Internacionales

Año de turbulencias en Centroamérica

Por Clara Lídice Valenzuela García 

Este año 2023 pasará a la historia de Centroamérica, una región situada entre las Américas del Sur y del Norte, como el de acontecimientos políticos de suma trascendencia, entre ellos el triunfo del primer presidente progresista en Guatemala en las últimas décadas y las grandes protestas populares contra el sistema capitalista en otros, como Panamá.

Los pueblos de Guatemala y Honduras defienden, el primero a su presidente electo Bernardo Arévalo, y el segundo a su mandataria izquierdista Xiomara Castro, los dos atacados de continuo por la derecha para anularlos en la política. En Panamá, miles de personas exigieron, y lo lograron, la derogación de la Ley 406 que entregaba a la Minera Panamá, subsidiaria de First Quantum Minerals LTD. de Canadá, el control de la mayor mina de cobre al aire libre de la región.

En Nicaragua, la mayoría de la población que apoya al gobierno de Daniel Ortega dio este año nuevas muestras de resolución para mantener en el gobierno al líder de la Revolución Sandinista y las transformaciones socio-económicas que se realizan en el país.

Estados Unidos (EE.UU.) que siempre manejó a su antojo esa región, y prometió millones de dólares en una hoja de ruta para intervenir en asuntos que considera interés de su política de seguridad, ha encontrado en China un fuerte rival en cuanto al tema económico.

La administración de Joseph Biden inició un plan de ayuda económica y financiera dirigido a los países del Triángulo Norte para acabar, dijo, las causas de las migraciones hacia su país, moviendo agencias de su gobierno y al sector privado en un supuesto plan de ayuda de 4 200 000 000 de dólares.

Sin embargo, analistas consideran que su objetivo es menguar la presencia de China en la región, la que cuenta con el apoyo diplomático de varios países en la situación con Taiwán, en tanto se asegura una fuerte presencia financiera y geopolítica en la región. Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Panamá son miembros del proyecto de las Nuevas rutas de la seda que promueve Beijing. En Panamá, China invirtió más de 2 500 000 de dólares. Allí desarrolla actualmente varios proyectos de infraestructuras (transportes, puertos, energía). En El Salvador, el presidente chino Xi Jinping prometió inversiones del orden de 500 millones de dólares en el sector de las infraestructuras, el turismo y la energía.

Centroamérica está integrada por siete naciones en un estrecho istmo: Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, en las que residen 50 690 000 personas, de las cuales un 22 % vive en pobreza, y en un mayor por ciento son víctimas de la desigualdad social.

Naciones de volcanes y ríos, de destacada población indígena, la región enfrenta problemáticas y dinámicas de crisis comunes. Tras ser golpeada por la pandemia de la Covid-19, todavía sufre las secuelas sociales y económicas que agudizan los problemas estructurales de las sociedades ((pobreza, desigualdades, informalidad, inseguridad alimentaria, violencias, etcétera.), exacerbadas también por las consecuencias de la operación especial de Rusia contra Ucrania en los dos últimos años.

Hasta febrero de 2023 –los datos oficiales de este año se conocerán en enero- la pobreza en Honduras afectaba al 73% de sus habitantes, en Guatemala, 60%, Nicaragua, 46%, El Salvador, 31%, Costa Rica, 17 % y Panamá, 16%.

La corrupción institucional y la invasión del narcotráfico, la violencia, el desempleo, la carencia de vivienda, educación y salud empujaron este año a la emigración, hasta el 23 de septiembre pasado, a más de 390 000 personas a jugarse la vida atravesando distintas naciones. Se trata de la cifra más alta jamás registrada. A finales de 2022, las autoridades estadounidenses habían interceptado a 2 300 000 migrantes en su frontera con México.

En ese contexto socioeconómico, los países de la región siguen siendo muy vulnerables a la insuficiencia alimentaria y el hambre. El 56% de los guatemaltecos vive en situación de inseguridad alimentaria grave o moderada, 50% en Honduras, 46,5% en El Salvador, 15% en Costa Rica. En cuanto al hambre, afecta al 18,6% de la población en Nicaragua, 16% en Guatemala, 15,3% en Honduras, 7,5% en El Salvador, 6% en Panamá y 3,5% en Costa Rica.

Región expuesta por su posición geográfica a desastres naturales, es particularmente vulnerable a los efectos de los cambios climáticos, y se considera por la organización no gubernamental Oxfam, que esta es una de las causas principales del retroceso en el desarrollo humano en el área.

La Concertación Regional para la Gestión de Riesgos (Crgr) encontró que los países miembros sufrieron afectaciones de un 7.4 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) debido a fenómenos del clima, entre ellos huracanes y eventos de sequías, terremotos, explosiones volcánicas, mucho mas fuertes debido a las transformaciones en la Naturaleza.

La Crgr precisó que hay escasa capacidad de respuesta de los gobiernos de Centroamérica para responder a los desastres debido a los pocos recursos destinados a las entidades de Protección Civil, desbordados por constantes emergencias y falta de políticas actualizadas en esa área.

Estas dinámicas de crisis se combinan y fortalecen, suscitando presiones migratorias hacia los Estados Unidos (EE.UU.). Algunas de sus áreas, como la selva de Darién de Panamá, son conocidas como corredores de la muerte.

PROBLEMÁTICAS POLÍTICAS

Cada uno con sus características, los siete integrantes de la también llamada América Central experimentaron este año distintas problemáticas políticas, algunas de suma gravedad, como lo que ocurre ahora en Guatemala, la tierra del quetzal, donde el presidente electo en junio pasado, Bernardo Arévalo y su partido Semilla, han sido hostigados por el Ministerio Público (MP) para impedir su asunción el próximo 14 de enero con intentonas de golpe de Estado.

Guatemala refleja una de las tácticas utilizadas por EE.UU. en América Latina en su conjunto, y es el empleo del MP y sus instancias para perseguir a los líderes progresistas y revolucionarios de ese continente con el fin de anularlos y colocar en su lugar a políticos derechistas.

Arévalo fue la gran sorpresa política de este año. Sin ser considerado un candidato a tener en cuenta, el profesor y académico pasó al balotaje en el proceso electoral, y ganó, con más del 50 % de los votos, con la promesa de cambios en esa nación conocida por su alta corrupción institucional y el poder del narcotráfico que corroe a toda Centroamérica.

Al finalizar este año, en medio de las continuas movilizaciones que no han parado, el pueblo guatemalteco sigue en las calles, acompañado por su mandatario electo que, a pesar de las presiones, se mantiene firme para su asunción, en la cual aún hay signos de interrogación abiertos.

El Salvador también vivió un 2023 no con tantas sorpresas sino reafirmación de presagios durante meses.

A pocos meses de concluir su mandato, y con elecciones generales a principios de 2024, el presidente Nayib Bukele anunció su candidatura a la reelección, y en estos momentos, como dicta la Constitución Nacional, renunció al cargo y ya se inscribió entre los postulados.

Bukele, 41 años, en medio de críticas de partidos opositores, mantiene firme sus propósitos de asegurar la tranquilidad ciudadana –lo que ha logrado- luego de encarcelar a mas de 71 000 miembros de las pandillas Salvatrucha y Maras, que mantenían secuestrada en sus hogares a las familias salvadoreñas.

Aun cuando su economía no crece al nivel deseado, el gran éxito alcanzado en la tranquilidad ciudadana –que permitió la celebración de los XIV Juegos Centroamericanos, sin un incidente- y las medidas administrativas para impedir la corrupción, entre ellas la reducción de 262 municipios en solo 44 a partir del próximo año, mantienen al presidente con más del 90% de respaldo popular.

El Salvador, llamado el Pulgarcito de América, con 6,5 millones de habitantes y 21 000 kms2 de extensión, vive significativos momentos de cambios.

Honduras, con la presidenta izquierdista Xiomara Castro al frente, es también foco de tensiones debido al alto índice de violencia del narcotráfico, como a las posturas antigubernamentales del MP que detuvo durante meses la designación del Fiscal General y su adjunto. El sistema de justicia hondureño sufre los efectos de la interferencia política desde hace años.

Una de las medidas de Castro fue mantener el estado de excepción dictado en 2022, y pasar el control de las cárceles a la Policía Nacional por un año.

También sigue los análisis con Naciones Unidas para que vuelva al país la comisión internacional para investigar hechos de corrupción. La anterior fue expulsada del país por el expresidente Orlando Hernández, que cumple prisión en EE.UU. por hechos de corrupción.

Centroamérica es una región en ebullición constante. La vitalidad de sus pueblos, quedó demostrado este 2023, mientras gobiernos progresistas del área continúan una batalla contra la intromisión de EE.UU. en sus asuntos internos.

Tomado de Cubahora/ Foto de portada: AP

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