Internacionales

Textiles del futuro: Menos contaminantes

Por Flor de Paz */ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

Hay estudios que respaldan que el 26 por ciento de las emisiones de CO² en el mundo para el año 2050 podrían estar a cargo de la industria textil. A la vez, hay innovaciones tecnológicas dirigidas a la obtención de fibras textiles a partir de CO², proceso que las convierte en negativas en carbono y constituye una atenuante ante la creciente contaminación planetaria.

Secuestro de carbono se denomina la tecnología base de dichas innovaciones. En general, esta consiste en “procesar el combustible antes de quemarlo y mezclarlo con oxígeno o vapor para obtener un gas de síntesis al cual se sustrae el CO² que, sometido a determinada presión, se licua y puede ser almacenado en depósitos subterráneos”, publica sostenibilidad.com.

De esos procederes resulta el Lyocell, una tela lisa y suave, muy agradable al tacto, que se utiliza en la fabricación de ropa de cama, toallas, pantalones vaqueros, ropa interior e incluso vendajes médicos, entre otros.

Sin embargo, para producir celulosa negativa en carbono con aplicaciones en la industria textil —novedosa tecnología que han desarrollado dos científicas estadounidenses de origen iraní: Leila y Neeka Mashouf—, son utilizados procesos bioquímicos a través de enzimas que, “en una primera fase generan láminas de pulpa de celulosa para luego transformarlas en fibras”.

La innovación de las mencionadas científicas trasciende las bondades del Lyocell, pues las fibras textiles, al estar fabricadas a partir de CO² son negativas al carbono. Significa que consumen más CO² del que producen y son neutrales en cuanto a uso de agua y suelo de cultivo. Además de que no se genera ningún tipo de residuo.

De acuerdo con imnovation-hub.com, este “material incorpora un 20 por ciento de fibras obtenidas con CO² y constituye el paso intermedio antes de la producción de las primeras prendas de celulosa sostenible.

Las dos innovadoras afirman que su principal logro es haber estabilizado las enzimas en un reactor, de tal forma que el proceso pueda llevarse a cabo de forma industrial y a gran escala”.

(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.

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