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Uruguay: Inauguraron el sitio de memoria Elena Quinteros

La maestra y militante Elena Quinteros fue secuestrada de la Embajada de Venezuela en Montevideo el  28 de junio de 1976 por la dictadura cívico-militar uruguaya. Hasta hoy continúa desaparecida.

Elena Quinteros nació el 9 de septiembre de 1945. Estudió Magisterio y fue dirigente de la Asociación de Estudiantes de Magisterio (AEM). Después de graduarse, trabajó como docente y participó activamente en la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM). Luego, se unió a la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y posteriormente se afilió al Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).

El 24 de junio de 1976, fue secuestrada en la casa donde residía en la calle Ramón Massini 3044, apartamento 103. Después de días de tortura, posiblemente en el centro clandestino de detención conocido como “300 Carlos”, ubicado en el galpón número 4 del Servicio de Material y Armamento del Ejército, en la avenida de las Instrucciones 1925, logró convencer a los militares que la interrogaban de que había acordado un encuentro con un compañero de militancia en una esquina cercana a la casa donde se encontraba la sede de la Embajada de Venezuela.
En la mañana del 28 de junio, la trasladaron bajo custodia al lugar. Cuando Elena Quinteros se aproximó a la casa, corrió y saltó hacia el jardín de la Embajada desde el jardín vecino. Gritó su nombre y solicitó asilo. Ciudadanos uruguayos que se encontraban refugiados en la Embajada observaron el secuestro desde la distancia, mientras que el consejero Frank Becerra y el secretario Carlos Olivares intentaron, sin éxito, evitar que se la llevaran.
Después del secuestro, Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Uruguay, las cuales se restablecieron al finalizar la dictadura en 1985. La responsabilidad del operativo recayó en la División de Ejército, el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y también en el Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA).

 Es posible que haya sido asesinada en octubre o noviembre de 1976 y sepultada en el Batallón de Infantería número 13, pero su cuerpo no ha sido encontrado hasta la fecha.

 Este viernes La Comisión Nacional Honoraria de Sitios de Memoria (CNHSM) y la Comisión de Sitio de Memoria Elena Quinteros, bajo cumplimiento de la Ley 19.641, inauguraron un nuevo espacio para preservar la memoria histórica y recordar la figura de Elena Quinteros. La placa del Sitio de Memoria de Elena fue ubicada en la embajada de Venezuela, actualmente sede del Casmu, en Bulevar Artigas y Guaná. Precisamente en ese lugar, el 28 de junio de 1976, Quinteros intentó escapar de las fuerzas militares y entró en territorio de la embajada venezolana buscando ayuda; sin embargo, los militares accedieron de forma violenta al jardín -donde se ubicó la placa- y, forcejeando ante el personal de la embajada, secuestraron a Elena.

 El evento contó con la participación de la investigadora y docente Virginia Martínez, representando a la CNHSM; Beatriz Barboza por la Comisión de Sitio de Memoria Elena Quinteros; Silvana Pissano, alcaldesa del Municipio B; Raúl Rodríguez, presidente del Casmu; y el artista Raúl Castro, quien recitó un poema recordando a Elena y a su madre, María Almeida de Quinteros, La Tota. También asistió el embajador de Venezuela en Uruguay, Julio Chirino.

 Barboza destacó que los sitios de memoria “son una representación” para que las nuevas generaciones puedan comprender lo que sucedió en el país durante la dictadura. La placa de Elena representa simbólicamente al zapato que quedó en el lugar, luego del forcejeo entre los militares y los funcionarios de la embajada. Al respecto, Barboza dijo: “Hemos buscado llegar a este momento, de diferentes maneras y por largos años, quedó plasmado lo que queríamos representar. Este zapato simboliza lo que fue el terror durante la dictadura, un sitio de memoria que podemos tener y seguir preguntándonos a 50 años del golpe de Estado ¿dónde están?”.

 

Compartimos con nuestros lectores el escrito de Fernando Gallardo.

Hoy solo pedí conocer el paradero de la maestra Elena Quinteros

Hoy solo pedí conocer el paradero de la maestra Elena Quinteros.

Pero en ella están todas mis maestras y maestros.

Los que me soportaron y contuvieron ahí parados, tiza en mano, y los luchadores de mi pueblo como Sitilca o Violeta. O Toledo.

Y en Elena está Pedro Martínez Matonte, maestro de porte quijotesca, que me contaba cosas de yuyos y magisterios utópicos mientras trataba de taparse el frío, a mi lado, en uno de los vestuarios celda del campo de concentración Cilindro.

Y Didaskó Perez trillando el pequeño patio en L del Penal de Punta Carretas. Y en el mismo «patio 23» donde   con el flaco Sosita y Víctor Hugo César reeditamos las pantomimas aprendidas en Magisterio

Y aquel que nunca recordé y que me enseñó «Milonga triste» y que me dijo «cuando la cantes la cantarás por Nibia Sabalzagaray». Y que hasta el día de hoy se me cruza con la muerte de la gemela Anabela cuando se fue con Zitarroza y no logro llegar al final, no logro llegar al final.

Y en Elena va, claro, aquel Julio Castro, que horas antes de desaparecer, estuvo sentado en el sofá de mi casa preguntándole a mi madre por la suerte de mi viejo preso y por la mía misma.

Y «Policho» Sosa y Marta, con quienes anduvimos en barcos comunes y visitas semanales. Y el padre de Policho, el genial Jesualdo, apenas bichungueado en una semiabierta puerta de precaución para entregarle un paquete de su hijo que mandaban del cuartel.

Y tantos y tantos.
Todos en la imagen
tironeada
arrebatada.

Todos y todas en el desgarro.

Donde están todos?
Donde están todas?
Donde está Elena Quinteros?

Tomado de La Onda Digital y Caras y Caretas / Foto de portada: Virginia Martínez y Alejandro Tejera, durante la inauguración del sitio de memoria en homenaje a Elena Quinteros/ Alessandro Maradei.

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