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Del anuncio al hecho, «palito por yerba»

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Recordará América Latina, al menos por un tiempo, los discursos altisonantes y los desplantes comunicacionales del hombre de la motosierra, que usaba y abusaba del discurso de la libertad, sin aclarar, claro, a qué libertades se refería.

En un escenario muy adverso, sobre todo para los más humildes, la mayoría de los argentinos apostó por Javier Milei, líder de La Libertad Avanza, en el balotaje presidencial de noviembre.

La imagen construida del divo de la motosierra impactó en una sociedad dividida, golpeada por la pobreza, una penuria debida, en buena medida, al desastre neoliberal macrista, que legó, entre otras cosas, una deuda impagable con el Fondo Monetario Internacional (FMI); un lastre que no supo o no pudo solventar la administración de Alberto Fernández.

Argentina llegó a las elecciones con una deuda de 45 000 millones de dólares con el FMI, un adeudo del sector privado que se situó, en junio, en algo más de 93 400 millones de dólares, una inflación galopante y un aumento sustantivo de la miseria.

Una vez instalado el gobierno de Milei en la Casa Rosada, la casta, blanco de sus invectivas y amenazas durante toda la campaña a la presidencia, lejos de ser el blanco de la motosierra, resultó ser la dueña de la motosierra y de todo lo demás.

La élite, que tiene todo el poder cuando gobierna la derecha, y casi todo el poder cuando lo hace cierta izquierda, comenzó a recoger los frutos de inmediato.

Entre los mayores «bendecidos», por ejemplo, por la anulación de la Ley de Góndolas, está uno de los representes de esa élite: Alfredo Coto, implicado en el escándalo de los Panama Papers. Macri, Blaquier, Danone, Airbnb, Luciano Benetton –el dueño de la Patagonia– y compañía salieron por la puerta ancha tras estos primeros pasos hacia la «libertad».

En esa misma línea, el nuevo gabinete anunció la llamada Ley Ómnibus, cuyo título oficial es Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos, y que, a diferencia de las anteriores, necesitaría la aprobación del Congreso de la Nación, en el que La Libertad Avanza no cuenta con mayoría suficiente.

De aprobarse, las consecuencias políticas serían terribles. Por ejemplo, su artículo tercero declara «la emergencia pública» hasta el 31 de diciembre de 2025, lo que permitiría a Milei, gobernar por decreto.

Por si fuera poco, el ministro de Defensa, Luis Petri, oficializó esta semana un cambio en los mandos de las tres Fuerzas Armadas y del Estado Mayor Conjunto, como parte de una medida que implicó el pase a retiro de 22 generales del Ejército, lo que ha despertado preocupación de amplios sectores del país sudamericano.

La motosierra cae, principalmente, sobre los trabajadores y no sobre los poderosos, y miles de trabajadores pierden sus empleos: solo el plan de congelar la obra pública dejará a unos 250 000 obreros sin trabajo, según el Sindicato de la Construcción.

Varias preguntas llaman la atención: ¿Cuál es el apuro? ¿Qué aguijonea a Milei para actuar con tan desesperada precipitación? ¿A quién le abre camino el león libertario?

A los argentinos, como dicen ellos, les dieron palito por yerba (mate), pero el Gobierno sabe, como todos, lo que va a ocurrir –de ahí el apuro–. Ya el Presidente lo advirtió: no permitirá los bloqueos de calles y rutas, criminalizará las manifestaciones de protestas y aplicará medidas muy duras contra cualquier disenso.

Tomado de Granma/ Foto de portada: AFP

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