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Argentina: Día del periodista: Recordaremos ahora y siempre

El 7 de junio de 1810, comenzó a circular la Gaceta de Buenos Aires, primer órgano de prensa de las ideas patrióticas, impulsado por Mariano Moreno, que dejaría de publicarse en 1821. En su redacción participaron también Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros. Es por ello que en esta fecha se conmemora el día del periodista.

Desde entonces se gestó en Argentina la oportunidad para un pueblo de gestionar la información recibida como una herramienta para tomar decisiones, formarse opinión y sobre todo para saberse actor principal de un contexto. La desgracia inmediata se manifiesta cuando un sector determinado toma las riendas de la información y de manera parcial utiliza el periodismo como maquina de humo para enturbiar la actualidad y así propiciar propagandísticamente el beneficio de quienes tienen o pretenden apoderarse de una sociedad, dígase Empresas o Estado.

Durante los años previos al golpe, los trabajadores de medios de comunicación, al igual que amplios sectores de la sociedad, participaron de experiencias políticas comprometidas y también de un intenso activismo sindical. Esa generación integró comisiones internas combativas que inquietaron a los empresarios que se aprestaban a respaldar a los golpistas.

El único documento oficial que remite al silencio que envolvió a la prensa argentina nace, el mismo 24 de marzo del 76, es el comunicado Nº 19 de la Junta Militar que establecía penas de 10 años de reclusión “al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales”.

Muchos periodistas se alejaron, incluso del país, para evitar la complicidad con el régimen, otros buscaron la manera de filtrar la información desde los lugares en los que cada uno se desempeñaba como profesional.

La Prensa fue el medio que más mostró su tendencia pro golpista, fue el único diario que el día del golpe lo puso en su tapa: “El país se encuentra bajo el control operacional de las Fuerzas Armadas”. Y publicó los primeros comunicados del gobierno militar.

La Opinión y La Nación remarcaron la inminencia del Golpe e hicieron referencia al movimiento de tropas. La Opinión rescató un articulo publicado en el New York Times que afirmaba “La aturdida y trágica figura instalada en la Casa Rosada podría verse forzada, muy pronto, a elegir entre su renuncia y su derrocamiento”. Clarín, alcanzó a publicar el derrocamiento de Estela Martínez de Perón.

Al siguiente día, ClarínLa Nación y La Opinión titulaban: “Las Fuerzas Armadas ejercen el gobierno”, “Asumieron el Gobierno los tres Comandantes Generales”, “Gobierna la junta militar” respectivamente. La Prensa, destacó las figuras de los golpistas, publicó la proclama de los comandantes y la lista de los interventores militares en las provincias.

Los años que le siguieron al golpe, mostraban la postura adoptada por los principales diarios: complicidad y silencio. Desde el primer día de la asunción de la Junta Militar difundieron los beneficios que este cambio representaba para el país y se alinearon en defensa de su política, por ende de sus intereses.

Mientras La Razón se transformó en un órgano cuasi oficial del gobierno militar, iniciando una campaña de desinformación e inteligencia sobre la opinión pública, la revista Gente, también se alineó del lado de la dictadura.

La Nación afirmó “No hay sorpresas en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa hay una enorme expectación”.

La Opinión manifestaba: “Si los argentinos, como se advierte en todos los sectores de, aún dentro del ex oficialismo agradecen al Gobierno Militar el haber puesto fin a un vasto caos que anunciaba la disolución del país, no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúan”. La Prensa respondía a su antiperonismo visceral con el editorial del 27 de Marzo, su Director, Alberto Gainza Paz, dijo: “En 2 horas, sin el asomo de una sola falla, al cabo de una operación impecable, precisa, sin estridencias vanas y sin disparar un solo tiro, las Fuerzas Armadas de la Constitución pusieron término al desempeño ilegítimo del gobierno instaurado el 25 de Mayo de 1973”.

Los medios aclaraban que al mediodía del 26 de marzo el gobierno había decidido alivianar la censura por lo que no se debían enviar las pruebas. Por que el gobierno había visto: la tranquilidad con la que la población asumió el hecho revolucionario, la absoluta normalidad que exhibió el país en todos los órdenes y la fluida comunicación lograda con los medios. Alberto Gainza Paz, director de La Prensa explicaba que la mañana siguiente al golpe, los militares le habían entregado una serie de normas que calificaba de superfluas, pues el código ético de su diario es aún más estricto.

ANCLA

En el mejor de los casos, como instrumento de difusión y resistencia contra la censura de esa época fue puesta en marcha por Rodolfo Walsh la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), que siguió emitiéndose aun después del secuestro y desaparición del periodista, en marzo de 1977.

Los partes informativos  le sirvieron para fundamentar su Carta Abierta a la Junta Militar, que implicó un balance sangriento de las torturas, fusilamientos y desapariciones cometidas por la dictadura durante su primer año en el poder. Walsh era realista con respecto a las consecuencias que podía traerle su labor periodística, pero a la vez defendía su compromiso con la verdad: “Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”.

Con un grupo de periodistas de identidades anónimas, ANCLA comenzó a emitir cables en junio de 1976 varias veces por semana que se enviaban a las redacciones y a corresponsales extranjeros.

Cadena Informativa, fue escrita solo por él. Aparecía una o dos veces por mes, entregada en manos de distintas personas. Su objetivo no era solo vencer la censura, sino lograr la participación del ciudadano involucrándolo en la tarea de re-transmitir lo que se enteraba.

Ambos medios “alternativos”emitieron despachos durante casi  2 años. En ese tiempo, Rodolfo Walsh y sus colaboradores se atrevieron a denunciar el terrorismo de Estado, la censura, la persecución, las detenciones ilegales, las torturas y la desaparición de personas.

Las fuente citadas en los cables y partes informativos fueron: judiciales, policiales, del Ejercito, Ministerio de Economía, la SIDE, fuentes eclesiásticas, exiliados, el Servicio Penitenciario Federal, Cancillería, publicaciones extranjeras y nacionales, familiares y amigos de las víctimas, la Organización Internacional del Trabajo, liberados, la ADEPA, Amnistía Internacional, testigos presenciales y la Comisión Argentina por los derechos humanos. Es decir, las mismas fuentes de información que manejaban el resto de los medios, pero con la diferencia en el tratamiento de los temas y la intención que mantenía.

Rodolfo Walsh.

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”. 

Rodolfo Walsh.

Pasados 43 años del golpe cívico militar

El Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural actualizó las cifras que había relevado en la ponencia “Periodistas, trabajadores de prensa y gráficos desaparecidos: una lista en construcción”. Si se incorpora a cinco estudiantes de Comunicación, el número de víctimas llega a 228.

“Fue la tragedia más grande del periodismo argentino”, decía Osvaldo Bayer en el prólogo del libro Periodistas desaparecidos. Las voces que necesitaba silenciar la dictadura. Corría el año 1998 y el listado de periodistas desaparecidos llegaba a 101 casos. El número corroborado actualmente por el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) es de 223 periodistas, trabajadores de prensa y obreros gráficos desaparecidos. A esa cifra, hay que sumarle 5 casos de estudiantes de Comunicación.

El primer listado de periodistas desaparecidos fue impulsado por Catalina Guagnini, dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y madre de Luis Guagnini, periodista de amplia trayectoria secuestrado el 21 de diciembre de 1977. En Familiares, se conformó, gracias a esa iniciativa, la Comisión de Periodistas Desaparecidos, que relevó, desde los días de la dictadura, las primeras denuncias. Al momento en que la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) finalizó su informe Nunca Más, los periodistas denunciados eran 84. La CONADEP destacó el alto porcentaje que representó este sector de acuerdo a la Distribución de desaparecidos por profesión: 1,6 por ciento del total de casos registrados.

Cuando, en 1986, la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (APBA) editó el libro Con vida los queremos, el listado llegaba a 90 registros, incompletos, parciales. En algunos casos, sólo se indicaba la fecha aproximada de desaparición. Por ejemplo: “Oesterheld, Héctor Germán: Guionista de historietas, El Eternauta, Sargento Kirk: 06/77”. En la “división del trabajo” del plan sistemático represivo, la intervención del gremio de prensa le correspondió a la Armada, que se instaló en el edificio histórico de la APBA de Avenida de Mayo 1209.

Durante los años previos al golpe, los trabajadores de medios de comunicación, al igual que amplios sectores de la sociedad, participaron de experiencias políticas comprometidas y también de un intenso activismo sindical. Esa generación integró comisiones internas combativas que inquietaron a los empresarios que se aprestaban a respaldar a los golpistas.

“Esos jóvenes periodistas convirtieron las redacciones en ágoras de sueños y aspiraciones. Pensaban que era posible terminar con el hambre de Latinoamérica, organizar comunitariamente la selva y la villa”, decía Bayer al recordar a sus compañeros de asambleas y trasnochadas.

El primer listado de periodistas desaparecidos fue impulsado por Catalina Guagnini, dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y madre de Luis Guagnini, periodista de amplia trayectoria secuestrado el 21 de diciembre de 1977.

En 2016, y ante la solicitud de un nuevo gremio, el SiPreBA, en el marco de los homenajes a las y los trabajadores y trabajadoras de prensa y periodistas detenidos desaparecidos realizados el 24 de marzo de aquel año, el RUVTE presentó un informe con 171 casos registrados. Un año después, el Registro y ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) realizaron un informe sobre las y los fotógrafos detenidos, desaparecidos y asesinados durante la última dictadura.

Pasados 43 años del Golpe, en la ponencia “Periodistas, trabajadores de prensa y gráficos desaparecidos: una lista en construcción”, el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural corroboró 228 casos, de los cuales 5 corresponden a estudiantes de periodismo y comunicación.

Ese trabajo incluyó a obreros gráficos, cuya pertenencia gremial era al Sindicato Gráfico Argentino, pero que trabajaban en medios de prensa.

Los documentos relevados por el RUVTE incluyen la documentación obrante en legajos de la CONADEP, de la Secretaría de Derechos Humanos, Registro de Fallecidos, Habeas Corpus, prontuarios policiales, libros de cementerios, expedientes judiciales y otros elementos oficiales iniciados en fecha contemporánea a los hechos.

A este material documental, se suman, en la actualidad, las declaraciones testimoniales en audiencias de juicios de lesa humanidad y fundamentos de sentencias firmes. El equipo de investigadores del RUVTE, además, recibe testimonios de víctimas liberadas, familiares y denunciantes. De este modo, se amplía y actualiza la información existente, se incorporan nuevos registros y se abren líneas de investigación, que contribuyen a incrementar el conocimiento de los hechos y aportan a garantizar el derecho a la verdad. Estos datos están en proceso de ampliación, corrección y actualización permanente, su construcción y su elaboración es ineludiblemente una tarea colectiva.

Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina.

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