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Crisis de fentanilo: ¿por qué China y México están en la mira de Washington?

El fentanilo es una de las drogas más adictivas. Si bien su fabricación data de la década de 1960, ha estado en boga en EEUU, donde han muerto decenas de miles de personas en los últimos cinco años. Sin embargo, en esta crisis, México y China tienen papeles protagónicos. Sputnik explica de qué forma estos dos países están implicados.

El 5 de mayo, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer que, en los últimos días, llegó desde China un cargamento contaminado con fentanilo y metanfetaminas al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, en las costas occidentales de México.

El secretario de Marina en México, José Rafael Ojeda, detalló que el cargamento viajó de Qingdao y, posteriormente, a Busan, en Corea del Sur. De ahí partió hacia México. El contenedor contenía 600 bultos de más de 30 kilos, cada uno con un elemento llamado resina de combustibles.

Pekín ha negado tener relación con el trasiego de fentanilo, a pesar de las acusaciones en su contra hechas desde México y Estados Unidos. López Obrador asegura que la mayoría del fentanilo que se consume en suelo estadounidense proviene del país asiático. Sin embargo, la DEA identifica a los cárteles mexicanos de la droga como los principales responsables de este hecho.

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), tan solo en 2021 murieron alrededor de 106.000 personas por el consumo de drogas en el país. De este total, casi 71.000 fueron por fentanilo.

Por ello, a finales del año pasado, las autoridades estadounidenses comenzaron a señalar a México como la nación culpable de esta crisis de salud pública.

En un comunicado que data del 20 de diciembre de 2022, la titular de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Anne Milgram, indicó que tan solo en 2022 habían incautado más de 379 millones de dosis de fentanilo en el país.

Estos operativos “reflejan el compromiso inquebrantable de la DEA de proteger a los estadounidenses y salvar vidas, persiguiendo tenazmente a los responsables del tráfico de fentanilo en todo Estados Unidos. La prioridad de la DEA es derrotar a los dos cárteles mexicanos de la droga: de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación [CJNG], que son los principales responsables [del trasiego de esa sustancia] que está matando a los estadounidenses hoy en día”.

En ese texto, también mencionó a China como el país de donde provenían los productos químicos con los que los grupos delictivos mexicanos hacían la droga.

Se incrementan las tensiones

Aunque el tema ya se había mencionado en 2022, este año ha sido el más álgido en la querella por el fentanilo. El 16 de febrero, Milgram acusó al Gobierno mexicano de no realizar suficientes acciones para combatir el tráfico y consumo de la sustancia.

“Creemos que México tiene que hacer más para detener el daño que se está causando. Estos dos cárteles mexicanos, el de Sinaloa y el de Jalisco, dominan la cadena de suministro global de fentanilo”, comentó la funcionaria.

Seis días después, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, sancionó a seis mexicanos y seis compañías con sede en México que forman parte de una red de operadores del cártel de Sinaloa.

La situación no se detuvo ahí. El 2 de marzo, el fiscal general estadounidense, Merrick Garland, coincidió con los dichos de la líder de la DEA en una audiencia para explicar ante el Comité Judicial del Senado del país norteamericano. En ella, reiteró que la Administración del presidente López Obrador no estaba haciendo las acciones necesarias para acabar con este problema.

Cárteles, ¿terroristas?

En esa presentación, Garland declaró que estaría de acuerdo si las autoridades estadounidenses declararan a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, pero que primero debería tratarse el asunto de manera diplomática.

“No me opondría, pero, otra vez, me gustaría apuntar algo: hay temas diplomáticos. Necesitamos el apoyo de México en esto (…). Nos están ayudando, pero podrían hacer mucho más. No hay duda en eso”, dio a conocer.

Esta idea ha sido impulsada principalmente por los legisladores republicanos Dan Crenshaw, Michael Waltz, Lindsey Graham y John Kennedy, quienes han presentado propuestas —en diferentes momentos— para designar a los grupos del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras (FTO —foreign terrorist organizations—, por sus siglas en inglés). Con esa misiva, el Ejército estadounidense podría intervenir en el territorio mexicano.

Si bien esa propuesta no fue aprobada, el 22 de marzo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, indicó que se estaba considerando esta opción, lo que causó críticas. Ante la pregunta expresa de Graham sobre si el Gobierno de Estados Unidos está dispuesto a considerar catalogar como terroristas a los cárteles mexicanos, Blinken respondió: “Sí, realmente lo consideramos”.

En ese mismo evento, el funcionario aseguró que estas agrupaciones dominaban gran parte de México. Esa afirmación fue secundada por el secretario de Seguridad estadounidense, Alejandro Mayorkas, el 28 de marzo.

El rechazo de México

Ante los señalamientos de los legisladores republicanos y funcionarios de EEUU sobre el fentanilo y los cárteles de la droga, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado rotundamente cada uno de ellos.

El 6 de marzo, el mandatario latinoamericano declaró en su conferencia de prensa que la intención de declarar a los grupos del narcotráfico es una medida propagandística de EEUU para obtener más votos de cara a las elecciones de 2024.

“¿Quién les da esa facultad? Pero bueno, es un asunto, una manía. Ya hemos hablado de eso, de que [EEUU] se considera el Gobierno del mundo (…). Ya se irá quitando esa mala costumbre, pero todavía es peor el que quieran utilizar la fuerza militar para intervenir en la vida pública de otro país. O sea, invadir a otro con la excusa de que van sobre narcotraficantes terroristas. Desde luego, es pura propaganda”, dijo.

Posteriormente, el 15 de marzo calificó como “hipócrita” la postura de Washington acerca del fentanilo.

“Ni siquiera hay difusión en los medios informativos del daño que causa el fentanilo en Estados Unidos, pero se les hace fácil culpar a México de manera injustificada, por politiquería, por hipocresía”, sentenció el político mexicano.

Un día después, López Obrador criticó que Washington señalara que en su territorio no existía venta del opiáceo ni de otros enervantes.
“Pero allá, no sé si ustedes sepan, no hay cárteles. Allá [la droga] se distribuye por telepatía. No hay allá narcotráfico, ni laboratorios, tampoco mafias”, ironizó.

Esa misma semana, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, hizo énfasis en que no se permitirían atropellos a la soberanía del país.
Además, instruyó al embajador de México en Estados Unidos, Juan Ramón de la Fuente, y cónsules mexicanos en ese país a “emprender una amplia campaña de información y de defensa de México ante los inaceptables ataques de legisladores y exfuncionarios del Partido Republicano”, dijo en un comunicado la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Cooperación y campañas

Ante la rispidez del tema, México ha tomado cartas en el asunto. El 10 de marzo, el presidente mexicano designó a la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, como encargada de la estrategia de seguridad para combatir el tráfico de fentanilo.

Ello se anunció tras la reunión de alto nivel entre funcionarios estadounidenses y mexicanos, debido al secuestro de cuatro ciudadanos estadounidenses en Matamoros, el pasado 3 de marzo, y como parte de la segunda fase del Entendimiento Bicentenario, el acuerdo de seguridad bilateral entre ambas naciones.

Para el 15 de marzo, López Obrador propuso la sustitución del fentanilo médico por otros medicamentos, con el fin de disminuir el uso de la sustancia.
“Aunque tenemos el control que no se tenía antes sobre el ingreso del fentanilo con usos médicos, de todas formas, al estar prohibido, ya no habría ninguna posibilidad de que pudiese importarse y lo sustituimos con otros analgésicos”, expuso.

Cuatro días después, el mandatario latinoamericano se reunió con 12 legisladores estadounidenses para tratar diversos temas, entre ellos, seguridad y narcotráfico.

Las acciones bilaterales continuaron durante ese mes y, en abril, acordaron una estrategia para el combate del tráfico de fentanilo y armas.

“Este grupo de trabajo especial mejorará la coordinación entre las agencias federales del Gobierno de México para apoyar la investigación y arresto de individuos involucrados en la producción y tráfico de fentanilo”, se lee en el documento conjunto.

¿Qué pasa con China?

Otro de los países mencionados como posible culpable de la crisis de fentanilo en Estados Unidos es China. Durante la reunión que sostuvo López Obrador con políticos estadounidenses, estos le pidieron intervenir para lograr un acuerdo con el Gobierno del presidente Xi Jinping.

Ante esto, el mandatario mexicano envió el 4 de abril una carta a su par chino, donde le pedía ayuda para investigar qué pasaba con el opiáceo.
“Acudimos a usted, presidente Xi Jinping, no para pedirle apoyo ante estos groseros amagos, sino para solicitarle que por razones humanitarias nos ayude a controlar los envíos de fentanilo que puedan remitirse de China a nuestro país. Por ejemplo, sería un apoyo inestimable contar con información sobre quiénes importan esta sustancia, en qué cantidad, en qué embarcaciones, cuándo salen de los puertos chinos, a qué puertos mexicanos llega y el tipo específico de sustancia”, menciona el documento.

La respuesta llegó por parte de la portavoz del Ministerio de Exteriores del país, Mao Ning, quien rechazó que exista tráfico de ese estupefaciente entre las naciones, pero que apoya a México en defender su soberanía ante Estados Unidos.

No obstante, López Obrador cuestionó esta respuesta. “Tenemos que saber en dónde se produce el fentanilo. Si no se produce en China, ¿en dónde se produce? Lo que se sabe es que se utiliza y causa mucho daño en Estados Unidos”, expuso en su conferencia del 10 de abril pasado.

Aseveró que los tres países involucrados en el tema, es decir, China, México y Estados Unidos, deben buscar la cooperación y dijo que en estos casos la ideología debe quedar de lado para premiar el derecho a la salud.

Luego de la respuesta de China, el vocero del Departamento de Estado de EEUU, Vedant Patel, indicó que los precursores del fentanilo sí tienen su origen en dicho país asiático.

Tomado de Sputnik / Foto de portada: Twitter / @m_ebrard.

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