Hi Barbie!
Por Ana Hurtado.
No voy a decir nada nuevo que no hayan dicho otros antes y me he remitido a leer a personas que han dejado un legado inmenso en el pensamiento de la historia. Por lo que en esta columna de opinión, la mayoría de las ideas planteadas y expuestas – con mi aporte- no son ninguna novedad, si no que son muchos los que vienen hablando de ellas desde hace ya décadas.
Hemos asistido en los últimos días al “fenómeno Barbie”. Cientos y miles de salas de cine de todo el mundo han estrenado la última súper producción de Hollywood que posiblemente ya haya superado los 1.ooo millones de euros en taquillas del mundo. Advertimos críticas de todo tipo a la cinta, desde la derecha más rancia a la izquierda más progre. Que si es un ataque a los hombres por parte de las primeras, que si es un empoderamiento a la mujer por parte de las segundas. Los conservadores más reaccionarios de Estados Unidos la han calificado de basura comunista china, la izquierda moderna acusa con la mano en el pecho de que hay un tren del odio de la derecha contra el film.
Pero, dejando a un lado la superficie y ahondando en lo que verdaderamente representa este producto del mercado: ¿qué significa realmente Barbie?
Me sorprendió cuando entré en Google a leer las críticas de cine que toda la página se tiñó de rosa. Pareciera que en vez de estar buscando críticas cinematográficas estuviera buscando comprar el último lanzamiento del momento. Marketing en el sentido más estricto de la palabra. Luego entré en las redes sociales a observar las reacciones que el fenómeno había despertado y aún despierta en las masas: todas quieren parecerse a Barbie. Van al cine con atuendos a mi parecer ridículos y forman parte de una enajenación podría decir que preocupante.
Esta película está impregnada de la ideología dominante. Presenta a la protagonista como una mujer fuerte que se empodera, pero si miramos bien, al final lo único que se pretende es perpetuar el sistema de clases.
Estamos más que cansados del mito del éxito. De que gracias al esfuerzo y al sacrificio en el sistema capitalista conseguirás triunfar. Eso es mentira. Es una aberración que niega la lucha de clases. Ninguna mujer nacida en la pobreza más profunda conseguirá ser presidenta de una empresa por mucho que se sacrifique en el mundo occidental si su padre o madre no tienen una cuenta con varias cifras.
¿No es Barbie sino una herramienta de reproducción ideológica del sistema predominante?
Es triste la simplificación de la lucha de las mujeres a algo tan reduccionista. El feminismo no es rosa. Tiene una gama de tonalidades amplia, tanto como el color de la piel. Este producto pincelado del capitalismo no refleja desde luego el mundo real en el que habitamos. Un batiburrillo de ideas burguesas mal cosidas para que nos sintamos con fuerza, sin saber que estamos siendo víctimas de una enajenación alarmante.
Escribí algo en Twitter al respecto y un usuario me respondió algo muy acertado que me atrevo a citar:
“Cánones de Hollywood, abanderados de la colonización e identidad cultural deben ser desmontados desde lo identitario y la realidad.
La cultura no puede ser patrimonio de las élites que pretenden imponerla, sino espada y escudo de las naciones”.
Brillante.
Desde mi consideración, el feminismo con tinte burgués no es más que una herramienta del capitalismo para seguir fomentando la desigualdad entre los seres humanos. Desviar la atención de la lucha de clases, seguir aumentando las diferencias sociales. ¿Qué opinaría una mujer de los suburbios de Nueva York que tiene que dar de comer a tres hijos, o a una de la Cañada real en Madrid que lleva tres años sin luz de ir a ver Barbie vestida de rosa? Estas mujeres solo quieren que les hablen de derechos sociales, de mejoras laborales, de respeto.
Eso es lo que queremos todas las mujeres, no solo unas cuantas. Por eso se intentan colonizar las mentes. Para que olvidemos cuál es realmente el problema.
Pier Paolo Pasolini (1922-1975) advirtió de esto ya hace mucho. Nos contaba que se pierden identidades. Hablaba de las sutiles metamorfosis del fascismo y no se cansó de poner de manifiesto la homogeneización de la sociedad de consumo como una acción sutil, represiva y totalitaria.
¿Qué es Barbie sino como diría Pasolini una ideología del hedonismo consumista? Que en palabras del mismo, da lugar a egoísmo, pseudocultura, conformismo y falsa tolerancia.
Y no hay nada más cómodo y grato al régimen capitalista que los intolerantes o falsos tolerantes.
Creo que es suficiente.
Tomado de Cubadebate.