Internacionales

Palestina: Es momento que el MNOAL se involucre como tal, plenamente

Por Francisco Delgado Rodríguez

Volver una y otra vez sobre la tragedia que se vive cotidianamente en Palestina no solo es necesario, es una elemental obligación moral y política.

La desbocada agresividad israelita, que suman más de 100 días al momento de esta reflexión, comenzó destruyendo cierta infraestructura asociada a lugares importantes de la economía de la Franja de Gaza, pero rápidamente derivó contra edificios habitados por civiles, espacios públicos, servicios de agua y viales y para colmo, refugios administrados por las ONU, escuelas, universidades, templos sin importar mucho la denominación religiosa, y como colofón de tanta barbarie, hospitales atestados de pacientes y heridos por las propias armas, bombas y misiles.

Las últimas cifras publicadas hablan de más de 24 mil asesinados, no menos de 12 mil infantes, que siguen siendo junto a las mujeres el mayor porciento de martirizados de ese total, marcando el cruel record de ser la mayoría de las víctimas, algo inédito en los anales de las guerras modernas.

Sumado a los asesinatos y atropellos despiadados, la potencia ocupante, Israel, incorporó a su masivo genocidio los cortes de agua y de las comunicaciones, el desabastecimiento planificado de combustible, alimentos, medicamentos e insumos médicos, así como el corte de electricidad y agua potable. Aberraciones dirigidas a imponer el desplazamiento obligatorio a los habitantes de la Franja de Gaza.

Las profecías y anuncios que destilan genocidio abiertamente, así como las amenazas de índole nuclear, han adornado el relato y los discursos de los principales directivos del sionismo o nazi sionismo, como ahora oportunamente se les califica.

Con este genocidio Israel desconoció cualquiera de los límites mínimos, conque aún la humanidad contaba para impedir un nuevo holocausto; simplemente ese atropello criminal que el noble pueblo judío sufrió, ahora los nazi sionistas lo han multiplicado, a expensas de armas más eficaces en el oficio de asesinar a indefensos, provenientes del insaciable complejo militar industrial norteamericano.

Se tiene la sensación que la absoluta deshumanización de este conflicto, podría convertirse en cualquier momento en la norma, que se naturalicen prácticas que posterior a la segunda guerra mundial, habían sido codificadas como delito de lesa humanidad y eventualmente aborrecidas desde la política, desde lo jurídico y desde lo ético.

Todas esas premisas parecen haber volado en mil pedazos, con los innumerables impactos de bombas de fósforo blanco lanzadas por las hordas nazi sionistas, sobre un pueblo diezmado en no menos del 1% de su población, destruido más del 70% de su infraestructura.

En pocas palabras, que la impunidad de los poderosos campee por su respeto, cobijados por el imperio, el norte revuelto y brutal que nos desprecia, como calificó José Martí a Estados Unidos, valga la evocación.

El mundo contempla lo peor del capitalismo de rapiña, que se expresa en la codicia de los mandantes israelitas, justificada con alucinantes preceptos de dudoso origen religioso.

Ha visto también como lejos de amainarse, los pueblos siguen obstinadamente expresando, con multitudinarias manifestaciones, que eso es inaceptable, a pesar del silencioso ruido conque algunos emporios mediáticos abordan el asunto, en actitud que termina siendo cómplice de los verdugos.

Más allá de la preocupación por los rehenes capturados por la resistencia palestina, su número y sufrimiento resulta francamente incomparable con las víctimas inocentes en la Franja de Gaza. Nunca se podrá admitir que se obvie, que se solape o que directamente se niegue, el asesinato de más de 12 mil niños; la gravedad del dato es inadmisible, no requiere mucho análisis.

Por su parte, el conflicto tiene, probablemente desde su inicio, un carácter internacional, de allí la pertenencia de buscarle una solución desde la multilateralidad. En tal sentido debe descartarse totalmente que sea un enfrentamiento entre un estado agredido y agresores sindicados de terroristas. Al fin y al cabo el conflicto palestino/israelí suma más de 75 años, donde los segundos se comportaron claramente como ocupantes de tierra ajena, más allá de la admitida por el sistema deNla ONU.

El crimen ya está siendo procesado en la Corte Internacional de Justicia, que según observadores especializados, podría demorar meses e incluso años en emitir un veredicto, que debería declarar a la camarilla nazi sionista como criminales de guerra. Al menos es lo que esperan miles y miles de seres conmovidos por la masacre de los acusados.

En el ínterin otras fuerzas y países se han ido involucrando en los enfrentamientos, aportando al carácter internacional de la confrontación también desde el ámbito estrictamente militar. El caso más épico resulta el de los llamados huties, una milicia rebelde yemenita, que mantiene en vilo el paso por el estrecho de Bad al Mandeb, en el Mar Rojo, por donde circula no menos del 22% del comercio mundial. También incrementan su participación el grupo Hizbullah, eternos rivales de los nazi sionistas, asentados en territorio libanes.

Resulta evidente que se mantiene latente el potencial de que la conflagración se regionalice aún más, que pende como espada de Damocles sobre el resto del mundo, por sus efectos catastróficos no solo en innumerables sumas de más masacrados, sino por su impacto en la ya alicaída economía mundial.

En este contexto, una vez más Cuba se involucra, no solo con la firme y oportuna denuncia, partiendo de su proverbial prestigio internacional, sino adelantando nuevas propuestas que busquen una salida justa.

En ocasión de la XIX Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) en Uganda, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, expresó: …. “cada minuto de impunidad, de pasividad, de dobles raseros o de silencio, costará más vidas de inocentes. La comunidad internacional tiene que actuar ya”.

Por su parte, el Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, al frente de la delegación cubana en el evento, anunció las propuestas concretas de su país para contribuir a una pronta solución del problema.

La proposición se resume en demandar el cese inmediato del fuego y el envío de una Misión Internacional, autorizada por la Asamblea General de la ONU, con el mandato de garantizar la seguridad y protección de la población civil y facilitar la entrega de la ayuda humanitaria; también convocar a una sesión reanudada del período extraordinario de sesiones de emergencia de la mencionada Asamblea General, ocasión en que el MNOAL pueda proponer una Conferencia de Paz bajo los auspicios de las propias Naciones Unidas, que reitere el derecho inaplazable de que los palestinos dispongan de un Estado independiente según las fronteras anteriores a 1967. Por último, apoyar el pronto ingreso del Estado de Palestina como miembro pleno de la ONU.

La postura de Cuba está muy clara. En tal sentido vale la pena evocar lo que en su momento señaló el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, compañero Miguel Díaz-Canel: … “¿permitirá la comunidad internacional que continúe esta situación insostenible?”…. “la historia no perdonará a los indiferentes. Y no estaremos entre ellos”…

Foto de portada: Tomada de Correo Canadiense

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