Palestina: La patria no se negocia, la patria se defiende
Por Susana Khalil.
Qué importa mi vida cuando lo que está en peligro es la humanidad.
Ernesto Che Guevara.
Las Revoluciones nacen en los callejones sin salida.
Bertolt Brecht.
Parte I.
La Causa Palestina es la causa de un pueblo nativo semita que hoy en el siglo XXI lucha contra un anacronismo colonial eurocéntrico denominado Israel. Eso es todo, reitero, eso es todo. Y esto no es simplismo, pero sí es un temido tabú. Cuanto miedo nos habita en nuestro represivo mundo occidental.
En 1948, desde Europa y por europeos, se logró imponer un régimen colonial en Palestina a través de un movimiento fascista llamado el sionismo. El movimiento sionista, entre otras cosas, consiste en la fabricación de un Estado-Nación segregacionista para los profesantes de la religión, repito, de la religión, y en este caso de la religión judía. Se valen de las escrituras sagradas bíblicas (herencia semita no europea), para ocultar el colonialismo.
Ahora, estamos ante un clásico colonialismo, pero que, a diferencia del histórico colonialismo, es un colonialismo que no proviene de un pueblo sino de un movimiento eurocéntrico teniendo como proyecto la fabricación de un Estado-Nación. Esta particularidad de no ser pueblo, los obliga también a tomar, a robar la historia del pueblo nativo. Ahora bien, los judíos no constituyen un pueblo (de igual manera que los cristianos y los musulmanes tampoco son ‘pueblos’). Se disfrazan de hebreos, israelitas, etc. El israelí no es el “israelita descrito en la biblia”. Manifiestan que se trata de la tierra que Dios les prometió. Otros argumentan un retorno a la tierra ancestral después de 2000 años y toda la aromática mentira cargada de épica y epopeya, todo un alucinante manto estético que facilita la falsificación de la historia.
En el clásico colonialismo el colonizador expolia el suelo del nativo y en muchos casos destruye la historia y cultura del nativo, la considera pecaminosa, salvaje. En algunos casos no las toca, pero lo que si queda claro es que el colonizador no se apropia de ella, ya que el colonizador tiene su propia historia y tiene su propia historia porque es un pueblo.
Simple, cuando el régimen colonial de Israel presenta el falafel como plato típico de Israel, esto es prueba que no es un pueblo y es por esto que se ve obligado a apropiarse no solo de la historia sino también de la gastronomía y demás expresiones del acervo cultural palestino.
Al pueblo nativo semita palestino no solo pretenden expulsarlo de su tierra, sino que también buscan expulsarlo de la historia.
Se hace urgente recordar, hacer memoria y hacer lectura que la trilogía monoteísta judío-cristiana-musulmana es una herencia, no europea sino semita, de lo que hoy es el ancestro árabe. Es difícil o escandaloso que el eurocentrismo lea esto, incluida la izquierda misma.
Los ideólogos del sionismo saben bien de su particularidad colonial, que es un colonialismo que no viene de un pueblo, y por lo tanto saben bien que el día que el nativo palestino logre su independencia, el colonizador no tiene un punto de retorno como ocurre en el clásico colonialismo. (Quiero hacer un paréntesis en esto. Sí tienen un punto de retorno, lo que pasa es que sería un punto de retorno, no a un lugar común, sino que retornarían a sus respectivas tierras de origen: Rusia, Polonia, Ucrania, Alemania, Inglaterra, Marruecos, Argentina, etc. Millones de nativos palestinos sostenemos que, ante la Independencia del pueblo nativo palestino, esa población que porta un gentilicio colonial, israelí, permanezca en Palestina, no deben ser expulsados, sino que deben portar el gentilicio nativo palestino. Esto debe ser un principio moral intrínseco en la noble causa por la liberación de Palestina y ante la universalidad humana misma).
Parte II.
Después de la expulsión de la OLP del Líbano, esta organización pierde coordinación, y es en 1987 que irrumpe un genuino levantamiento popular dentro de Palestina denominado Intifada. El régimen colonial de Israel estaba perdido, desarticulado y por primera vez masivamente desacreditado.
El gran y criminal error fue haber parado, haber detenido la Intifada. Se debió dejar la continuación de la Intifada. Fue una oportunidad histórica de liberación. La Intifada fue secuestrada por una cúpula palestina y entraron en negociaciones con el colonialismo.
Desde hace tres décadas esa cúpula palestina entró en negociaciones con el régimen colonial de Israel.
Semánticamente, hablar en términos de negociaciones es una vulgaridad, aunque es verdad, ya que se trata de negociaciones, Palestina está siendo negociada.
Las negociaciones están llevando al pueblo nativo palestino al matadero. Las negociaciones están contribuyendo al fin de la existencia y continuidad de ese pueblo nativo semita que lleva mucho más de 11 mil años en la luz de la historia de la Humanidad. El sionismo colonial está avanzando en su empresa de exterminio expansionista y criminal.
La lucha pacífica también pasó a ser censurada. Por ejemplo, el Boicot, que es una herencia Gandhiana y de praxis sudafricana contra el Apartheid, fue incluso practicado por los judíos en Estados Unidos contra el Régimen Nazi. Hoy, hablar del BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) puede ser motivo de cárcel. El fascismo sionista colonial expansionista avanza.
Ya algunas tiranías árabes traidoras están normalizando abiertamente sus relaciones con ese régimen genocida colonial, sobre la sangre de sus propios hermanos árabes, poniendo así en riesgo la soberanía de sus propios pueblos. Recordemos que ese colonialismo es expansionista, el proyecto de “la Gran Israel” no se limita a Palestina, sino también a otros pueblos árabes. El fascismo sionista colonial expansionista avanza.
El gobierno persa de Irán y el movimiento libanés Hizbollah son algunas de las grandes reservas morales, políticas y militares que resisten por la liberación del pueblo palestino, frente al anacronismo colonial y expansionista de Israel.
El motor, el cerebro del régimen colonial de Israel es el movimiento fascista internacional sionista. El sionismo es el más poderoso poder fascista de nuestro tiempo. El sionismo internacional es el imperialismo mismo.
La existencia del régimen colonial de Israel conlleva a que el sionismo sea hoy el más poderoso poder fascista de nuestro tiempo histórico.
La liberación de Palestina es la liberación del mundo, ya que estaríamos aboliendo un anacronismo colonial, y a su vez, orgánicamente, estaríamos debilitando al más poderoso fascismo de nuestro tiempo.
A pesar de tanta traición de los mandatarios árabes, la coyuntura de hoy hace viable la liberación de Palestina. Estamos ante el amanecer de un mundo multipolar, el hegemón imperial, donde habita el fascismo sionista, se halla en declive. La Europa asfixiada en su propio tóxico Otanista, al apoyar al nazismo en Ucrania…, el surgimiento del BRICS, el despertar de la madre África y una América Latina menos sumisa.
Hoy, el pueblo palestino se encuentra unido ante la operación militar realizada por Hamas. Es tiempo de lucha y no de negociaciones. No se debe repetir el error de detener la lucha como ocurrió en la primera Intifada.
Históricamente los pueblos nativos combaten a su colonizador, y el pueblo nativo semita palestino no debe ser la excepción.
Hoy todos a las calles, tenemos una cita con la Historia y es la liberación del pueblo nativo semita palestino. Tenemos una deuda con la Humanidad, y es la abolición del más poderoso fascismo de nuestro tiempo, el Sionismo.
Por aquellos que aún no han nacido, seamos los hijos de nuestro tiempo, tiempo de luz, no de oscurantismo.
Tomado de Al Mayadeen.