, lo sacaban del país, concretamente a Estados Unidos.

En horas de la mañana del 13 de abril, un enlace con la organización contrarrevolucionaria le entregó a Carlos dos petacas incendiarias preparadas con explosivo plásticoC-4, camufladas en cajetillas de cigarrillos Edén, muy populares en aquel entonces, con la indicación de colocarlas en zonas vulnerables para que se propagara un incendio.

Se acercaba el horario de cierre, a las seis de la tarde, Carlos aprovechó un instante en que se quedó solo. Activó una de las petacas y la colocó entre unos rollos de tela.

En otro piso realizó la misma operación y luego abandonó el edificio. En las afueras lo esperaba un auto con destino a playa Baracoa.

Bastaron pocos minutos para que las petacas estallaran. El fuego aprovechó la alta concentración de sustancias inflamables y sintiéndose vigoroso, se extendió apurado por toda la tienda, alimentándose de lo que encontraba a su paso.

Arrasó con la vida de Fe, jefa del cuarto piso y del departamento de niños, quien al presenciar los hechos decidió entrar a la instalación para rescatar la recaudación de una delegación de la Federación de Mujeres Cubanas que allí se guardaba.

El Encanto perdió su nombre.

Cuentan los libros de historia que “de acuerdo con las investigaciones efectuadas, el incendio se propagó en los siete pisos de la tienda por los conductos del aire acondicionado. Fue imposible detenerlo y la instalación quedó reducida a escombros y vigas de acero retorcidas”.

Pasadas cuarenta y ocho horas, cuando del incendio solo quedaba el vapor solapado, las luces de una linterna transmitían señales hacia el mar. Los milicianos que custodiaban la playa de Baracoa procedieron a registrar las viviendas y a interrogar a sus moradores.

Y como la casualidad existe, ocurren dos cosas inesperadas: el jefe de la compañía de milicias que custodiaba la costa en esa zona era también empleado de El Encanto y reconoció perfectamente a Carlos González Vidal, enviándolo detenido.

Sería otro empleado de la tienda, Oscar Gámez, agente de la Seguridad del Estado, quien luego de presentarle varias evidencias que lo vinculaban con el sabotaje, y de interrogarlo durante varias horas, logró que confesara que él había sido el autor material del incendio.

El sabotaje al edificio fue el preludio de lo que sería la futura invasión mercenaria días después por Playa Girón en la provincia Matanzas.

La cadena de atentados incluyó también la explosión al vapor francés La Coubre acontecido hacía poco más de un año, el 4 de marzo de 1960.

La historia patria recoge en sus páginas que “desde 1960 hasta abril de 1961, la CIA introdujo 75 toneladas de explosivos y 45 de armas, realizó 110 atentados dinamiteros, hizo estallar 200 bombas, descarriló seis trenes e incendió 150 fábricas e igual número de cañaverales.”

Desde el mes de enero de 1961 hasta el preludio de la invasión en abril, las organizaciones contrarrevolucionarias intensificaron sus actividades terroristas. Pero en cada intento, el pueblo respaldaba mucho más al Gobierno Revolucionario. Llegarían los días de Girón, de la primera derrota del imperialismo en América y la convicción en nuevas victorias de la nación cubana.

(*) Periodista cubana, Colaboradora de Resumen Latinoamericano corresponsalía Cuba.

Foto de portada: Archivo Periódico Granma.

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