A 34 diciembres de la Operación Tributo
Cuba recuerda hoy el aniversario 34 de aquel momento solemne para la Patria en que, bajo el nombre de Operación Tributo, se trasladaron al territorio nacional y se inhumaron los restos de los caídos en la gesta internacionalista en África.
Fueron las exequias de 2.085 cubanos que murieron en la lucha por la eliminación del apartheid en ese continente en la Operación Carlota en la cual, desde 1975 y hasta 1991, se contó con el apoyo de las fuerzas de la mayor de las Antillas.
Aquel 7 de diciembre, la ceremonia nacional se desarrolló en El Cacahual, mausoleo que guarda los restos del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante, el Capitán Francisco Gómez Toro, caídos en combate en igual fecha, pero de 1896.
No fue casual entonces que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder de la epopeya internacionalista, escogiera ese altar sagrado del país 93 años después para honrar a sus hijos más audaces y acompañar el dolor de familias devastadas por las secuelas injustas que dejó la guerra.
También el homenaje se extendió hacia todos los municipios del archipiélago, donde el pueblo se hizo protagonista de una despedida a sus coterráneos a la altura del momento y con la veneración y el merecido respeto a sus mártires.
La colaboración cubana en suelo africano, a petición del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, se realizó con el fin de impedir la frustración de la independencia de ese país africano en 1975 por otras fuerzas internas, así como de tropas sudafricanas.
Durante 15 años en ese territorio, los combatientes de la mayor de las Antillas tuvieron que enfrentar un conflicto civil estimulado desde los Estados Unidos, Israel y Sudáfrica.
En esos tres lustros se consiguió la independencia de Namibia, la salida de la cárcel del líder Nelson Mandela, luego de varias décadas de encierro, y se pactó la retirada de alrededor de 52 000 cubanos que se encontraban del otro lado del Atlántico cumpliendo una digna tarea.
La ceremonia de 1989 incluyó a los más de 2 000 fallecidos no solo en Angola, sino también a los que cayeron en Etiopía y en otros países como sucedió en Nicaragua.
Esa operación fue posible mediante el trabajo minucioso de los investigadores del Instituto de Medicina Legal, a cargo de la identificación y preparación de las reliquias de los combatientes en el Cementerio de la Misión Militar Cubana en Angola.
Se crearon y acondicionaron, además, las infraestructuras en todos los camposantos del país para dar el descanso eterno a sus combatientes en los panteones de los caídos en misiones internacionalistas.
Han pasado 34 años y en Cuba todavía se habla de aquella gesta en la que al menos un hijo, un hermano o un amigo perdió la vida; una herida honda de la que aún es difícil recuperarse.
Sus restos descansan de forma simbólica en la misma Patria que los vio partir un día en total incertidumbre, pero con la disposición de extender su solidaridad y de hacer justicia.
El transcurso implacable del tiempo no borrará una de las hazañas más grandes protagonizadas por este pueblo, el mismo que cargó sobre sus hombros, en medio del llanto y el silencio sobrecogedor de aquel diciembre de 1989, la dignidad y la gloria de una nación hecha hombres.
Tomado de Cubadebate/ Foto de portada: ACN.