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BRICS 2024: Rusia asume la presidencia con el foco puesto en la desdolarización

El 2024 comenzará con gran expectativa para el bloque BRICS que, además de la llegada de cinco nuevos miembros, verá un cambio en la presidencia: Rusia asumirá el mandato durante un año. Uno de sus objetivos será hacer viables sistemas de pago alternativos para las transacciones internacionales, dando prioridad a monedas distintas del dólar.

En un movimiento que sorprendió al mundo occidental, el grupo BRICS anunció en agosto del año pasado que el grupo se ampliaría con cinco nuevos miembros a partir de este año: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Etiopía y Egipto. El presidente de Argentina, Javier Milei, envió una carta a finales de diciembre anunciando su renuncia a ingresar al bloque. Aún así, las cifras del nuevo grupo ya son impresionantes: el 42% de la producción mundial de petróleo y el 55% de las reservas de gas natural.

Todo este poder es sólo una muestra del potencial de los BRICS para liderar el movimiento que pretende acabar con la dependencia del dólar en las transacciones internacionales, una medida que ya se ha hecho realidad ante acuerdos bilaterales como los firmados entre Rusia y China, utilizando el yuan y el rublo, y entre Brasil y China, con sus respectivas monedas. La creación de sistemas de pago alternativos es precisamente uno de los focos de Moscú, que asume la presidencia del grupo el 1 de enero.

En una entrevista concedida la semana pasada a Sputnik, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó que uno de los principales promotores de la desdolarización es el presidente brasileño, Lula da Silva. Para impulsar este proyecto, a lo largo del año los bancos centrales y los ministerios de Economía de los países miembros presentarán recomendaciones de sistemas alternativos, que deberán debatirse en la próxima cumbre de líderes de los BRICS, prevista en la ciudad rusa de Kazán.

“Todo el mundo está cansado del dólar, que se ha convertido en un instrumento de influencia para subvertir las posiciones de países de diversas regiones, así como para interferir en asuntos internos y cambiar gobiernos”, dijo entonces el canciller ruso.

¿Por qué hay recelo hacia el uso del dólar?

El economista y profesor de la Universidad Federal de Ceará, Fábio Sobral, dijo a Sputnik Brasil que la posición del actual presidente brasileño está motivada por la serie de desestabilizaciones internas causadas por el control estadounidense del mercado financiero mundial en las últimas décadas, con la consecuente reducción de la independencia de los países sobre sus propias políticas económicas.

“Por ejemplo, la desestabilización de Venezuela [causada por las sanciones internacionales lideradas por Estados Unidos] y el intento de desestabilizar Rusia. Por eso el presidente Lula está reaccionando ante el dólar, que está llevando al mundo a una inestabilidad permanente y a un mecanismo de control imperialista de las economías mundiales”, argumenta el analista, que también citó casos como la recesión provocada por la crisis de 2008, cuando la burbuja inmobiliaria estadounidense afectó a todo el mundo.
Por su parte, Carlos Eduardo Carvalho, profesor del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP), comentó a Sputnik Brasil que Lula buscaba refrendar lo que han defendido en los últimos años varios líderes del sur global: “Hay fuerzas políticas interesadas en ampliar la influencia y el espacio de nuestros países en el orden mundial”.
Y es que entre 1999 y 2019, el 96% de las transacciones internacionales se realizaban en dólares. Un escenario que ha cambiado radicalmente, sobre todo tras los fallidos intentos occidentales de sanciones contra países como Rusia, que ha intensificado sus relaciones con socios como el propio Brasil, así como la India y China. Esta última, que es la segunda economía mundial, registrará en 2023, por primera vez en la historia, más comercio en yuanes (48% del total) que en dólares. Este es precisamente el fenómeno de la desdolarización.

“Lo que ha ocurrido son acuerdos bilaterales, como en el caso de Rusia y China, donde las monedas, el rublo y el yuan, se aceptan recíprocamente. O en Brasil, donde un porcentaje del comercio se hace en yuanes y reales con China […] Los países quieren su independencia política, económica y monetaria. Así que la medida más factible hoy en día sería este sistema de acuerdos bilaterales con monedas nacionales cambiadas entre sí”, afirma Carvalho.

La importancia de los métodos alternativos de pago

Poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, varios países se reunieron para firmar el acuerdo de Bretton-Woods, que definió las reglas del sistema monetario internacional, como el SWIFT, la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales que permite el intercambio de información bancaria y transferencias financieras entre países, surgida a principios de los años 70 en Bélgica.

Pero el mundo ha cambiado y, después de casi 80 años, el dominio estadounidense ha resultado cada vez más perjudicial para los países.
“La moneda de un país no es un instrumento neutral, es un elemento político que controla el comercio internacional e incluso la inflación en esos lugares. Si creas uno o varios sistemas de pago alternativos al dólar, te vuelves relativamente independiente de las presiones políticas del mercado de cambios, del control de los especuladores internacionales que pueden desestabilizar tu país, que hacen que la moneda se devalúe enormemente”, señala Carvalho.
Por otra parte, la confiscación de las reservas internacionales rusas por parte de Washington es otro factor que ha afectado a la credibilidad del dólar en todo el mundo y, en consecuencia, a la búsqueda de alternativas, asegura Boris Zabolotsky, estudiante de doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS) e investigador del programa InteRussia del Fondo Gorchakov, en colaboración con el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú.
“Existía la idea de que el dólar era una moneda despolitizada y no ideologizada y que, independientemente de las disputas geopolíticas, siempre sería una moneda segura”, recuerda Zabolotsky.
Sin embargo, acota que, con las políticas de sanciones unilaterales por parte de Estados Unidos y Europa hacia algunas naciones, toda esa idea se resquebrajó: “Las sanciones han reforzado estas opiniones que ya se estaban formando y han dejado más claro a los países que tienen que crear alternativas”.

Los BRICS, el gran desafío para Occidente

Además de poseer el 42% de las reservas de petróleo, los 10 países que integrarán los BRICS+ tienen un dominio de la energía nuclear (68% de la producción de uranio enriquecido) y de los recursos renovables: solo los chinos concentran el 55% de las inversiones en energías limpias y el 70% de los paneles solares, y Brasil tiene la matriz energética más diversificada del mundo.

En ese sentido, el proceso de estructuración y transformación de los BRICS en un bloque viable para crear normas geopolíticas y comerciales más justas será complejo, ya que se sumarán nuevos miembros al grupo, y con ello, “los intereses de los miembros ya no responden a una idea única”, considera el analista internacional venezolano, Sergio Rodríguez Gelfenstein.
Por ello, señala, el bloque tendrá que trabajar en los criterios para el ingreso y la formación de puntos concordantes pese a las diferencias políticas. “Si Rusia trabaja en ese sentido, estableciendo reglas claras para el ingreso, es probable que los BRICS se sigan ampliando mucho más y comience a jugar un rol mucho más relevante que el que incluso está ya está jugando en las condiciones actuales”, asegura el experto.
“Moscú tiene todas la capacidades, las cualidades, la solvencia moral y toda una historia de cooperación con el mundo para generar un mecanismo que atraiga a los países a ingresar a los BRICS”, sostiene Rodríguez Gelfenstein.
Según él, la prioridad de los BRICS debe estar enfocada en una verdadera reforma al sistema monetario y comercial internacional, especialmente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

“La reforma estructural del sistema internacional está montada sobre el crecimiento de los BRICS a tal punto que el bloque debe ser capaz de ir generando una estructura paralela que dé al traste con esta estructura que todavía rige y es la heredada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y que es anacrónica e incapaz de solucionar los problemas de la humanidad”, concluye.

Tomado de Sputnik/ Foto de portada: MICHELE SPATARI/ AFP

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