Internacionales

Y… En eso ¡llegó el Comandante a Nicaragua!

Por Coronel ® Nelson Domínguez Morera (NOEL)

El 18 de Julio de 1980, se produjo la 1ra visita oficial del Comandante en Jefe a Nicaragua, para los festejos por el Primer Aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, acontecido el 19 de Julio de 1979, a la cual, como  la de Angola, él ayudó intensa y estratégicamente, siempre en silencio, a fomentar y llevar a feliz término aquella lucha extraordinaria del pueblo de Nicaragua.

El IL- 62 M de Cubana de Aviación,  en medio de una  gran expectativa y entusiasmo, se posó suavemente bajo el radiante sol de Managua, piloteado por los Capitanes Cuza y Nelson Álvarez,  en la pista del  Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino, engalanado para la ocasión, no sólo para recibirlo a él, quien era el más respetado, admirado y que mayor reconocimiento generaba  entre todos los invitados, sino también a más de una veintena de mandatarios de otras partes del Mundo.

Me habían asignado, desde La Habana y trabajaba en ello intensamente hacía varios meses, la responsabilidad de asesorar a la Seguridad del Estado Nicaragüense, recién constituida, para garantizar las medidas de protección y seguridad durante el arribo y la estancia en la terminal aérea de todos los dignatarios. Otros integrantes de la primera Misión Internacionalista del MININT de asesoría a ese hermano país (de sólo 7 miembros), como al “Chino” Jam, por ejemplo, se ocupaba de ayudar en los trámites migratorios, a la entonces Jefa de Migración, la poetisa costarricense Michel, a fin de agilizarlos (dado el nivel que representaban los visitantes). Como si la responsabilidad a mí concedida fuera poca, adicionalmente, el entonces Viceministro  1ro del Ministerio del Interior de Cuba, llegado en otra nave horas antes, me indicó cooperar  (dada nuestra estancia en ese hermano país desde hacía  un año, casi una semana después del triunfo del 19 de Julio del 1979) con el Jefe del Protocolo del MINREX cubano, a presentar al Comandante, ya no a los nueve Comandantes de la Revolución Sandinista, a quienes él sobradamente bien conocía, sino al resto de los Comandantes Guerrilleros, Ministros y otros dirigentes del FSLN, formados en la loza del Aeropuerto para darle lTTodo transcurrió normalmente, aunque condicionado a la inmensa carga emotiva de cada presentado, la extensión del abrazo, lo conversado en la parrafada de agradecimiento que cada uno le transmitía, el hecho de que el Comandante dedicara varios minutos a saludar con su brazo extendido a la inmensa multitud que lo vitoreaba desde la terraza de la  instalación aeroportuaria, que no dejaba de gritar consignas, como aquella que le da título a este modesto reportaje (con malas palabras de euforia incluidas) ¡en fin, una verdadera e indescriptible apoteosis!  Ello motivó que el próximo avión transportando al siguiente dignatario, se atrasara y obligar al piloto a hacer lo que llaman en la aviación un “holding”, para lograr el aproche del aterrizaje. Además, allí mismito se fue al carajo toda la parafernalia del protocolo, y cuando el Comandante se sentó en el carro asignado  comenzando el desplazamiento de la caravana rumbo a la ciudad, los 9 Comandantes de la Revolución Sandinista corrieron tras él, incorporándose, como pudieron, aun con los carros en marcha, lo mismo dentro de los destinados a la escolta o del MINREX  nica, como en los de la Prensa acompañante.

Quedamos solos en la loza, el Jefe de la Seguridad Sandinista, el  jefe del Protocolo nicaragüense y algún que otro funcionario o periodista de ocasión. ¡Cuál no sería entonces el nuevo sobresalto, al constatar que el avión que se preparaba a apagar sus motores, exhibía un rótulo, tan ínfimo e intrascendente, como el de: “ United States  Air Force Number One”. Atiné solo a desplazarme, no casi, sino literalmente corriendo, (cuando aquello tenía 37 años) detrás del ultimo carro que partía en la caravana y alcancé en   la ventanilla del Mercedes a ver y gritarle al Comandante de la Revolución Sandinista, el mexicano Víctor Tirado,.. “! oiga Víctor, el que se está bajando es el Presidente o el Vice norteamericano y no queda ningún Comandante para recibirlo !…”… “A mí me importa una b… eso cubano.., contestó irritado el referido Comandante,…, yo me voy atrás de tu Comandante, recíbelo tú y ocúpate de ese gringo” y dejó atrás una buena polvareda. Como no teníamos celulares en aquél tiempo, tomé el walkie talkie e informé lo que estaba aconteciendo directamente al entonces Ministro del Interior de Nicaragua Tomás Borge, que viajaba en el auto con el Comandante en Jefe, regresando  raudo y veloz, sobre mis pasos dispuesto a hacer grupo e integrar la diezmada comitiva que ya se aprestaba a recibir al Vicepresidente de los EE.UU., en aquella época, Walter Mondale, que bajaba ceremoniosamente por la escalerilla y a quien tuve el “honor” de estrecharle la mano, momentos después, al serle presentado como funcionario del MINREX nica.

Dentro del Salón de Protocolo del Aeropuerto, cuando nos disponíamos a sentarnos junto al visitante, entró, desaliñado y sudoroso, precisamente el Comandante Sandinista Víctor Tirado, a quien me imagino, le avisaron por el walkie por ser el del  último carro, y estar más cerca aún, tuvo que empacharse al yankee. Por supuesto que en el primer chance , me tomó por el brazo y me susurró  “me jodistes hijo de la chingada”.

Yo, que también estaba desesperado por incorporarme a la protección física del Comandante en Jefe, aunque la misión asignada era la que dije al principio, aproveché y por la misma vía de comunicación y haciéndome el bobo, hablé entonces con nuestro Vice Primero de la época, explicándole la situación de que ya el “mexicano” estaba con el gringo y yo pedía permiso para seguir detrás de la caravana del Comandante, recibiendo la esperada negación por respuesta. Así, aquel memorable día y en contra de mi voluntad, atendí y protegí al resto de los dirigentes que uno a uno arribaban con breve intermitencia. Sólo hubo dos incidentes, un reportero despistado o provocador, se abalanzó sobre Maurice Bishop, gran revolucionario y amigo de Cuba, y al tener que tomarlo abrupta y reciamente por el brazo, cayó al suelo con cámara fotográfica y todo, entonces se me fue algún modismo propio de nuestro argot que me evidenció, dando lugar a que el Primer Ministro respondiera…..  “thanks my friend you are a good cuban revolutionary…”.

El otro, con el Presidente de  la Autoridad Palestina Yasser Arafat, el avión en que viajaba acercándose a Managua se negaba obstinadamente, por medidas de seguridad según ellos, a identificarse con la torre de control y al estar cerrado al tráfico aéreo, eso no podía permitirse. Sugerí entonces y acompañé al Jefe de la Seguridad Nica, el Comandante Guerrillero Walter Ferretti “Chombo”, a la torre de control para que directamente le orientara al locutor, se comunicara de inmediato con el piloto del misterioso aparato, despacito y en perfecto inglés, le expresara con la debida energía, que si se continuaba acercando al Aeropuerto y negándose a identificarse, las baterías “4 Bocas” que lo circundaban abrirían fuego.  Dado lo tenso de la situación, lo asumió directamente “Chombito” (quien por haber estado exiliado muchos años en Los Ángeles, hablaba bien el idioma).  Arafat aterrizó afortunadamente sin problemas, sólo después que su seguridad se aconsejara. Tuve también el honor de abrazarlo, esquivándole diplomáticamente el  beso que acostumbrara dar, casi siempre en la boca.

La llegada del último mandatario, fue el de Costa Rica ( a quien conocía bien porque venía por segunda vez),  Rodrigo Carazo, quien como buen socialdemócrata, había sido el primero de los Jefes de Estado en visitar Managua, en el 1979 , sólo a la semana del triunfo,  cuando, mandados por Hamel, Julio El Guajiro y yo  tuvimos que ,sobre la marcha, indicarle a los  del EPS , (que aún no tenían en 1979, ni Seguridad Personal, ni batallón de ceremonias, ni banda de música para recibirlo), cómo protegerlo corriendo al lado de su ventanilla mientras el vehículo ”todo terreno” que lo transportaba iniciaba el desplazamiento (por cierto, evitamos, con un brusco empellón hacia dentro del carro, en el brazo con el que saludaba al público, le robaran el reloj Rolex de oro macizo, que ya dentro de la molotera, alguien se lo había zafado y se lo estaba descorriendo fuera de su muñeca … “! meta el brazo pa´ dentro cojones !”, fue el imperativo que le espeté a todo pulmón y de inmediato me rezagué para no identificar nuestra verdadera nacionalidad por el acento (andábamos en ese entonces  con fachada de otro país latinoamericano).

Fue sólo entonces que pude incorporarme, esa misma madrugada, al privilegio revolucionario de ocupar junto a Hamel, Julio, y “Lingote”, uno de los carros punteros de la escolta del Comandante en Jefe, (no tanto por especialistas en la materia, como por ser los que mayor tiempo llevábamos en el país y  éramos los más conocedores de todos sus vericuetos). Los verdaderos y cualificados especialistas, como Mainé, Jefe de Escolta del Comandante, Vargas, en aquel entonces Jefe de la Dirección de Seguridad Personal, el negro “Tondike”, Francisco y Gamboa, este último también integrante de la Misión, se desplazaban, más adelante. 

Esta constituyó para todos nosotros la principal tarea, que se alargó por más de quince días, ejecutada en los años transcurridos y por venir después, en el MININT.

Jamás olvidaremos por tanto aquello de….

Y… En eso ¡llegó el Comandante a Nicaragua!

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